La contrarreloj del Parque Natural de L'Albufera

Cada fin de semana los impuestos cierres perimetrales nos acercan a la retina un cóctel de nuevas y variadas rutinas. Algún inconsciente de los que las incumplen tienen la gallardía de retransmitirlas por las redes sociales. Lo que el ojo no ve acaba pillándolos. Renovados hábitos que los ciudadanos de cada municipio obligadamente tienen que adoptar. A priori, son de carácter temporal hasta que la vírica enfermedad sane. Actividades que durante el corto periplo de tiempo discurren por el territorio que ocupa su término municipal. Acotadas, hay que ingeniárselas para reinventar el ocio en tiempos de pandemia.

El deporte, el running y los paseos ocupan un lugar destacado en la lista de preferencias. En el caso de València por una cuestión de grandes limitaciones por norte-sur, este y oeste, el entorno que sitia el Parque Natural de L'Albufera es el espacio natural elegido por gran mayoría de habitantes del Cap i Casal. Hablo en primera persona de la situación que viven los vecinos de los Poblados del Sur de la ciudad. Escribo sobre la intensa y agitada vida matutina que sufre la CV-500 tomada por el gran pelotón de aficionados al ciclismo de carretera. Alguno se despista horas más tarde al estilo Perico Delgado echándose a la carretera en solitario no importándole el horario.   

La práctica deportiva no es molesta, y suele ser de muy primerita hora de la mañana cuándo incluso aún no se ha puesto ni el asfalto en las calles. Las localidades de Pinedo, El Saler, El Palmar y El Perellonet son tomados por una horda de ciclistas que van y vienen circulando en un circuito diseñado para una contrarreloj sin ningún coste para el erario público. El comercio esencial, me alegra saberlo, se está beneficiando. Me lo comentaba la familia Patilla que regenta un supermercado de calidad en la rotonda de acceso al núcleo urbano de la pedanía de El Recatí. Los plátanos y las bebidas isotónicas son muy consumidas por los marianos del pedal.  

A mí personalmente me gusta la idea, es como vivir una carrera popular urbana cualquier domingo en la ciudad. El motor descansa, la velocidad frena y el medio ambiente se protege. Pero como todo en esta vida tiene pros y contras, y más aún, cuando en un tramo de zona vigilada por un radar, estrecho por ser una vía protegida, deben conciliar vehículos a motor, peatones, ciclistas y el autobús municipal. Esta situación difícil de gestionar lo comentaba recientemente con Elisa, Presidenta y defensora de los derechos de la Asociación de Comercios y Hostelería de El Perellonet. En un tramo de menos de cinco kilómetros cohabitan más de 4000 apartamentos de segundas residencias de contribuyentes valencianos.

Más que nada por las nuevas medidas aplicadas por la Dirección General de Tráfico, que han incluido una nueva remesa que reduce en un 20% la velocidad permitida al adelantar a un ciclista en la vía que transitas, ralentizándose un poco más el tráfico en la CV-500. Cualquier persona en su sano juicio sabe que la protección al peatón y ciclista es máxima y siempre  debe estar alerta al volante. Los técnicos deben aplicar reformas ante la situación generada y los políticos legislarlas. Y no al revés.

Por ello no debemos enquistarnos en un conflicto que no existe. Solo hay que salir a la carretera y testear un poco el ambiente de la comunidad vecinal. Consensuar una reglamentación para la circulación. Y visto lo visto, no estaría mal la iniciativa de organizar el paso de la Vuelta Ciclista a España por los Poblados del Sur con final de etapa en la Ciudad de las Artes y las Ciencias. Escena que asombraría a medio planeta por la belleza del circuito. Obteniendo un mejor rédito que con el de los bólidos. Estoy seguro que los alcaldes pedáneos y los vecinos lo verían con buenos ojos ¡Siempre nos quedará la contrarreloj del Parque Natural de L' Albufera!