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tribuna libre / OPINIÓN

La arquitectura sostenible nos conduce hoy al mañana que deseamos

7/10/2019 - 

En 1985, la Asamblea General de la ONU, atendiendo a una recomendación de la Comisión de Asentamientos Humanos, designó el primer lunes de octubre de cada año como el Día Mundial del Hábitat con el objetivo de reflexionar sobre el estado de nuestras ciudades, así como de reconocer las contribuciones, individuales o colectivas, a la mejora de las condiciones de todo tipo de asentamientos humanos.

Si alguien piensa en la arquitectura como parte esencial de la tarea de humanizar el entorno, de habilitarlo para la actividad humana, las acciones de transformación que ello implica deben analizarse y encajarse dentro de un sistema general de sostenibilidad que abarque todos los aspectos que hoy engloba esta noción. Es cierto que, en muchos momentos de la historia, la arquitectura se ha desarrollado al margen por completo de los ejes básicos conceptuales de la integración medioambiental y de las condiciones socioeconómicas de la mayoría de personas, pero no puede soslayarse que estas condiciones del medio natural y esta dimensión social influyen radicalmente en este tipo de acciones y en las condiciones de vida de sus destinatarios. Tomando como punto de partida estas premisas, depende de la voluntad de la totalidad de agentes implicados en cada momento, de todos nosotros (cada uno en la medida de lo posible), el aprovechamiento (o no) de cuantas capacidades puede brindarnos el medio y el contexto. Dejar de lado este aprovechamiento es un lujo absurdo que no podemos permitirnos en nuestro tiempo.

Ante la ceguera institucional de muchos países y regiones que miran hacia otro lado en lo que concierne al cambio climático y sus consecuencias en nuestro día a día, ello desde posiciones no científicas y obedeciendo a intereses espurios,  el gobierno del Botànic viene apostando por la arquitectura como saber elemental y estrategia para reducir de manera drástica nuestro impacto en el territorio y, en especial, para tratar de mejorar las condiciones de habitabilidad de los ciudadanos y como mecanismo para luchar por la justicia social y la igualdad en lo tocante a las oportunidades laborales que traen consigo cuantas actividades tienen que ver con la nueva construcción y la rehabilitación.

Es evidente que existe ya arquitectura que ha demostrado que abrazar la sostenibilidad de forma radicalmente sana es posible, pero no es menos cierto que se trata de casos inusuales que debemos convertir en habituales, impulsando y potenciando estas acciones para que lleguen a la mayoría de los ciudadanos a través de una mejora real de sus condiciones de vida.

La arquitectura es el escenario de nuestras vidas, da forma a nuestra propia experiencia sobre quién somos y dónde estamos en el mundo. Los edificios son oportunidades para nuestras relaciones, a nivel familiar, profesional, de salud y de ocio. Y por ello la arquitectura no puede desconocer las dificultades para dotar de vivienda digna a todos los ciudadanos, para favorecer la emancipación de los jóvenes, para mantener las viviendas en óptimas condiciones de habitabilidad en otros casos y tampoco la elevada (y creciente) carga económica resultante de la adquisición o arrendamiento de una vivienda. Tampoco puede desconocer la existencia de viviendas vacías en contraposición a las situaciones antedichas. Y aunque es cierto que muchas de estas cuestiones dependen de circunstancias socioeconómicas al margen propiamente de la arquitectura, no pueden ser desconocidas desde nuestro prisma. Por ello surgió en la legislatura pasada la Ley 2/2017, de 3 de febrero, por la Función Social de la Vivienda de la Comunitat Valenciana, profundizándose en esta nueva etapa en llevar a término la misma.

La arquitectura concebida desde la necesidad de llevar a cabo un uso eficiente de cuantos recursos se hallan a nuestro alcance, en edificios nuevos y rehabilitados, y también en espacios urbanos, contribuye directamente a mejorar la calidad de vida de la comunidad, tanto en términos de sostenibilidad como de equidad social, salud e incluso de resiliencia. Puede servir para afrontar estos problemas de forma integral y aportar soluciones imaginativas a los mismos atendiendo a las necesidades colectivas más acuciantes.

Con este fin, y desde el concreto ámbito que nos ocupa, las soluciones innovadoras y las perspectivas de diseño funcionales vinculadas a la arquitectura juegan un papel decisivo a la hora de ir más allá de los parámetros tradicionales e inercias negativas, y de abordar los desafíos que el cuidado del medio ambiente nos depara en estos tiempos.

Se debe tener en cuenta el impacto que va a tener un edificio durante todo su Ciclo de Vida, en todas las etapas, y considerar los recursos que va a utilizar, los consumos de agua y energía de los propios usuarios y en procesos de rehabilitación o, en su caso, cómo se gestionarán los residuos una vez que el edificio agote su uso.

Las acciones fundamentales para conseguir una edificación sostenible, y energéticamente muy eficiente, requieren la utilización de estrategias pasivas, basadas en el diseño arquitectónico y constructivo, a fin de minorar la demanda de energía de los edificios y, desde ahí, profundizar en la consecución de sistemas eficientes y la incorporación de energías renovables que puedan satisfacer esa mínima demanda de energía e, incluso, producir excedentes. Se trata de compartir desde todos los ámbitos una misma aspiración: que no exista un solo proyecto que no resulte sostenible.

Hace dos años, el ganador del Premio Gothenburg de Sostenibilidad, un premio internacional que reconoce a un individuo, o grupo, por el desempeño sobresaliente y sus logros hacia un futuro sostenible, fue entregado por primera vez a un arquitecto, el chileno Alejandro Aravena. Antes lo habían recibido científicos, ingenieros y ecologistas. Ello evidencia que la sostenibilidad en la arquitectura es un eje vertebrador que ha venido para quedarse. Como el jurado del Premio Gothenburg alegó, el diseño no sólo supone la elección de los materiales sino también cómo el medio ambiente va a ser materializado, cómo los productos y servicios van a ser usados, y cómo la gente va a vivir allí. En muchas ocasiones, no se trata de encontrar la solución técnica adecuada sino de dar con la solución holística que mejore la calidad de vida de la gente. El ganador Aravena sintetiza con claridad cómo ha de hacerse arquitectura “aplicando una filosofía de diseño que incluye a los ciudadanos como parte de la solución y no parte del problema, creando puentes de confianza entre la gente, el gobierno y los negocios. Las tres dimensiones de sostenibilidad se equilibran en un proceso participativo: social, ambiental y económicamente”.

Retomando la conmemoración del Día Mundial del Hábitat antes aludida, es preciso destacar que los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), se adoptaron por la ONU para proteger el planeta y dotar a todas las personas de paz y prosperidad para 2030. Mientras empezamos a asumir estos ODS, la arquitectura cobra importancia en la propagación y aplicación de los objetivos dentro el escenario global. Diseñar edificios de acuerdo con los ODS asegura la creación de lugares más saludables y, por tanto, personas, comunidades y sociedades más sanas. El Objetivo 11. ”Ciudades y Comunidades Sostenibles” nos impulsa a crear espacios más inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles.

En su discurso en las Naciones Unidas, Alejandro Aravena dijo: "Es un error pensar que si el problema es grande, la solución también debe ser grande. Las soluciones al cambio climático pueden ser abordadas por diseños arquitectónicos específicos".

El futuro que queremos incluye ciudades de oportunidades, con acceso a servicios básicos, energía, vivienda, transporte y más facilidades para todos. La arquitectura sostenible es el vehículo más adecuado para conducirnos hoy al mañana que deseamos, y ésta es la apuesta de la Generalitat. Nuestra apuesta.

Laura Soto Francés es secretaria Autonómica de Arquitectura Bioclimática y Sostenibilidad Energética, Vicepresidencia Segunda y Conselleria de Vivienda y Arquitectura Bioclimática

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