VALÈNCIA/CASTELLÓ. En las ciudades, como en la vida, es muy importante mantener la cabeza bien alta y mirar hacia arriba. Quien no solo mira a sus pies puede descubrir fachadas impresionantes, lugares ocultos y puede que algún tejado que se le hubiera pasado desapercibido. Mirar hacia arriba, en su sentido más literal, puede referirse también a nutrirse de referentes para seguir trabajando. En el mundo de la arquitectura dos grandes iniciativas ayudan a mirar hacia estos referentes en clave femenina, la aplicación móvil NAM (Navegando Arquitecturas de Mujer) repasa algunas construcciones de mujeres de toda España que se distruibuyen a lo largo y ancho de todo el mapa.
Por otro lado publicaciones como Arquitectura con arquitectas analizan la importancia de estos nuevos referentes en las aulas además de contemplar lo que supone la inclusión de estas en la creación de nuevos edificios y espacios en las ciudades -más conscientes y abiertos para todos los públicos- como puntualiza una de las autoras: Raquel Martínez. Junto a ella Marina Sender, Presidenta del Colegio de Arquitectos de València contempla también como este tipo de propuestas ayudan a que el número de alumnas inscritas en arquitectura sea cada vez mayor.
Junto a la editorial Ediciones Asimétricas y de la mano de Fermina Garrido y Elena Escudero la autora Raquel Martínez publica Arquitectura con arquitectas, un libro en el que se sirven de jornadas de la mujer y la arquitectura y de experiencias de mujeres en el mundo de la arquitectura para contemplar cómo han cambiado los espacios y edificios gracias a la presencia femenina en estos. El libro, basado en jornadas, coloquios y construido a través de la mirada de mujeres arquitectas propone nuevos referentes para quienes están aún en su fase de formación: “Son las propias estudiantes las que quieren hablar de estos referentes y las que las reconocen en sus textos y trabajos. Gracias a las estudiantes fuimos montando distintas jornadas anuales y fuimos invitando a otras compañeras y arquitectas a participar en el libro para que esta experiencia se viera reflejada”, añade Martínez sobre la composición de Arquitectura con arquitectas.
Para organizar estos conceptos el libro se divide en tres apartados clave: por una parte trabaja sobre la necesidad de tener nuevos referentes en las aulas y rescatarlos, nombres de arquitectas que tal vez “quedaban tapados por los de sus compañeros masculinos”. Por otro lado se señalan el “otro tipo de arquitecturas” como puede ser el interiorismo o el diseño de mobiliario: “Eran consideradas facetas menos conocidas o menores de la arquitectura, cabe reflexionar cómo enriquecen el espacio y que no existe una sola forma de hacer arquitectura”. Finalmente se centra en la ciudad y el entorno urbano y analiza como la presencia de mujeres en esta construcción permite que las ciudades sean “mucho más amables” con su propio entorno.
“Cuando hablan las arquitectas se centran en la ciudad y en los cuidados dentro de esta. De alguna forma empiezan a formar parte de la conversación colectivos tradicionalmente olvidados como pueden ser los niños o las personas mayores, también las personas con discapacidad”, añade la autora, quien reflexiona como las arquitectas ponen la mirada en estos grupos, “se nota un tipo de construcción más consciente en la que se centra en su propia experiencia, se generan espacios que se intenta que sean más espaciosos y seguros”. Esto se puede percibir, por ejemplo, en la cercanía entre varios bancos para evitar que una persona mayor se canse, o en cómo se coloca la iluminación en una calle, evitando las manzanas cerradas y las calles vacías.
Iniciativas como la aplicación NAM (Navegando Arquitecturas de Mujer) recoge las obras de arquitectura generada por mujeres en la que son las propias arquitectas y los usuarios quienes pueden añadir información sobre estas construcciones por toda España. La aplicación, sirviéndose de Google y de la colaboración de los propios usuarios, selecciona puntos de interés de las construcciones e información básica como la autora, el año del proyecto, documentación gráfica y algunos datos del espacio. El objetivo de la aplicación es poder mostrar referentes de arquitectura creada por mujeres. Autoras como Raquel Martínez consideran que este tipo de iniciativas resultan clave para generar nuevos referentes en la escena: “Es importante señalar a las mujeres que han formado parte de la arquitectura, de la ciudad y de los cuidados de esta y que sirven como referentes para futuras arquitectas”.
Por su parte, desde el Colegio de Arquitectos de València, Marina Sender considera que este tipo de iniciativas son muy importantes de cara a la docencia y a la investigación sobre estos perfiles: “En la aplicación de momento solo hay una pequeña parte de todas las mujeres que forman parte de la arquitectura española pero es algo que va en aumento. Desde este aumento de referentes se contempla como la presencia de la mujer en las escuelas de arquitectura es cada vez más importante, como lo es el ejercicio de la profesión”. La presidenta del Colegio de Arquitectos añade también que esta iniciativa es clave para el reconocimiento social de estos perfiles: “Cualquier acción que difunda estos nombres es clave, va generando nuevos referentes y otorgando seguridad y presencia de las mujeres arquitectas que tal vez hayan estado de normal en segundo plano”.
La valenciana Lourdes García Sogo es una de las protagonistas de la aplicación NAM con trabajos tales como la rehabilitación del Puente Villanueva de Castellón y Nuevas Plantas como la vivienda unifamiliar Casa Murta ubicada en València. También ha participado en reformas de locales más actuales como el local de ocio Electropura, ubicado en Ruzafa, en el que trabaja un espacio serpenteante en el que combina geometría y curvas para que se pueda ofrecer un espectáculo en directo con un buen juego de luces y proyecciones. La arquitecta ha trabajado también en proyectos como la rehabilitación del Teatro Romano de Sagunto o el Museu de Belles Arts.
También la madrileña Blanca Lleó, si bien no es valenciana, guarda un especial vínculo con Castellón. El primer proyecto que desarrolló desde su estudio de arquitectura fue precisamente en Nules. En 1988 la profesional escogió este municipio de Castellón en medio de un concurso nacional que pedía construir faros en todo el país. De entre todas las costas, la arquitecta escogió Nules porque, según explicó posteriormente, le llamó la atención que se ubicara en una zona con 300 metros de costa. El faro fue construído en 15 días y 15 noches y logró ganar el primer premio de dicho concurso, por lograr generar "un paseo vertical".
Por su parte, la arquitecta Carla Sentieri aparece "mapeada" con un trabajo de reforma en una vivienda particular de la década de los 2000. En esta trabaja sobre un edificio proyectado en el año 1967 por el arquitecto Luis Mares, en un espacio ubicado cerca de los Jardines Viveros. Dentro de este edificio trabaja con tres zonas entre las que hay una terraza, una zona de “noche” y una zona de servicio con cuartos de baño, aseo y un pequeño estudio. Tal y como lo especifica la aplicación NAM esta propuesta de reforma altera la formaoriginal y permite que sus habitantes se apropien del espacio, poniendo a las personas en el medio de la conversación del espacio.
Otra de las mujeres que han ayudado a transformar el paisaje de la Comunitat Valenciana es Carme Pinós, Premio Nacional de Arquitectura. La profesional se encargó de adecuar el Paseo Marítimo Juan Aparicio de Torrevieja, pero una de sus obras más destacadas reside en Morella. Pinós dio luz a una escuela residencia que ya fue reconocida en 1995 con el Premio Nacional de Arquitectura por integrarse a la perfección bajo la montaña desde la que nace este pueblo del interior de Castellón.
Sender considera que cuando “resuenan” los nombres de las mujeres arquitectas se genera una especie de efecto cadena en el que cada vez aumenta más el número de arquitectas: “Hay una mayor tendencia a que haya más mujeres colegiadas, hay una mayor presencia de mujeres en el ejercicio de la profesión y creo que es una cosa que por lo general va a ser cambiante. De esta forma la sociedad también comprende que las mujeres pueden ejercer en la arquitectura con plenitud de derechos y capacidades”, y añade, “no solo a nivel de las escuelas sino a nivel social y de reconocimiento que espero que sea cada vez más grande”.
Susana Babiloni Chust, primera mujer presidenta del Colegio Territorial de Arquitectos de Castellón, también cree que este tipo de proyectos ayudarán, sin duda, a generar cambios: “Que se dé visibilidad a arquitectas con trayectoria y también jóvenes, ayuda a crear referentes y a demostrar que somos igual de competentes. Las mujeres somos capaces de percibir la arquitectura holísticamente y atender a todos los usuarios. Así como los hombres también. Al final lo importante es que haya distintos perfiles, que se abracen todo tipo de sensibilidades y se de respuesta a todo tipo de problemas sociales”.
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