Esta semana, en la que hemos celebrado el Día Internacional de la Enfermería, nos brinda la oportunidad perfecta para reconocer y visibilizar la labor de nuestro colectivo (tanto por su número como por el valor que aporta), que representa el corazón del cuidado de la salud. Es una lástima que solamente ante las grandes crisis históricas se ponga de relieve la contribución de los profesionales de enfermería a nuestras sociedades: las dos grandes guerras, ataques terroristas de gran escala y, más recientemente, la por todos conocida pandemia por coronavirus.
Los profesionales de enfermería siempre hemos estado presentes, cuidando de toda la sociedad y en especial de los más vulnerables. Y la realidad es que el servicio que prestamos a la comunidad no siempre es valorado como se merece. No me detendré en las -razonables y necesarias- reivindicaciones elevadas por el colectivo en los últimos años. Y sí quisiera recordar un acontecimiento que anualmente se repite y en el que el colectivo de enfermería desempeña un rol fundamental: la campaña de vacunación frente al virus de la gripe.
Es cierto que, con la llegada del Covid-19 la sociedad parece ser más consciente de la contribución de enfermería a la salud general. Aportación que viene produciéndose históricamente en cada campaña de vacunación frente a la gripe.
Cada año, y no sólo durante pandemias, enfermería es capaz de atender y vacunar a más de 4 millones de personas mayores de 65 años de la gripe. El año pasado, se estima que esa cifra aumentó hasta alcanzar cerca de 6 millones en poco más de 30 días, una clara e incontestable aportación a la protección de la salud de este colectivo de personas mayores. Hecho de gran relevancia teniendo en cuenta que la pirámide de población de España continúa su proceso de envejecimiento, medido por el constante aumento de la proporción de personas que tienen 65 o más años.
Las enfermeras estamos en un estrecho contacto con la población de más riesgo, bien personas con patologías crónicas de cualquier edad, bien con las personas mayores que, además y en muchos casos, presentan estas patologías de riesgo. El consejo sanitario es fundamental para la aceptación de las vacunas. Un inmput positivo hacia la vacunación antigripal por parte de la enfermera, determinará una aceptación de esta por parte del paciente. Pero, sin duda, el ejemplo de nuestra propia vacunación determinará una mayor aceptación por parte de la población.
A nivel mundial, se estima que cada año mueren hasta 650.000 personas por causas relacionadas con la gripe. Mientras que, en España, durante la temporada 2019-2020, un total de 619.000 personas acudieron a las consultas de Atención Primaria por gripe, hubo 27.700 hospitalizaciones con gripe confirmada por ensayos de laboratorio, 1.800 ingresos en la UCI y se registraron 3.900 muertes asociadas a la gripe, según los datos proporcionados por el Ministerio de Sanidad.
En general las vacunas son un valor imprescindible para la Salud Pública y, en concreto, la vacuna antigripal es esencial, ya que tiene un impacto claro y rotundo sobre la carga de la enfermedad. La eficacia de la vacunación antigripal es indudable: consigue reducir hospitalizaciones y muertes. Pero, además, evita los costes económicos que la enfermedad origina y supone un ahorro para los sistemas sanitarios, habiéndose demostrado que la vacuna frente a la gripe es coste-efectiva.
En un contexto marcado por la pandemia del coronavirus junto con el temor a una situación de coincidencia de dos virus en una misma temporada, la campaña 2020-2021 de vacunación frente a la gripe ha alcanzado cifras récord. En España, por primera vez se ha vacunado a más del 65% de la población mayor de 65 años, hecho que ha contribuido a que apenas haya habido casos de gripe, junto con las normas de higiene y el distanciamiento social. Cabe recordar, sin embargo, que la cobertura recomendada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para los países desarrollados entre personas de este colectivo de personas mayores es del 75%. Así que es un momento de celebración, pero no podemos bajar la guardia, ya que ahora se dispone de muchos menos datos para prepararnos para la próxima temporada de gripe.
Vacunar a los mayores de 65 años, así como a otros colectivos de riesgo como el de los profesionales sanitarios, es clave a la hora de preparar al Sistema Nacional de Salud frente a la gestión de posibles pandemias y epidemias de virus respiratorios. Además, es aconsejable inocular vacunas de inmunogenicidad aumentada a este colectivo de población, tal y como recomiendan países de nuestro entorno como el Reino Unido o Italia, ya que han sido diseñadas específicamente para incrementar la protección de las personas mayores frente a posibles infecciones y contrarrestar la inmunosenescencia (la debilitación de su sistema inmune) debida a su edad.
Los expertos insisten en que la enfermedad gripal tiene un alto impacto y continúa siendo un peligro, independiente de la Covid-19, por lo que inciden en la importancia de la vacunación antigripal de cara a las próximas campañas. Porque la gripe, lejos de haber desaparecido, sigue ahí y volverá una vez pase la pandemia.
En esta misma línea, un grupo de trabajo reunido por Fundamed señalaba en “el valor de las vacunas antigripales de inmunogenicidad aumentada en mayores de 65 años en entorno Covid-19” recomendaciones generales para la campaña de gripe 2021-22. Destacan, entre otros aspectos, el riesgo de la denominada “banalización de la gripe”, la necesidad de establecer objetivos más ambiciosos en la vacunación mayor de 65 años o el uso de vacunas que mejoran la respuesta inmunitaria.
Por todo ello, mejorar las coberturas vacunales en la población y así proteger su salud sería una quimera sin la enorme contribución y el infatigable apoyo del colectivo de enfermería. Así que, por nuestra salud y la de todos, valorémoslo, protejámoslo y tengámoslo más presente.
José Antonio Forcada Segarra. Presidente de la Asociación Nacional de Enfermería y Vacunas