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el tintero / OPINIÓN

La extraña pareja, otra vez

Foto: PEPE OLIVARES

Las elecciones nacionales y autonómicas han otorgado un triunfo, más contundente de lo esperado, a los líderes socialistas Pedro Sánchez y Ximo Puig, con la fragmentación del voto de centro derecha y con la bajada de Compromís y Podem, ambos gobernantes consolidan su poder

1/05/2019 - 

Jack Lemmon y Walter Matthau nos deleitaron con su papel en La extraña pareja (1968) que reeditaron treinta años después con La extraña pareja, otra vez (1998). Lógicamente los protagonistas de ambas comedias no se dedicaban a la actividad política y sus enredos y discusiones partían de la simple relación humana tantas veces de amor/odio. Pero el título de la secuela, me viene a la mente cuando pienso en los dos triunfadores del pasado domingo, Pedro Sánchez y Ximo Puig. Es notorio que no son grandes amigos y políticamente, pese a militar en el mismo partido, han tenido sus tensiones y desencuentros. Pese a todo, la historia política de ambos en los últimos años es realmente curiosa y sorprendente.

Empecemos por casa, el presidente Puig empezó su carrera en política, donde lleva toda la vida, como asesor del presidente Joan Lerma, lo cual estos días se ha recordado a la hora de otorgar al reelegido presidente de la Comunitat, una larga experiencia y un conocimiento y aprendizaje de las artes de la política interna, la que no se ve, pero sirve para explicar muchas cosas que luego suceden, la llamada coloquialmente fontanería de los partidos. Después de años en la segunda línea, disputó unas primarias en las que venció gracias al aparato, pero no parecía la renovación generacional que podría pedirse a un partido, en ese momento en la oposición, hablamos del año 2014, marzo en concreto.

Un año más tarde, alcanzaría la presidencia del gobierno autonómico con el apoyo de Compromís y Podemos en el bautizado como Pacto del Botánico, y en ese momento y en los primeros años de legislatura, no pocas voces, tanto en política, los medios y la calle, comentaban y pensaban que la fuerza política y mediática de Mónica Oltra se comería al bon chic de Morella, por su perfil tranquilo e institucional. Por si era poco, esa especie de lucha de liderazgos en el Consell, su partido a nivel nacional pasó de tener un líder moderado y sensato, como Javier Fernández, a ver cómo tras abandonar su escaño y hacer una campaña a pie de calle, Pedro Sánchez recuperaba la secretaría general. La relación con el presidente valenciano siempre fue tensa, lo cual auguraba luchas internas y poca sintonía.

Foto: KIKE TABERNER

Las vueltas que da la vida, apenas a dos meses de las elecciones autonómicas y locales, el presidente Puig decide unir su destino al de Sánchez convocando las elecciones autonómicas el mismo día que las nacionales, y a la vez, dejar a su socia de gobierno y vicepresidenta, Oltra, a los pies de los caballos, pues la campaña ha sido puramente en clave nacional y nada se ha visibilizado del llamado problema valenciano. Y ahí la apuesta era arriesgada y le ha salido a la perfección, ha compartido el éxito electoral con su secretario general y ha logrado que sus socios de gobierno bajen el número de diputados, teniendo así el PSPV mayor cuota de poder.

En cuanto a Pedro Sánchez, la historia es más inverosímil. Pasó de la irrelevancia política a la presidencia del gobierno y acaba de obtener un resultado más que positivo, que, en el actual escenario con cinco grandes partidos nacionales, puede considerarse un éxito absoluto, casi siete millones y medio de votos. Probablemente es clave en la carrera política de Sánchez, la figura de Iván Redondo, el hombre que ya llevó al éxito electoral a dos candidatos populares en alcaldía y comunidad autónoma, y que el PP desechó porque no creía en él, una vez más la derecha peca de soberbia y de prepotencia al no saber retener el talento. Por cierto, el jefe de comunicación de Vox también estaba en el entorno del PP.

Hace una semana, muchos no creíamos en este triunfo de la extraña pareja, otra vez, o al menos no con las cifras obtenidas. Para muchos ciudadanos, bien por las encuestas, bien por los comentarios en medios y en redes sociales, bien por las sensaciones y emociones creadas, el resultado sería o más ajustado entre los diferentes candidatos, o incluso podría darse un cambio a favor del centro derecha, pero sin duda, no era fácil presagiar la amplia victoria socialista. La realidad es que, si tuviéramos un PSOE socialdemócrata, de centro y moderado, podríamos estar tranquilos, pactaría con fuerzas nacionales o gobernaría en solitario con apoyo de investidura y apoyos puntuales de fuerzas nacionales que no pusieran en duda ni el modelo territorial, ni la jefatura del estado, ni el modelo económico; pero este PSOE preocupa a muchos y con razón. Esta pareja de gobernantes no creo que nos hagan pasar los buenos ratos de la cinematográfica, pero me conformo con que no nos hagan llorar (de pena).  

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