VALÈNCIA. La ciudad de València está de luto. La tragedia de la Dana no afectó a sus calles, ni a sus comercios, pero sí al ánimo de su población, que sigue con el corazón encogido al ver a sus localidades vecinas luchar contra el barro. Una batalla que han hecho suya muchos valencianos que viven en el 'cap i casal' y que no han dudado en ir a ayudar en una gran ola de solidaridad que ha servido de altavoz para visibilizar a nivel mundial la devastación. Una 'germanor' que, de igual forma, se comparte con un cierto sentimiento de desánimo ante la complicada situación de muchas familias que han perdido negocio, casas y, lo peor de todo, seres queridos.
Por ello, estos días València es también una ciudad en penumbra, triste y ensombrecida. Asimismo, el carácter risueño, abierto y tan mediterráneo de sus ciudadanos ha dado paso a cierta apatía y desidia, lo que de forma indirecta ha afectado a la luz de la urbe. No solo son los propios valencianos los que estos días se han apagado, sino que también las noticias sobre la riada han mermado el número de visitantes, contribuyendo aún más al bajo estado de la Capital del Turia.
Una circunstancia que está afectando a varios sectores como el ocio, la hostelería y el turismo, uno de sus principales motores económicos. La virulencia de la descomunal Dana, la peor catástrofe natural del último siglo en España, ha recorrido el mundo, generado una percepción de inseguridad que está afectando al turismo en toda la región, incluso en zonas que no han sufrido daños directos.
En este sentido, Mayte Garcia, secretaria general de la patronal Hosbec, explica que el efecto inmediato de la Dana fue la anulación de reservas en cascada, no solo del turista internacional, sino también nacional por la incomunicación de València con otras regiones por el estado de sus infraestructuras. "Ahora es cierto que el pico de cancelaciones se ha suavizado y no es tan pronunciado como en estas dos primeras semanas, pero sigue habiendo. Se está haciendo un fuerte trabajo por mantener la actividad, especialmente en este mes que hay bastantes eventos corporativos y congresos", señala.
A nivel de datos, asegura que todavía es pronto para cuantificar el impacto. Y más teniendo en cuenta que muchas de las habitaciones están en este momento ocupadas por grupos de emergencias y agentes de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, que están ayudando en las labores de desescombro y limpieza. En cualquier caso, Garcia admite que si de normal la ocupación hotelera en València en la primera quincena de noviembre el año pasado fue del 85%, en este momento puede estar siete puntos por debajo.
"Se palpa en el ambiente que la ciudad ha parado su actividad turística. Por eso, estamos haciendo un arduo trabajo de fidelización, con una visión de futuro para hacer de esa solidaridad de los valencianos un atractivo como destino con el objetivo de recuperar uno de nuestros principales motores de actividad", remarca.
También, los pisos turísticos han notado el golpe. Según la Asociación de Viviendas de Alquiler para Estancias Cortas (Avaec), se ha detectado más de un 45% de cancelaciones de plazas en apartamentos turísticos para este mes de noviembre. En muchos casos, se deben a la anulación del Gran Premio de la Comunidad Valenciana de Motociclismo, que atrae a más de 170.000 personas a lo largo de un fin de semana. Pero también se están dando bajas en las reservas para todo el mes y parte de diciembre.
"Consideramos que las administraciones deben realizar un esfuerzo para recuperar primero las zonas afectadas, pero sin olvidarse de la importancia de València como foco de atracción de turistas. Recordemos que el turismo es una de las principales fuentes de riqueza de la Comunitat Valenciana, y su economía ya se va a ver muy afectada por los destrozos de la Dana. Por lo tanto, es necesario destinar también recursos a la promoción exterior y que quede claro que Valencia y la Comunitat Valenciana es un destino seguro", subrayan desde Avaec.
En este contexto de emergencia, la asociación recuerda que ha puesto a disposición de los afectados, voluntarios y miembros de los cuerpos de seguridad, emergencias y rescate un total de 305 plazas de alojamiento, trabajando en coordinación con la Generalitat Valenciana para su gestión eficiente. Esta iniciativa forma parte del compromiso del sector con la recuperación y ayuda a los afectados.
Uno de los sectores afectados indirectamente por la caída del turismo, pero también por el shock en la población local, es el de la hostelería. Por el momento, la pérdida de facturación se cifra entre el 75% y el 85%, según datos ofrecidos por la Federación Empresarial de Hostelería de Valencia (FEHV). Su presidente, Manuel Espinar, reconoce el impacto psicológico que ha supuesto la dana: "Este efecto nos está afectando muchísimo tanto al comercio como a nosotros".
Se trata, dice, de un "efecto de mancha de aceite" según el cual, pese a que València capital no se ha visto afectada por el temporal en su mayor parte -sí las pedanías sureñas de La Torre, Forn d'Alcedo y Castellar-l'Oliveral-, sí se ha resentido su actividad "debido principalmente a un público local afligido y consternado porque a 4 kilómetros tiene el desastre total", además de las limitaciones de movimiento entre la capital y el área metropolitana por la falta del servicio de Metrovalencia y Cercanías.
"La imagen que se está dando a nivel nacional e internacional es de València como un todo, una imágen de catástrofe que por desgracia también ha afectado al sector turístico, lo cual está provocando una ola de cancelaciones y que muchos movimientos no se hayan realizado", asegura Espinar en ese sentido, por lo que espera trabajar "para recuperar la imagen" y evidenciar, por ejemplo con el próximo maratón, "que la ciudad sigue con luz y viva". "Esperamos que la maratón pueda ser un punto de inflexión", insiste.
En la zona directamente afectada por la tragedia, especialmente l'Horta Sud, son cerca de 1.400 los establecimientos afectados y se calcula que se necesitarán más de 300 millones de euros para la reconstrucción del sector en estos municipios, donde además se da por perdido el 100% de la facturación en la mayoría de los negocios durante las próximas semanas y meses. "Es una comarca que generaba el 32% del PIB de la provincia, y allí todos dependemos de todos: la población local, de que las empresas recobren la actividad y viceversa".
A su juicio, "va a ser mucho tiempo" de trabajo recuperar la normalidad porque, aunque los seguros cubran parte de los daños, "ha habido mucho" daño y las familias van a incurrir en muchos gastos, lo cual "va a repercutir en el consumo". "La reconstrucción, en muchos casos, significa empezar de cero, y van a pasar meses o incluso más de un año, es así de duro", lamenta, para reclamar a las administraciones a continuación "muchísima celeridad". "Un día que perdemos representan 10 días normales, por lo que pedimos coordinación entre administraciones para que las ayudas lleguen lo antes posible", reclama.
El portavoz de la Coordinadora de Hostelería y Ocio de los Barrios de València, Vicente Pizcueta, matiza el impacto según "perfiles de público, productos y ubicación". Así, señala que mientras la hostelería de los barrios, "la más popular y humilde", ha notado menos el impacto "porque su público sigue acudiendo", la crisis está pasando factura a las zonas céntricas o turísticas, con un público más turístico y nutridas habitualmente de "gente que venía a trabajar o iba hacia los polígonos industriales" en las "ciudades dormitorio" del área metropolitana.
Así, según sus cálculos, en las zonas más afectadas se prevén mermas de más del 50% en la facturación. "Es un escenario desolador y muy preocupante pero por otro lado muy diferencial", insiste, y pone ejemplos puntuales como los locales de ocio que "trabajan con erasmus" de la ciudad y cuya actividad "se está manteniendo" porque los estudiantes o no tienen clase o estas son a distancia.
El caso de Russafa, por ejemplo, vive realidades complejas: "Hay mucho consumo local pero también es una zona turística y combina ocio y restauración, y esta última ha aguantado bastante mejor, con caídas de entre el 10% y el 20%". Lo que sí nota, insiste, es que "la gente se va antes a casa" y "la noche no se está prolongando demasiado; parece que hay un momento de conmoción a nivel psicológico".
El sector comercial también vive horas bajas. La Asociación de Comerciantes del centro de València señala, según informan parte de sus integrantes, que el 40% de sus negocios tienen empleados afectados por la dana. Además 6 de cada 10 establecimientos comerciales han perdido más del 50% de las ventas en solo los 10 días posteriores a la tragedia. Entre los motivos más importantes señalan la interrupción del transporte público, "el estado de desánimo de los ciudadanos", y la ausencia del turismo.
A la postre, en el centro histórico una gran mayoría, más de dos tercios, señalan que sus ventas están directamente vinculadas a la presencia de turismo, mientras que un tercio señala que al menos la mitad de sus clientes son del área metropolitana. Cifras desoladoras que la organización que preside Julia Martínez ve con preocupación.
Desde Confecomerç cifran el impacto directo de la dana en 8.106 comercios y calculan que el coste de reconstrucción y reactivación de la actividad comercial en las zonas afectadas en casi 1.780 millones de euros. Pero a los daños materiales se suma lo que "se va a dejar de ingresar durante los próximos meses hasta que se vuelva a recuperar la actividad". Aún así, se espera que el 20% de los comercios afectados ya no vuelvan a abrir, por lo que exigen "que las ayudas lleguen lo antes posible, sin burocracias y a fondo perdido".
Por el momento, la asociación niega que las ayudas puestas a disposición sean suficientes. "Consideramos que las ayudas públicas del Estado, que ascienden a 10.600 millones de euros, son insuficientes en relación a la magnitud del desastre. Hay que tener en cuenta que no es como en pandemia, ahora hay que partir desde cero", indican, para añadir que en realidad sólo 838 millones de los anunciados son ayudas directas, mientras que el resto son aplazamiento de impuestos y avales ICO para créditos que habrá que devolver y aportaciones del consorcio de seguros.
También la "mancha de aceite" puede extenderse al sector comercial de otros municipios no afectados como el de València. La capital, explican, "se nutre del área metropolitana, de la propia ciudad y de los turistas, pero debemos pensar en los municipios afectados que tienen como clientes principales a sus propios vecinos quienes ahora se enfrentan a la necesidad de reconstruir sus viviendas, adquirir nuevos vehículos y rehacer sus vidas".
Según la asociación, todos los subsectores se han visto afectados. "Desde Confecomerç estamos atendiendo las necesidades más urgentes en esta situación de emergencia (restablecer luz, agua, conexiones de internet, teléfono) y también aportando a las zonas afectadas máquinas retroexcavadoras, y ayuda en la limpieza y reparación de los establecimientos".