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CRÓNICAS POR LOS OTROS / OPINIÓN

La odisea de ser mujer ... aquí y allí

Ser mujer hoy sigue siendo una odisea. En algunos países más que en otros, pero sigue siendo un reto. El drama llega con los casos que casi a diario se producen de violencia de género, pero antes de llegar ahí existen muchas situaciones, escalas y ámbitos donde la mujer sigue luchando por su condición

16/01/2016 - 

Danashree es una niña india de unos cinco años, hija de una pareja que no está casada. En India eso supone que su padre usa a su madre como un objeto y la tira cuando quiere y la recoje cuando le apetece. Esta niña por un problema en el embarazo nació ciega de un ojo y con graves problemas de visión en el otro. Su madre no tenía posibilidad de hacer frente al transplante que necesitaba para no perder la visión en el ojo "sano". La casa de acogida de Lokpanchayat en India movió cielo y tierra y consiguió el compromiso de un médico de Bombay que la operó gratis. Le han devuelto parte de su visión y con ello una oportunidad de tirar para adelante.

Vimal y Ranjana se quedaron viudas muy jóvenes. En India se supone que una mujer viuda es una carga, pues su papel es servir a su marido y cuando se convierte en viuda paz a ser una carga. Es repudiada, se cree que traen mala fortuna y la gente las evita, son abandonadas, no se pueden volver a casar..... la ong india Lokpanchayat negocia con las familias que acepten que estas mujeres reciban formación en la casa de acogida. Cuando termina la formación facilitan una maquina de coser y les dan apoyo para que salgan adelante. El caso de estas dos mujeres es significativo, porque han prosperado con éxito en sus negocios de costura, los han ampliado y lo ahora además de ser autosuficientes gozan del respeto de la sociedad y se dedican a empoderar a otras mujeres dentro de la red que impulsa la organización.

Estos son sólo algunos de los casos que se producen en India, con los que trabaja la ONG Lokpanchayat y que nos llegan a través de la asociación valenciana Saheli. Parecen lejanos, extremos e injustos. Pero si nos paramos a pensar seguro que encontraríamos similitudes con casos que se producen en otros puntos del mundo, e incluso en nuestro entorno. Quizá el tipo de violencia o discriminación sea algo diferente, cada una en su contexto, pero es igual de grave, igual de sangrante e igual de discriminatorio. 

Aquí, aunque no queramos, ya nos hemos acostumbrado a escuchar casos de maltrato y de violencia que acaban en muertes. Ya nos hemos acostumbrado. A veces nos impresiona más los casos que nos pueden llegar de fuera, que los de nuestro contexto. Convivimos con ellos y aunque nos alarmemos cuando se producen, todo sigue igual. 

Me atrevo a ser tan drástica porque se siguen produciendo casos a diario, no todos terminan en muerte, pero se produce una violencia determinada sólo por la condición de ser mujer. Cada caso que se produce de violencia contra la mujer, sea de las características que sea, es un fracaso de todo nuestro sistema, de toda nuestra sociedad y de todos nosotros. Cada caso pone en evidencia un sistema judicial, policial, sanitario, social, etc. que no funciona. Por muchas explicaciones, motivos, razones que nos den. Y las consecuencias son terribles. Se sigue dando demasiada responsabilidad a la mujer maltratada y víctima de una violencia, se sigue dejando en sus manos la posibilidad de salir de un agujero donde pocas veces ven ni tan siquiera la luz. Pero ¿y el agresor? ¿cómo se trata al agresor? ¿cómo se identifica aun agresor? ¿ se está trabajando con mecanismos efectivos? Los mecanismos que se usan hasta el momento, no están dando resultados. a las pruebas nos remitimos. Sólo hay que hacer balance de números. 

Cosas de la vida, este año ha habido un caso de violencia que he podido vivir desde la parte del agresor. Una persona con desequilibrios continuos, que ya estaba dando señales de comportamientos peligrosos e irracionales desde hacía mucho tiempo. Seguía haciendo vida normal, son control alguno, más que la medicación que se debía tomar hasta que un día mata a su pareja. La consecuencia son hijos destrozados, madres hundidas, familias rotas, ingreso en prisión y una mujer menos. Pues como este caso, muchos más. Todos tienen sus antecedentes. Lo difícil es detectarlos. Porque una persona con problemas mentales que mata a una mujer, sigue siendo un caso de violencia de género, no lo olvidemos. Aunque haya sido por un desequilibrio mental, puede ser un atenuante pero no deja de ser un caso más. Y un fracaso más de todos. 

Trabajar la educación desde la infancia es vital para ir cambiando comportamientos de conducta sobre todo en las generaciones que nos vienen. Pero además de trabajar el fondo, hay que cambiar las medidas del momento. Y para eso existen especialistas, y para eso debería servir el presupuesto público que aportamos entre todos, y para eso estamos en un entorno supuestamente desarrollado aunque a veces no lo parezca. Por ello insisto que la educación y la sensibilización es muy importante en todo esto. Mostrar lo que pasa aquí y allí. Evitar a toda costa que un caso más de violencia de género sólo tenga un titular en las noticias.Y en esta línea trabajan muchas organizaciones aquí y allí, por ejemplo, Saheli,  que trabaja tanto aquí (Comunitat Valenciana) como allí (India). 

Saheli

En España Saheli trabaja  las áreas de sensibilización y educación para el desarrollo en materia de género a  través de actividades como talleres de empoderamiento y equidad, charlas, cineforum, jornadas solidarias, campañas educativas en colegios e institutos y a través de la difusión de fotografías como la que tenemos la oportunidad de ver hasta finales de mes en la planta baja de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universitat de Valencia. Una muestra llamada  “La odisea de ser mujer en India” y que está recorriendo diferentes puntos de la Comunitat Valenciana. 

Mary Alós, Pablo Argente y Rosa Lanza son Saheli. Una asociación que se constituye en Valencia en 2013 para dar cobertura a un proyecto amplio en India que trabaja por la equidad de género, la prevención de la violencia machista, el empoderamiento de las mujeres y la erradicación de diferentes formas de opresión a las que somete el sistema patriarcal. Saheli significa amigas/compañeras en el dialecto que hablan en Sangamner. Hasta allí viajó Mary en 2010 donde conoció la casa de acogida para mujeres maltratada donde estuvo como voluntaria. Una experiencia que le marcó hasta el punto de volver en 2013 con el fotógrafo Pablo Argente. 

Tras este viaje montaron la asociación Saheli, apoyada por el Ayuntamiento de Buñol, para dar cobertura a la organización que trabaja en Sangamner (India) con la contraparte local Lokpanchayat, en el proyecto BAHINA (Building Alliances for Hollistic Interventios and Actions for Women). Concretamente centran sus esfuerzos en el Short Stay Home, una casa de acogida para mujeres excluidas socialmente (maltratadas, viudas, repudiadas etc.) Lo que se pretende es la inserción sociolaboral y su formación.

La exposición es un recorrido por la vida de una mujer India, instantáneas que reflejan los problema los que se enfrentan las mujeres indias cada día, herramienta didáctica  que cuenta toda esta realidades y que es muy importante que esté en la planta baja de la Facultad de Ciencias Sociales para que los estudiantes, y no estudiantes, vean esas imágenes cada día, a cada hora. Y sepan que esas fotos son reales, que esas personas existen y que esas realidades, por duras que sean, pasan en la vida. Así es la vida. 

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