VALÈNCIA. La colección Gerstenmaier ya descansa en una sala propia del Museu de Belles Arts de València. La donación del mecenas alemán y su pareja Leoncio Fernández se presentaba ayer y se completaba un viaje que puede tener varios inicios: el pasado mes de marzo, cuando se anunció que el testamento del coleccionista había legado a València 19 óleos y 23 obras gráficas, o en 2014, cuando la pareja mostró esa misma colección en una exposición en el Centre del Carme, o en los 80, cuando empezaron a comprar obras. En todo caso, el de ayer era un día emocionante: Fernández se despedía de las obras con orgullo pero pesadumbre y las ofrecía “a todos los valencianos y a toda España”; el director del museo, Pablo González Tornel, y la secretaria autonómica de Cultura, Raquel Tamarit, los recibían con una ilusión difícil de simular —“entre todos los museos del mundo, han decidido donar estas obras de gran valor a este”, apuntaba Tamarit—.
Y así ha sido, entre todos los museos del mundo, tal vez el del Belles Arts de València sea uno de los más apropiados para recibirlos porque era la pata que le faltaba. Tras la colección de barroco italiano y una muestra de todas las escuelas castellanas, Amberes era la cuenta pendiente, “la espinita”, según calificó González Tornel. Ahora, una sala muestra obras de autores como Jan Van Kessel el Viejo o Juan Van der Hamen. La joya de la corona sigue siendo, sin embargo, Viaje de Cumberland, que ha sufrido una importante modificación en su catalogación tras el informe del experto Alejandro Vergara, que ha rebajado la autoría de un Rubens a una obra del taller del artista, depreciando así su tasación en casi una décima parte de lo esperado. Ahora, descansa en el Belles Arts, igual de imponente a ojos de los visitantes, con una cartela con la nueva calificación un nuevo título, Virgen con el niño.
González Tornel quiso aprovechar para contextualizar la importancia de la escuela de Amberes en lo que se conoció como Beeldenstorm: “Tras la destrucción masiva de imágenes Amberes tenía que volver a reinventarse, y la ciudad se convierte en un punto de producción de pintura que surte a toda Europa”. De ahí salen especialistas que tenían trabajo, por ejemplo, únicamente pintando flores o paisajes. De ahí que haya obras firmadas por dos artistas, como Paisaje de montaña con mulas de Joost de Momper el Joven y Pieter Brueguel el Joven, que muestran la excelencia pictórica tan detallada que alcanzó el movimiento del que destacarían especialmente Anton Van Dyck o Rubens.
La colección Gerstenmaier viene con instrucciones, pero bastante más laxas que las puso en su día el otro gran mecenas del museo, Pere María Orts. A diferencia de la donación de 2004 por parte del valenciano, las obras del barroco flamenco podrán ser cedidas a otros centros y podrían salir de los muros del museo. Sí que está la condición de no disgregar en diferentes salas las obras, sino que se entiendan como un todo, además de indicar en las cartelas el origen de la donación, según ha explicado en la misma rueda de prensa el director del museo.
La generosa donación revoluciona la colección permanente del museo porque elimina una importante laguna “y encaja con la dirección que tomará en nuevo plan museológico”. Encajar los 17 lienzos —faltan por llegar otros dos por falta de espacio— ha sido complicado: las obras desalojadas de la sala se han recolocado aunque no tienen aún destino final. Aún así, se quedarán en el almacén los 23 grabados, que por cuestiones de conservación, no se expondrán con el resto de la colección permanente. Se trata, principalmente, de retratos y pequeñas escenas salidas de la mismísima imprenta Plantin-Moretus, una de las más importantes de Europa desde el Renacimiento.
El de ayer fue un día de emociones a flor de piel. La colección Gerstenmaier ya es pública y accesible. Leoncio Fernández lo tomó como un adiós, con el cierre de una etapa, como un homenaje al hombre con el que ha compartido su vida hasta hace solo unos meses. Mientras, el Museu de Belles Arts saluda con los brazos abiertos las obras, que lucen realmente majestuosas.
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