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La batalla del Perte de los chips se desata y consigue dejar en segundo plano al 5G

El evento V5G Days aplica un principio de realidad al 5G en España, pendiente todavía de desembarcar en el sector industrial, y abre un intenso debate en torno al plan del Gobierno sobre los microchips por su potente apuesta por la fabricación

1/06/2022 - 

VALÈNCIA. La ola de inversión anunciada para el Perte de los microchips ha logrado un hito que parecía inalcanzable, el de cubrir con su sombra a la refulgente promesa tecnológica de los últimos años, el mirlo blanco del sector en España, y en el resto del mundo: el 5G. Basta recordar el incontestable aura de estos dos caracteres en las grandes citas de finales de la pasada década, desde el Mobile World Congress al CES de Las Vegas o la gran feria de la industria 4.0, la Hannover Messe, que por cierto celebra estos días su vuelta a la presencialidad.

En el evento V5G Days, que ha tenido lugar en Valencia, el sector tecnológico ha repetido esa forma tan característica suya de obrar: sobre el 5G recae ahora el principio de realidad, se ha expuesto el punto todavía incipiente de su desarrollo de negocio, que era bien conocido, sin edulcorantes, a la espera de casos de uso sólidos y escalables. Pero la ensoñación y la energía productora de futuros posibles siguen ahí, se han utilizado para poner en valor el potencial de las industrias vinculadas al Perte de la microelectrónica y los microprocesadores, desde los diseñadores de chips (fabless) y de tecnologías relacionadas con ellos (more than Moore), hasta la fotónica y, por supuesto, las fundiciones, los fabricantes, las famosas foundries.

De forma transversal, el asunto de la escasez de talento: las universidades no generan el volumen de profesionales que requieren planes tan ambiciosos como la Directiva de Chips de la UE y los fondos del Plan de Recuperación en España y en Europa. De modo que habrá que plantearse seriamente una estrategia de captación de talento en otras regiones del mundo, incluida Asia.

Una de las figuras del evento era, sin duda, el director general de Qualcomm para España y Portugal, Douglas V. Benítez. Fue uno de los que optó por mostrar esa realidad del 5G que va más allá de la confusión de expectativas. “El año que viene alcanzaremos los 1.000 millones de conexiones 5G, esto no había pasado nunca en la historia de las telecomunicaciones, la velocidad de adopción es tan brutal que hay gente hablando ya de 6G”, afirma.

Pero ¿dónde estamos ahora? “Estamos en la primera generación, que es el release 15 del 5G, así que queda mucho por construir. Estamos ya con las primeras redes SA, que es release 16, y luego vendrán los siguientes release 17, 18 y 19 que es cuando el 5G empezará a desplegar sus características en el mundo industrial”. La industria será el primer desembarco del 5G, como es bien sabido en el sector tecnológico desde hace años y como se puso de manifiesto en la presentación de casos de uso por parte de compañías como Telefónica, Idrica, Ericsson, Orange o Huawei España. Sólo Vodafone llegó hasta el consumidor final con su propuesta de coche conectado.

“La inteligencia artificial empieza a llegar a esas interfaces de radio tomando decisiones y seguirá creciendo hasta que lleguemos a las release 20 y 21 ya con el 6G”, señala Benítez. Será en ese punto cuando el 5G explote a nivel comercial, algo obviamente deseado por las operadoras que llegan al consumidor final. Se hará esperar, por tanto. El director del Observatorio 5G, Federico Ruiz, confía en que no se alargue demasiado porque “el 5G industrial es apasionante, pero necesitamos el 5G de ocio, de consumidor, es lo que atrae las inversiones. Nada hay más exigente que desplegar un caso de uso genérico para una audiencia mundial”. La clave será hacer un “uso innovador de un espectro mucho más atomizado conforme nos acerquemos al 6G”, afirma. Foto: EDUARDO MANZANA

La batalla del Perte

Los momentos más intensos de V5G se han producido cuando se ha aparcado el asunto del despliegue y llegada al mercado del 5G y ha salido a colación el Perte de los microchips. Voces de peso invitan a no aplicar todo el esfuerzo en la captación de foundries, que es a lo que van destinados el 75% de los fondos.

Marcos Martínez, director of connectivity standars de Maxlinear, se muestra “bastante escéptico sobre el tema de fabricación”, e insta a que “objetivos muy ambiciosos no dejen en segundo plano objetivos más flexibles como más fabless o empresas more than moore. Estamos hablando de meter 12.000 millones de euros en microelectrónica sabiendo que cada año salen 200 ingenieros de las universidades, de invertir 9.000 millones en fábricas, pero 80 millones en talento. Invirtamos muchísimo más dinero en crear ese ecosistema”.

Javier Calpe, Design Center Manager de Analog Devices, defiende su modelo de producir sólo aquellos diseños en los que se aporta un grado de especialización, y advierte de que “hay países que orientan su crecimiento sobre sus puntos fuertes, pero como españoles nos encanta cambiar radicalmente y pasar a hacer algo distinto. No hace falta que nos reinventemos continuamente”.

Carlos Pardo, CEO de KDPOF, que sirve a grandes corporaciones del automóvil, defiende la industria del encapsulado, test y ensamblado, fundamental para garantizar que un microchip se embarque en un dispositivo. Su compañía ha logrado incorporarse a un IPCEI (Important Projects of Common European Interest) que le permitirá crear una línea de producción de 100 millones de microchips de optoelectrónica. “Hay vida más allá de las foundries”, proclama.

El Perte debería dedicar un mayor esfuerzo, sostiene, al problema del talento. “Pese a los miles de millones que se han invertido por la Directiva de Chips, las universidades europeas no van a poder abastecer de talento. Yo necesito traerme talento de Asia, parte del Perte debería ir dirigido a esa estrategia de traerte talento del extranjero, a ayudar a pagar la diferencia salarial. Hay que apoyar a las universidades y a las empresas que atraemos talento”.

El capítulo de sectores solicitantes de más protagonismo en el Perte de los microchips, frente a los 9.350 millones previstos para plantas de fundición, se completa con la fotónica. Iñigo Artundo, CEO de VLC Photonics, aporta dos claves: “hemos hecho un análisis de entre 20 y 30 estudios de mercados, y todos van en un rango de entre un 20% o 30% de crecimiento anual compuesto, pocos sectores habrá con estos ritmos de crecimiento, ahí la apuesta industrial y de negocio es clara”.

Junto a ello, continúa, “si miras el número de publicaciones y startup creadas en los últimos 5-10 años en el área de fotónica integrada, Estados Unidos y Asia están todavía lejos de lo que se ha creado en Europa, claramente hay un liderazgo en Europa. Si como inversión a medio y largo plazo quieres explotar ese conocimiento y expertise, la apuesta tiene que ser decidida”.

El principal defensor de la carrera por atraer foundries acabó siendo Douglas V. Benítez, para quien “la crisis se debe a la falta de fundición, de producción, no se debe a la falta de diseño, sino de fábricas”. Según su visión, Europa tiene 9% de cuota de mercado de capacidad de producción, pero “el 80% son nodos maduros y 50% están por encima de 150nm, es decir, son nodos muy maduros”. Los nodos mainstream (11-40 nm) sirven prácticamente para todo lo que lleva microchip y los avanzados son los de menos de 10 nm. “El problema con la Ley de Moore no es técnico, sabemos que es posible bajar a 1 nm, sino económico”, señala.

Según dice, “va a cambiar la dinámica del mercado. La industria trabaja de la mano de las fundiciones, pero si ya no es económicamente viable seguir bajando, las empresas no seguirán avanzando en nodos, lo cual creará un cuello de botella. En algún momento nos estancaremos. La demanda de chips maduros seguirá estable y cambiará la dinámica de los mainstream. Hemos dicho a Gobierno España que, si quiere estar en la vanguardia y reequilibrar chips, debe enfocarse a chips de vanguardia, porque la mayoría de la industria estará ahí en cinco años”.

Foto: EDUARDO MANZANA 

La equidistancia

Tanto el presidente de Ametic, Pedro Mier, como el director de Conectividad Inteligente en la Mobile World Capital Barcelona, Eduard Martín, muestran el perfil más institucional. Este último admite la “necesidad de que Europa se embarque en la aventura de tener su propia producción de chips y de gestionar el mundo de los semiconductores. Soy fan del Perte, otra cosa son los 9.325 millones que van a la fabricación, estaría muy bien que llegase a muy buen puerto para que la generación de ecosistema pueda favorecer que la industria que provee de 5G salga adelante y para que puedan aparecer servicios sobre estas infraestructuras”.

Para Pedro Mier, “estamos en el momento. Es especialmente interesante. Europa se está enfocando en la reindustrialización digital y sostenible”, y hay que “saber aportar, de ahí la importancia de la soberanía estratégica, que no es autarquía, sino ser socio”. En Ametic “venimos advirtiendo desde hace tres años del riesgo de no tener capacidad de diseño y fabricación a nivel europeo. Los hechos lo han puesto de manifiesto de manera amplia y aguda. Sabemos lo que están sufriendo grandes industrias como el automóvil. Los Tier 1 y Tier 2 tienen que transformarse y muy rápidamente y muchos viven de hacer piezas del motor de combustión, tienen que pasar de ser compañías centradas en la mecánica a estar centradas en la microelectrónica, electrónica y nuevos materiales”. Y un mensaje de confianza: “Valencia es uno de los polos de innovación importantes, no siempre bien visualizados”.

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