VALÈNCIA. Que prácticamente todo lo que utilizamos podría ponerse de nuevo en valor a través del reciclaje es algo que cada vez demuestran más startups. Pero las hay también que le echan más imaginación que otras viendo en desechos corrientes oportunidades para lanzar una idea de negocio original.
Que la concha de los mejillones podría ser utilizada para crear arena ecológica para gatos es una idea a la que llegó el equipo de Ecocelta tras cinco años de investigación. La empresa gallega se dedica principalmente a la lombricultura, la producción y venta de fertilizantes y sustratos orgánicos y la gestión biológica de residuos orgánicos.
Dentro de su actividad ligada a la innovación en productos y servicios, vieron la oportunidad de aprovechar un residuo habitual en las costas gallegas como son las conchas de mejillón aportando una solución local y una alternativa sostenible a la actividad extractiva. Las empresas conserveras de Galicia generan en torno a 90.000 toneladas de concha de mejillón cada año con el consecuente impacto ambiental. En busca de una solución Ecocelta, junto a representantes del sector conservero y depuradoras de molusco, inició en 2017 un proyecto que sirvió para desarrollar el Método Celtacal. Esta investigación permitió el desarrollo de un biofertilizante denominado Celtacal, el primer abono orgánico encalante registrado en el mundo elaborado con concha del mejillón como materia prima.
Fruto de mismo método es el producto denominado Arenamar, la primera arena para gatos ecológica del mundo que evita, además, los malos olores de los areneros dado que el carbonato cálcico compostado absorbe la orina y neutraliza los olores. La arena se comercializa ya en centros de distribución como Gadisa.
Con el nombre de NoTime lo que quiere dar a entender el fundador de esta startup, Jorge Calle Martínez, es que no hay tiempo que perder si queremos, si no revertir al menos sí retener, el avance del cambio climático. Para ello ha creado la marca de zapatillas Notimeecobrand hechas a base de pelotas de tenis y pádel desechadas y papel. Para cumplir también con la responsabilidad social colaboran con la Fundación A La Par de personas con discapacidad intelectual. Ello sirvió para que el proyecto se alzara con el Premio Emprendimiento Social y Medioambiental en la Comunidad de Madrid en 2022.
La empresa, nacida en enero de 2022, está todavía en ciernes y con Calle Martínez como único responsable del proyecto, después de que los otros tres socios fundadores decidieran abandonar la senda del emprendimiento.
En cuanto a la forma de proceder, ellos mismos se encargan de la logística y recogida de las pelotas de tenis y pádel para luego trasladarlas a una empresa de reciclaje externa y, posteriormente, a un fabricante de zapatillas que realiza la confección total del producto. La venta es a través de su ecommerce. Además de zapatillas venden también calcetines y camisetas.
El 100% de los residuos sanitarios van a parar a vertederos e incineradoras en un sector que depende del plástico de un solo uso. Globalmente, genera más de 70 millones de toneladas de residuos al año. Por otro lado, están los materiales de construcción a los que se les atribuye el 50% de la explotación de recursos naturales y la mitad del volumen total de los vertederos. Viendo ambas problemáticas y estableciendo sinergias entre estas dos industrias, en Sustein se proponen cambiar el status quo de los residuos sanitarios y convertirlos en materiales para la construcción.
Con esta solución de economía circular, los residuos sanitarios son sometidos a un proceso tecnológico patentado de transformación y reciclaje del que resulta una materia prima útil para la fabricación de productos destinados al aislamiento térmico y tableros aglomerados. Esto les permite generar parte de edificaciones y muros compuestos para la construcción de viviendas.
La idea, impulsada por Simon Gonzalez y Ester Milano, ha recibido ya numerosos galardones, el último de ellos en la Smart Builders Pitch Competition, organizada por Aticco.
Y si en Sustein aprovechan los residuos sanitarios como materia prima, en Novapedra recurren a los residuos orgánicos, especialmente las cáscaras de naranja. La empresa, pendiente todavía de constitución, resulta de Emiliano Altamirano y su socio quienes, tras numerosas pruebas, han conseguido crear una piedra hecha con residuos orgánicos que se asimila a la cerámica convencional a la vez que eliminan las emisiones de CO2.
Se trata de una invención que tienen ya patentada y que tanto sirve para fabricar artículos de diseño y decoración como para revestimiento de suelos y paredes. Como detalle adicional, la piedra la recubren con aceites esenciales procedentes de plantas y flores, de manera que tanto los objetos como las superficies cubiertas con esta piedra desprenden un aroma puro y fresco.
Pero ni el reciclaje ni la economía circular son un invento nuevo. Existen empresas hace años consolidadas que han sabido convertir los despojos en su principal fuente de riqueza. Valga como ejemplo el caso de Navarpluma, una compañía emplazada en Navarra que encuentra en los mataderos su materia prima para luego vender plumas de pato por todo el mundo.
Actualmente, es la fábrica con mayor capacidad de producción de Europa y referente en el mundo de la pluma, tanto que alrededor del 90% de su facturación procede de la exportación. Vende en países como Francia, Alemania, Dinamarca, Noruega, Marruecos, Sudáfrica, Líbano, Camboya o Myanmar. Para que luego digan que esto de aprovecharlo todo no es rentable.