VALÈNCIA. España encabeza el retraso de la maternidad en Europa. La media, según datos del Instituto Nacional de Estadística, se sitúa en los 32,5 años en 2016, cuando diez años atrás esa media se situaba en 31,4 años. En el IVI sitúan esa cifra entorno a los 38,4 años. Es la edad media de las pacientes que acuden a ese centro para someterse a algún tratamiento de fertilidad.
Una cifra que crece año tras año, ya que en 2006 la edad media de las pacientes del IVI era de 36,1 años. “Es importante señalar que cuando la edad media a la primera maternidad se sitúa en los niveles actuales, en torno a los 30 años, los efectos de un retraso mayor se magnifican. A estos niveles, el retraso de un año adicional de la primera maternidad se traduce en un incremento final de cerca de 2 puntos en la proporción final de mujeres sin hijos”, señala el estudio ‘La infecundidad en España: tic-tac, tic-tac, tic-tac !!!’ elaborado por el Centre d’Estudis Demogràfics de la Universitat Autonoma de Barcelona.
Las causas más frecuentes de este retraso suelen ser dos: el desarrollo de la carrera profesional y la búsqueda de una relación estable. Según el Estudio Anual 2017 sobre la Evolución Social y del Empleo en Europa (ESDE) de la Comisión Europea, la falta de empleo y la inseguridad de ingresos está afectado a la independencia de los jóvenes y a la capacidad de la formación de familias.
Una tendencia que se extiende por la gran mayoría de países de la UE, pero que en España se vuelve más alarmante al estar a la cola de Europa, también, respecto al número de hijos por familia (1,3).“Además, nuestro país está a la cola de los países europeos en cuanto a políticas de conciliación que protejan la diada madre- bebé, como ejemplo decir que las instituciones no proveen ni siquiera medios para que la madre pueda proveer a su criatura de los seis meses de lactancia materna exclusiva que recomienda la OMS. Hoy en día es reconocida la importancia de vínculo materno filial en el bienestar de la criatura y de la futura persona adulta.
De esta manera nos encontramos ante el dilema de elegir entre nuestra carrera profesional y la maternidad como elementos casi excluyentes. Esto unido a la idea "del reloj biológico", es un elemento de presión importante a la hora de decidir cuando y cómo ser madres”, apunta Sara Jort, psicóloga y psicoterapeuta Gestalt, especializada en Psicología Perinatal y fundadora de la Asociación Española de Psicología Perinatal.
Y es que, aunque parezca un mito, el reloj biológico existe. Con 25 años hay un 25% de opciones por ciclo de quedarse embarazada. Con 35 años se reduce a un 12%, con 40 años un 5% y con 45, solo hay un 1% de posibilidades. La reserva ovárica va descendiendo con el paso del tiempo y la calidad también. Sara Jort asegura que las mujeres somos muy conscientes de la disminución de la fertilidad relacionada con la edad y de los riesgos de salud asociados a posponer la maternidad después de los 35 años.
“Se habla frecuentemente de mayor riesgo de abortos, anomalías cromosómicas, presión arterial alta… y algo menos conocido y sin embargo muy importante es el aumento de probabilidad de cesáreas, inducciones y más medicalización durante la gestación y el parto- nacimiento en general. Podemos entender que entrar en el proceso de maternidad con esta información tan presente es un elemento que causa miedo y estrés en las mujeres”. A ello se une una mayor incertidumbre, “asociada a si en algún momento podrán efectivamente formar una familia”.
Por ello no es de extrañar que las mujeres que han decidido ser madre sin pareja hayan crecido un 34% en los últimos años. Esperan a encontrar una estabilidad emocional, pero al llegar a una edad sin pareja, deciden afrontar la maternidad en solitario. Y según la psicóloga valenciana, se asocia a las mujeres con edades superiores a los 35 años con personas muy asesoradas e informadas que las madres más jóvenes. Además, “algunos estudios comentan que la maternidad es más consciente, madura y, a la vez, son madres más preocupadas por sus bebés que mamás más jóvenes”.
A ello se suma que en esa decisión de posponer la maternidad “se cuenta con la expectativa de que la asistencia de la tecnología reproductiva está disponible por si en un momento dado fuera necesario. Sin embargo una vez en el proceso de búsqueda de un embarazo que no llega o ya en tratamientos de fertilidad, en retrospectiva si que habitualmente creen que sabiendo lo que sucede hubieran empezado antes su proyecto de familia”, apunta Sara Jort.
Por eso, la alternativa de la preservación de óvulos está aumentando en los últimos tiempos. Según los datos que posee el IVI, en los últimos cinco años (2012-2016) el porcentaje de pacientes que ha preservado ha crecido un 67% y en su mayoría (un 84%) son mujeres sin pareja.
Esta técnica permite preservar los óvulos de mujeres menores de 35 años, que quieren ser madres, pero deben postergarlo por motivos de trabajo, económicos, de pareja o por una enfermedad. Así tienes una garantía de que tus óvulos se mantendrán jóvenes hasta que sea el momento oportuno de quedarse embarazada, evitando la infertilidad por motivos de edad.