VALÈNCIA. Generar sinergias, potenciar acciones que fomenten el desarrollo de la I+D+i en la Comunitat Valenciana y que impulsen la competitividad del tejido empresarial y que aporten valor a la sociedad. Esos son los objetivos principales que se buscan en las colaboraciones entre los once institutos tecnológicos de Redit.
La complejidad de los procesos de I+D+i precisan de la cooperación de diferentes actores, con el objetivo de aportar un enfoque multidisciplinar que enriquezca la estrategia e incremente la efectividad en la orientación y el resultado final de los proyectos. Estas colaboraciones permiten optimizar recursos, sumar experiencias y abrir nuevas posibilidades y mercados lo que beneficia, finalmente, a las empresas, que ven aumentadas sus posibilidades de éxito.
Las alianzas estratégicas entre institutos tecnológicos son una forma de colaboración estrecha, con el objeto de adaptarse a las necesidades y demandas del tejido empresarial, ampliando la oferta y actividades de I+D+i, de los mismos, así como mejorar su posicionamiento y eficiencia.
En numerosas ocasiones, las demandas de proyectos de I+D+i de la empresas precisan de la intervención y cooperación entre diversos institutos tecnológicos, para dar una respuesta efectiva, adaptada e integral.
Para ello disponen de casi 1.900 profesionales, más de 200 laboratorios entre los que destacan los demostradores, que son espacios dirigidos a las empresas para que puedan ver las tecnologías y proyectos que se están realizando en los centros. Además, se cuenta con algunos laboratorios muy especializados y únicos en Europa, así como 14 observatorios tecnológicos, de mercado y de tendencias, que permiten a los institutos situarse por delante de las necesidades de las empresas.
En el último año, esos proyectos de I+D+i colaborativos estuvieron centrados en la sostenibilidad y la mejora de los sistemas productivos de las empresas. De acuerdo con sus objetivos fundacionales, Redit, con el apoyo del Instituto Valenciano de Competitividad Empresarial (Ivace), tiene como fin desarrollar un modelo de negocio sostenible capaz de generar valor compartido entre sus principales grupos de interés, así como en la sociedad en general.
Un ejemplo de ello es proyecto iMoLab, que busca reducir el impacto ambiental del transporte en las ciudades impulsando una movilidad inteligente, conectada y sostenible. En ello trabajan los centros IBV, ITE, AIDIMME, AIMPLAS, ITENE e ITI con la creación de un nuevo entorno de investigación para desarrollar nuevas tecnologías en materia de movilidad inteligente. “La colaboración de los institutos tecnológicos facilita la integración de la tecnología más avanzada en materia de movilidad, ya que integran sus líneas de actividad punteras en diferentes ámbitos como la energía, las infraestructuras para la movilidad, las comunicaciones o las necesidades y expectativas de las personas. Todo ello permitirá ofrecer servicios de I+D+i a las empresas de este sector tecnológico emergente, facilitando su desarrollo y evolución mediante un trabajo con un gran componente colaborativo”, asegura el director de innovación en Automoción y Movilidad del IBV, José Solaz.
En la misma línea se enmarca el proyecto Ecoglue II, de Aimplas e Inescop, que ha creado una nueva generación de bioadhesivos, para los sectores del calzado, transporte y construcción. Con las mismas propiedades que los adhesivos convencionales, presenta la ventaja de que se ha obtenido a partir de fuentes renovables y de ser desmontable, lo que facilita el reciclado.
Por su parte el proyecto Circular Carbon, impulsado por ITE y el ITC, un sistema demostrado de producción de carbón activo a partir de residuos, para su aplicación en energía. Esta planta favorece la transición energética, ya que se centra en la fabricación de materiales y electrodos para baterías a partir de un producto de alto valor añadido como es el carbón activo sostenible.
De la misma manera, Inescop, Aitex y Aiju han desarrollado en Elda, un Demostrador de Industria Circular, la primera planta industrial de Europa capaz de convertir los residuos de calzado, juguetes, bolsos y ropa en material reutilizable, es decir, en materia prima. Los residuos generados que vuelven a poder ser reutilizados, pueden transformarse en bancos, firme para parques infantiles e incluso en suela para calzado.
En línea con los principios de la economía circular, Ainia y el ITC-Aice, con la participación de la empresa Aceitunas Cazorla, han desarrollado el proyecto Green Brine, que cuenta con el apoyo de la Agencia Valenciana de Innovación (AVI) y está confinanciado con fondos Feder. Green Brine tiene como objetivo la valorización de salmueras mediante la integración de tecnologías verdes de bajo coste, con la intención de obtener compuestos de alto valor añadido, conseguir una depuración de agua y, además, generar productos de interés industrial como vectores energéticos y químicos.
Utilizando la simbiosis industrial entre 5 sectores de la Comunidad Valenciana (tratamiento superficial de metales, juguete y ocio infantil, cerámico, pintura y barniz, y metalmecánico) se ha desarrollado el proyecto EcoMARSI que trata de crear nuevos modelos de fabricación más sostenibles, minimizando el consumo de recursos fósiles gracias a las sinergias entre distintos sectores productivos y al uso de materias primas secundarias recuperadas de residuos, las cuáles hubieran ido a parar a un veredero autorizado, sin posibilidad de recuperación. En este proyecto han participado AIJU, ITC-AICE y AIDIMME.
A estos proyectos basados en la sostenibilidad y la economía circular, se unen otros donde la colaboración entre institutos va dirigida a mejorar los sistemas productivos de las empresas o a facilitar su digitalización. Por ejemplo, la creación de la UTE Uniti 4.0, para participar en el proyecto Activa Industria 4.0, puesto en marcha por el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo en colaboración con EOI (Escuela de Organización Industrial) y las comunidades autónomas, un programa de asesoramiento especializado y personalizado para empresas industriales españolas, realizado por entidades acreditadas con experiencia en implantación de proyectos de Industria 4.0. La UTE Uniti 4.0 está formada por ocho institutos tecnológicos miembros de Redit: ITI (coordinador de la UTE), ITC, AIJU, Aidimme, Aimplas, Inescop, ITE y Aitex. Todos ellos forman un equipo multidisciplinar que combina a la perfección conocimientos en tecnologías digitales con conocimientos en negocio y estrategia.
Otro ejemplo es el proyecto OSTEOCAR3D, impulsado por AIMPLAS y el IBV y financiado por el Ivace y los Fondos Feder, ha investigado sobre las metodologías y los materiales que doten a las empresas de novedosos procesos productivos que les permitan la fabricación de productos sanitarios a medida. Se trata de procesos que en la actualidad tienen muy pocas compañías del sector salud ya que requieren de métodos de diseño y tecnologías de fabricación que no están al alcance de la mayoría de compañías del sector.
A ellos se une el proyecto Ciutadà, puesto en marcha por el IBV y el ITE, un laboratorio de innovación ciudadana que integrará a las empresas en el entorno de la smart city y para ello creará un servicio de información cualitativa asociada a los datos, que permita a empresas, administradores e investigadores comprender el contexto social en el que se crean los registros, con el fin de enriquecer los análisis de big data y mejorar los procesos de toma de decisiones.
Todos estos proyectos tienen como objetivo la transferencia de conocimiento a las empresas y potenciar la actividad innovadora como generadora de riqueza. “Y para ello —tal y como ha destacado el conseller de Economía Sostenible, Sectores Productivos, Comercio y Trabajo, Rafael Climent— es fundamental la colaboración entre los centros tecnológicos para que todo el conocimiento llegue al tejido empresarial de la Comunitat y nuestras pymes ganen en competitividad y productividad".