Al igual que sucediera con el requisito C1, el Consell de Govern de la instititución establece la necesidad de poseer este certificado para obtener una plaza de profesor titular
VALENCIA. El fomento del valenciano entre los cuerpos docentes se ha convertido en un reto imprescindible dentro de la Comunitat. Si bien los primeros pasos los ha dado la Generalitat en los niveles educativos obligatorios, ahora ha llegado el turno de las universidades. El Consell de Govern de la Universitat de València (UV) ha aprobado esta semana, durante la sesión del proyecto de presupuesto para 2017, una modificación del Plan de Incremento de la Docencia en Valenciano, que fue aprobado en 2012.
La vicerrectora de Estudios de Grado y Política Lingüística, Isabel Vázquez, ha explicado que el cambio concreta en qué momento se tiene que exigir la capacitación de conocimiento lingüístico del valenciano al profesorado. Una cuestión que ya suscitó polémica en su día, cuando varios profesores de la UV exigieron al rectorado que se eliminara el requisito del C1 en valenciano para nuevas contrataciones y ascensos, opinando que suponía una fuerte barrera de acceso. Ahora, será necesario contar con este título adicional, no en el momento de incorporarse a la institución (asociados, ayudantes doctores...), sino en la fase de optar a la estabilidad laboral (contrato indefinido, promoción a titular...).
La modificación ha sido aprobada por amplia mayoría, pero con la oposición de los representantes del estudiantado. Paula Sala, Anna Díaz, David Jiménez y Marisa Ciscar han coincidido en señalar que se trata de "un paso atrás" en la política de incremento de la docencia en valenciano. Por su parte, la vicerrectora ha ofrecido datos sobre el buen ritmo del plan de incremento de la docencia en valenciano, afirmando que en cuatro cursos se ha pasado del 22,7% de clases en la lengua propia en 2011/12 al 38,5% del curso actual.
“Todas las convocatorias de plazas de profesorado contratado doctor incluirán como requisito el nivel C1 de conocimiento del valenciano. También para la valoración de las solicitudes de promoción a plazas de profesorado titular en áreas de conocimiento con necesidades de personal con perfil lingüístico y sustituciones de profesorado que tenga asignada la docencia en valenciano”, reza el texto, que entrará en vigor en 2017.
Cabe recordar que las universidades funcionan como organismos autónomos en numerosos aspectos, y también en lo que a regulación lingüística se refiere, motivo por el cual no se ven afectadas por el Decreto de Plurilingüismo elaborado por la Generalitat valenciana, si bien se incluyen algunas recomendaciones al respecto. Tanto en el caso de la UV como en el de la Universitat Politècnica de València (UPV), las dos principales públicas del ámbito provincial, existe un Servicio de Política Lingüística que se encarga del asesoramiento en la materia, además de tener competencias ejecutivas al respecto.
Tal y como explica Alfons Esteve, director técnico Servei Política Lingüística de la UV, uno de sus principales cometidos es hacer valer el Plan de Incremento de la docencia en valenciano, aprobado en 2012 y anteriormente referido. Atendiendo al mismo, la UV debería asumir el 40% de la docencia en valenciano en una década, así como un 10% en inglés y un 50% en castellano. En facultades de gran envergadura, como es el caso de Medicina o Economía, se opta por la doble vía, e incluso a larga, la triple línea.
En lo referente a la certificación, ya es posible obtenerla a través de la Universidad. Así, se imparten clases de nivel B1 y B2 de inglés, pese a que los alumnos deben hacer un examen con la Escuela Oficial de Idiomas (Acles) para obtener finalmente el título. En el caso del valenciano, completar un itinerario con una cifra concreta de créditos puede acarrear directamente la acreditación, e incluso la capacitación. “La idea es que esto avance y, en un futuro, se establezcan convalidaciones comunes con más centros”, concluye Esteve.
De modo similar se manifiesta Sergi Linares, jefe del Servicio de Promoción y Normalización Lingüística de la UPV, quien apuesta por “aumentar la oferta en valenciano” en las titulaciones técnicas. “Echamos en falta un soporte de la Administración, nos gustaría tener el fomento de más programas”, afirma. Admite que normalmente solo hay un grupo por materia, por lo que la mayoría de las clases de la UPV se imparten en castellano, si en los campus de Gandia y Alcoi hay una mayor presencia de valenciano. No sucede lo mismo con el inglés, que sigue siendo una asignatura pendiente, pero ya tiene presencia en los grupos de Alto Rendimiento Académico (ARA), como por ejemplo en el Grado de Informática.
La gestión del multilingüismo se hace en el marco de tres referencias. En esencia se trata de hacer compatible el derecho del profesor con el del estudiante, todo ello dentro de un contexto académico, "de modo que haya un docente que se comprometa a hacer una materia en una lengua en un lugar concreto”, explica Linares. Para tal fin, la oferta queda registrada por Transparencia en el momento de la matrícula y los alumnos saben a lo que se atienen. “Es decisión de cada centro ver hasta dónde quiere llegar. La tendencia mayoritaria es que debería debatirse y tenerse en cuenta”, concluye el experto.