VALÈNCIA. Los últimos datos de la Conselleria de Sanidad en los que se refiere a la expansión del coronavirus en los municipios de la Comunitat Valenciana ponen de manifiesto los dos ritmos diferentes en el ámbito geográfico que ha sufrido la autonomía a lo largo de este verano.
Primero, fue la provincia de Valencia la más afectada por el azote de la covid-19. A principios de julio, ya se observaba cómo la capital y su área metropolitana, así como sus principales municipios costeros, superaban o se aproximaban peligrosamente al denominado "riesgo extremo". Una cifra que viene marcada a partir de los 250 contagios a 14 días por cada 100.000 habitantes.
En ese momento, en las provincias de Alicante y Castellón la situación, salvo algunas excepciones, era sensiblemente diferente, lo que propició que la conselleria apenas incluyera localidades de estos territorios en la primera tanda de restricciones.
Una situación que, unida a la alta movilidad y a las concentraciones especialmente en áreas costeras en fechas estivales, derivó en la propagación del coronavirus tanto hacia el norte como hacia el sur de la Comunitat.
Tal y como recalcaban fuentes del Gobierno valenciano en aquél momento, la decisión de implantar restricciones que afectaban a derechos fundamentales como el toque de queda, requerían luz verde por parte del Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana (TSJCV).
Es por ello que, en base a una serie de criterios (incidencia, tasa de positividad, tasa de reproducción instantánea, entre otros), se optó por centrar el primer toque de queda del verano en el área del Cap i Casal y sus alrededores.
Una medida que, conviene recordar, se adoptó esgrimiendo un informe de la Subdirección de Epidemiología que nunca ha llegado a hacerse público, ni en ese caso ni en las siguientes prórrogas -y modificaciones- del mismo, todas ellas aceptadas por el TSJCV.
Con los últimos datos del 22 de agosto en la mano, puede decirse que el funcionamiento de esta restricción ha sido bueno. En esta última actualización, València ciudad ha salido del riesgo extremo al situarse en una incidencia de 223 casos por cada 100.000 habitantes. Es más, en la costa de la provincia, los municipios que se mantienen en ese estado son sólo Tavernes de la Valldigna (272 casos) y Gandia (304 casos).
Es más, según los datos de la conselleria facilitados este martes, la Comunitat Valenciana se sitúa por debajo de la incidencia de "riesgo extremo" (250 casos) por primera vez desde el pasado 7 de julio.
No obstante, en la situación más delicada se encuentran ahora las zonas turísticas de Alicante y Castellón. Respecto a la primera de las dos provincias, sólo tiene tres municipios costeros fuera de riesgo extremo: Benissa (177 casos), Poble Nou de Benitatxell (67) y l'Alfàs del Pi (204).
En cuanto a la segunda, todos los municipios costeros desde Castelló de la Plana -excepto Cabanes- hasta Vinaròs se encuentran en riesgo extremo.