VALÈNCIA. El repertorio ruso ha tenido sus pinitos a lo largo de la historia del Palau de Les Arts, pero advirtió Jesús Iglesias Noriega, director artístico del teatro, que nunca como se va a ver dentro de unos días en la Sala Principal. La dama de picas es la gran producción con el que Les Arts se quiere reivindicar, esta temporada, como un proyecto diverso e inédito. De Chaikovski se conocen de sobra sus composiciones sinfónicas, muy sonadas en cualquier auditorio del mundo. Pero su repertorio operístico guarda un secreto aún guardado para València. La producción que llega a La Arts, bajo el concepto y dirección de escena de Richard Jones, es “ya clásico contemporáneo”, en palabras de Iglesias Noriega.
Y trae consigo un elenco capitaneado por Arsen Soghomoyan en el papel de Herman (“uno de los más diíficiles, casi un Otello ruso”), que completan la veterana Doris Soffel como Condesa, recordada en Les Arts por su desgarradora Klytämnestra en Elektra, la soprano rusa Elena Guseva en el papel de la protagonista femenina, Lisa, así como los barítonos Andrei Kymach (El Conde Tomski) y Nikolay Zemlianskikh (El príncipe Ieletski).
Gaffigan se pone al mando de la Orquestra de la Comunitat Valenciana, “hambrienta de este tipo de repertorio, que por supuesto ya tocan excepcionalmente bien”. El maestro confesó ayer, en la rueda de prensa, “descubrir tarde” las composiciones operísticas de Chaikovski, pero que en ellas está “todo”: “el suspense, el amor, el dolor, otros mundos… Todo en una misma ópera”.
Benjamin David, director de la reposición, defendió la producción de Richard Jones ubicando sus coordenadas: “Esta producción representa las pasarelas abiertas de San Petersburgo como espacios carbonizados con bancos de parque; estos se convierten en crisoles donde chocan las generaciones, las clases y las fuerzas elementales melancólicas que presagian el drama humano”.
El vestuario combina dos contextos diferentes, tanto “al escenario de la historia de Pushkin (los días de gloria desaparecidos de la zarina Catalina la Grande del siglo XVIII) como a un período fascista de la década de 1930, con su resonante sensación de desafección, frágiles divisiones de clase, inquietud y desastre inminente”.
La propuesta de Jones es que la escena sea un reflejo de la psicología del pensamiento obsesivo de Herman, que va degenerando conforme pasa la obra. Y ahí tiene mucho que ver las ya esperadas marionetas que se pudieron ver también en otra producción del director, Ariodante: “En lugar de un ballet en la tradición de la gran ópera, Chaikovski escribe un pastiche mozartiano, en un guiño a la ambientación del siglo XVIII de Pushkin. Esto se escenifica para los invitados a la fiesta en esta producción como un entrañable espectáculo de marionetas que se transforma ante los ojos de Herman en la espeluznante historia de fondo de la fortuna de la condesa, contada por Tomski. Herman entra en su propio episodio psicótico y alucina las riquezas que puedan llegar, creyendo que el alboroto previo a la llegada de la zarina Catalina la Grande es en su honor”.
Dos referencia para poder ampliar el visionado de la ópera. En primer lugar, la novela de Vladimir Nabokov Risa en la oscuridad, cuyo “mundo manipulador resuena cuando Lisa transfiere sus afectos de Yeletski a Herman con una carta y una llave, escenificadas a lo largo de las líneas de un baile”; en segundo lugar, una referencia que atraviesa toda la puesta en escena: el documental Il bacio di Tosca, “sobre Casa Verdi, la casa de retiro milanesa para cantantes de ópera y otros músicos fundada por Giuseppe Verdi en 1896, que capta emotivamente la fragilidad humana después de la grandeza desvanecida de los cantantes y las reminiscencias de los días de gloria pasados”.
Como todos los inicios de curso, la rueda de prensa de presentación del primer título de ópera sirve para actualizar algunos de los asuntos de actualidad que envuelven a Les Arts. En primer lugar, Jesús Iglesias Noriega confesó, a preguntas de los periodistas, que aún no ha tenido una reunión bilateral y formal con ningún alto cargo de la Generalitat, a pesar de haber pasado más de dos meses desde la formación de gobierno. Hoy mismo lo hacía con Paula Añó, Secretaria Autonómica de Cultura y Deporte. Esta semana también será la primera vez que haya una reunión ejecutiva del Patronato de Les Arts, donde los nuevos representantes políticos tendrán voz y voto.
El director artístico de Les Arts, en todo caso, recuerda que ya hubo una reunión de las unidades artísticas con el vicepresidente Barrera y que ha coincidido también con él en el inicio de la temporada de Les Arts, en Cullera, sin nada que destacar. Desde Les Arts defenderán su modelo actual y plantearán sobre la mesa los asuntos “que quedan por mejorar” después de “cuatro años en los que se ha hecho mucho”.
Por otra parte, la actualidad pasa por la reapertura del Palau de la Música la próxima semana. En su programación guarda un papel especial el formato de ópera en concierto. Preguntado por cómo valora que un auditorio, a 950 metros del suyo, programe el repertorio del que se ocupa Les Arts, Iglesias Noriega le ha restado importancia diciendo que “si al Palau de la Música le va bien, también nos beneficiará a nosotros”. Sobre la programación, cree que la existencia de los dos Palaus obliga a “entenderse y coordinarse” para evitar solapamientos. Por último, ha celebrado el gesto de la invitación a la Orquesta de la Comunitat Valenciana a su temporada, pero ha descartado que la Orquesta de València haga lo propio en el foso de la Sala Principal: “Ya tenemos una orquesta nosotros, no le veo sentido”.
El programa incluye el exigente ‘Concierto para piano’ de Ravel y su imprescindible ‘La Valse’ junto con el poema sinfónico ‘Le Chasseur maudit’ de Franck