VALÈNCIA. El próximo 31 de marzo se celebra el día se celebra el día Mundial de la prevención del cáncer de colon y recto, el de mayor incidencia en España, si se cuenta hombres y mujeres, representando un 15% de todos los cánceres que se diagnostican al año en nuestro país, con 32.240 casos nuevos al año, según el informe anual editado por la Sociedad Española de Oncología Médica en 2016.
Es un tipo de cáncer que si se detecta en fases tempranas las posibilidades de supervivencia llegan casi al 100% de los casos. Por ello los doctores de la Fundación IVO, el doctor Rafael Estevan, jefe del Servicio de Cirugía General y Digestiva, y el doctor Carlos Fernández-Martos, jefe de la unidad de Oncología Gastrointestinal, insisten en la importancia de realizarse los test preventivos.
“No hay que esperar a que aparezcan los síntomas: sangre en las heces, cambios en el ritmo intestinal o dolores pélvicos o anales sin justificación aparente. El principal factor de riesgo del cáncer colorrectal es la edad. Por eso, a partir de los cincuenta años hay que hacerse un test de sangre oculta anualmente”, afirma el doctor Fernández-Martos. Y más si no se han llevado unos buenos hábitos de vida (dietas poco saludables, obesidad, sedentarismo, fumar, alcohol…) y si existen antecedentes familiares.
“Gracias a los test de diagnostico precoz un gran porcentaje de los casos que se detectan se encuentran en la fase 1 y 2, donde las posibilidades de curación son muy elevadas”, asegura el doctor Fernández-Martos.
Si el test da positivo hay que analizar de donde proviene la sangre y si es por un cáncer colorrectal iniciar el tratamiento. “Son tratamientos multidisciplinares, donde participa un comité compuesto por cirujanos oncólogos, médicos oncólogos, terapeutas, radiólogos, patólogos y biólogos moleculares y donde se aborda al paciente desde todas las especialidades para contemplar como un todo el diagnóstico, el tratamiento y el manejo.
Para ello se necesita que esos especialistas estén especializados en ese tipo de cáncer. Es la mejor manera de ofrecer las mejores soluciones y alternativas”, asegura el doctor Estevan.
A ese “cocktail perfecto”, el doctor Estevan une la personalización. “Se tiende a no tratar a todos los tumores colorrectales en todos los enfermos de la misma manera. Tras la fase diagnostica hay que ver en qué fase se encuentra y dependiendo se aplica uno u otro tratamiento, combinando las opciones que hay de cirugía, radioterapia y quimioterapia. Cada vez más nos dirigimos a una medicina de precisión e individualizada en la que a cada paciente se le va a tratar con aquello que sepamos con seguridad que va a ser efectivo para el perfil molecular de su enfermedad”.
La cirugía es el “arma terapéutica más accesible para dejar al paciente libre de enfermedad, sobre todo en las fases más tempranas de la enfermedad en las que puede llegar a ser curativa por sí sola. Consiste en quitar el tumor y los drenajes de los ganglios tanto en el colon como en el recto y finalmente reconstruir la continuidad intestinal, empalmando los extremos sanos intestinales para restablecer la función fisiológica del aparato digestivo. Y siempre intentando minimizar las secuelas y que no aparezcan complicaciones. Se complementa con la quimioterapia y en los casos de recto también con radioterapia”, explica el jefe del Servicio de Cirugía General y Digestiva de la Fundación IVO.
Una cirugía que es cada vez menos invasiva y con menos secuelas gracias a técnicas como la laparoscopia. “Utilizamos las técnicas de resección más efectivas dependiendo de la localización y de la extensión del tumor. El abordaje a la cavidad abdominal lo realizamos de manera más frecuente por vía laparoscópica que supone menores secuelas para el paciente con una más rápida recuperación post-operatoria. La tendencia es aplicar tratamientos más eficaces con menos efectos secundarios. La eficacia está ligada a la supervivencia. Y en la reducción de los efectos secundarios estamos hablando de una menor toxicidad y unas cirugías menos radicales y menos amputadoras”, asegura el jefe de la unidad de Oncología Gastrointestinal.
Junto con la mejora de las técnicas quirúrgicas, los dos doctores de la Fundación IVO consideran que la gran revolución viene de la mano de los tratamientos sistémicos, debido a las garantías de mejora de la supervivencia de un cáncer colorrectal. Estos tratamientos son de tres tipos. Por un lado, la quimioterapia, cada vez menos tóxica y que está consiguiendo que en 15 años se haya casi quintuplicado la media de supervivencia en pacientes en fase 4, que es cuando la enfermedad está más avanzada.
El segundo tratamiento sistémico son los tratamientos biológicos antidiana, que son fármacos que van a dianas de alteraciones moleculares muy concretas. Y por último están los tratamientos de base inmunológica, donde se usa ciertas partes del sistema inmunológico del paciente para luchar contra la enfermedad. En las últimas décadas este tipo de tratamiento se ha convertido en una modalidad muy importante para tratar algunos tipos de cáncer. “En cáncer colorrectal este tratamiento está especialmente indicado para un subgrupo de pacientes que tienen unas alteraciones moleculares concretas y que representan un 4% de los enfermos en fase avanzada. Antes, ese grupo de pacientes no tenían un tratamiento muy eficaz y ahora con este tratamiento tenemos supervivientes con respuestas muy duraderas”, afirma el doctor Fernández-Santos. Además en la Fundación IVO están trabajando en varios programas de investigación de inmunoterapia en cáncer de recto y de colón no inestables “y esperamos que en un futuro los fármacos con base inmunológica tengan más indicaciones que las que tienen en la actualidad”.