VALÈNCIA. La escalada de precios energéticos derivada de la invasión rusa de Ucrania ha provocado un boom en el despliegue de energías renovables. La instalación de autoconsumo fotovoltaico de empresas, comunidades y particulares que buscan reducir su factura eléctrica crece exponencialmente, pero ese aumento de la capacidad instalada no se aprovecha en su totalidad por cuellos de botella regulatorios que podrían solucionarse con un cambio normativo.
Una de los grandes puntos flacos del actual sistema es el aprovechamiento de excedentes fotovoltaicos, la energía producida por los paneles que no se consume porque la producción solar supera la demanda energética en las horas de mayor sol. Normalmente esos excedentes se vierten a la red de baja tensión a cambio de una compensación en forma de rebaja en la factura para que puedan ser reaprovechados por otros usuarios, pero no siempre es así.
La normativa de autoconsumo fotovoltaico aprobada por el Gobierno en 2019 para agilizar el despliegue de esta modalidad introdujo dos tipos de autoconsumo para particulares o empresas, que pueden escoger si vierten o no sus excedentes a la red.
Para los usuarios que deciden acogerse a la modalidad de autoconsumo con excedentes, si su potencia no excede los 100 Kw, se estableció un mecanismo simplificado, de forma que a cambio de verter a la red los excedentes no consumidos se les compensa económicamente con un descuento en la factura mensual.
El 90% de autoconsumidores instala dispositivos antivertido para no tener que darse de alta como productores
Por el contrario, a los dueños de instalaciones más potentes se les obliga a inscribirse en un registro autonómico de instalaciones y a darse de alta como productores para vender todos los excedentes sin un límite mensual. Para ello, se les exige darse de alta como productores de energía y hacer frente a trámites fiscales y administrativos, ya que se considera que llevan a cabo una actividad económica.
La complejidad del trámite, que puede implicar más de un año, disuade a la mayoría de estos autoconsumidores fotovoltaicos de vender sus excedentes, ya que su motivación no es producir energía limpia sino reducir su consumo eléctrico.
De hecho, en la Comunitat Valenciana más del 90% de los autoconsumidores con instalaciones superiores a 100 kW y por debajo de1 MW de potencia eligen la modalidad sin excedentes. Muchas de estas instalaciones son industrias que cierran fines de semana, festivos y vacaciones, momentos en los que el consumo es mínimo y prácticamente toda la producción fotovoltaica es excedentaria. Sin embargo, todos esos sobrantes energéticos se pierden porque las empresas instalan dispositivos antivertido que les evitan tener que darse de alta como productores.
En el caso de la Comunitat Valenciana, la Conselleria de Transición Ecológica cifra en 10 GWh por año ese desperdicio fotovoltaico, el equivalente al consumo de 3.000 familias. Según explica a Valencia Plaza la secretaria autonómica de Emergencia Climática y Transición Ecológica, Paula Tuzón, actualmente se está perdiendo una cantidad ingente de energía limpia por ese motivo por una incorrecta regulación del autoconsumo.
Una de las propuestas de la Conselleria de Transición Ecológica para el Plan de Contingencia que el Gobierno ha de presentar a la Comisión Europea consiste en aumentar de 100 kW a 1 MW el umbral para acogerse al autoconsumo con compensación simplificada de excedentes.
Según explica Tuzón, es "comprensible" que cuando se pasa de una determinada potencia se obligue a los propietarios a estar en régimen de productor, pero cambiar la normativa para permitir el vertido de excedentes de autoconsumo a instalaciones que actualmente no pueden hacerlo permitiría disponer de más energía renovable a corto plazo y sin ningún coste.
"No podemos pedir un plan de ahorro energético a la población y no atender la existencia de una capacidad de generación capada por cuestiones generalmente de carácter legal", argumenta la Conselleria en su propuesta al Gobierno, en la que también pide que se eliminen los permisos de acceso y conexión para potencias de autoconsumo iguales o menores a la potencia contratada, al menos para instalaciones de potencia menor a 500 kW.
Otra propuesta para eliminar las limitaciones del actual del sistema de compensación de excedentes consiste en permitir que los propietarios de segundas residencias con tejados aptos para instalar paneles fotovoltaicos pudieran aprovechar en su vivienda habitual los excedentes no compensables de su segunda residencia. Algunas comercializadoras de electricidad del mercado libre ya ofrecen esta posibilidad, pero está poco extendida porque las comercializadoras de referencia no la contemplan.
Esta medida, que podría aplicarse de forma inmediata porque la compensación consistiría en un apunte económico en la factura, potenciaría la instalación de fotovoltaica en viviendas rurales o segundas viviendas.
Además, Transición Ecológica también pide cambios importantes en la regulación del autoconsumo colectivo y las comunidades energéticas para ampliar a 5 kilómetros de distancia y 5 MW de potencia el límite para poder compartir la energía generada frente al tope actual de 500 metros y 100 kW.
Paulo Tuzón pone como ejemplo el caso de los polígonos industriales alejados de los núcleos urbanos que podrían beneficiarse del autoconsumo colectivo, extendiendo el beneficio a una parte de población sin acceso a tejados aptos para el autoconsumo.