El economista de Pictet WM advierte que la mera mención de posibles recortes ha hecho la mayor parte del trabajo a la Reserva Federal de Estados Unidos
MADRID. La Reserva Federal de EE UU (FED) se enfrenta al dilema de datos económicos no lo suficientemente deteriorados para un recorte de tipos de interés, pero expectativas de inflación en nuevos mínimos -el consumo sigue avanzando y las encuestas ISM muestran divergencia entre debilidad de la fabricación y un sector de servicios más resistente-. De momento la FED todavía indica aumentos para el año próximo aunque los mercados han descontado dos recortes este año, el primero de julio. Por nuestra parte prevemos un primer recorte para diciembre, con creciente posibilidad de que sea en septiembre. Además mucho dependerá de las conversaciones de comercio EE UU-China.
El tono de los comentarios va a ser importante, al igual que la nueva gráfica temporal de expectativas de tipos de interés -que creemos va a mostrar un escenario de recorte para finales de 2019-. El caso es que la Reserva Federal, para proporcionar un 'seguro' frente a cualquier temor de recesión puede reducir los tipos de interés a largo plazo un 0,5% en total, con lo que quedarían en el 2%. En concreto al primer recorte de diciembre puede seguirle otro en marzo.
De hecho es muy probable que los responsables de la Reserva Federal hayan considerado que los indicadores de que la inversión empresarial se desacelera drásticamente, incluido el PIB del primer trimestre, son consecuencia de decisiones de política comercial de Trump.
Por tanto ha ganado fuerza la idea de recortes de tipos, especialmente después de que Powell indicara a principios de este junio que está dispuesto a tomar las medidas "apropiadas" ante la incertidumbre de política comercial y que su prioridad es mantener la expansión. Aunque Powelll no ha mencionado recortes de tipos de interés, otros funcionarios de la Reserva Federal han sido más explícitos, incluyendo James Bullard. De hecho la política monetaria de la Reserva Federal se está enmarcando en términos de 'seguro contra recesión" y "el dominio de la deuda' -pues el alto nivel de apalancamiento privado es una preocupación que puede obligar a la institución a mantener una política facilitadora durante algún tiempo-.
Además hay que tener en cuenta que la baja inflación sigue siendo una espina clavada para la Reserva Federal. El IPC básico de mayo ha sido de nuevo bajo y las expectativas de inflación del mercado se han reducido drásticamente. Powell ya dijo en la última reunión de la Reserva Federal que pensaba que esta baja inflación era transitoria, si bien puede ahora admitir que precisa más datos. Respecto a la tasa neutral (nivel de tipos de interés no estimulante ni restrictivo para la actividad económica) Powell ha dicho en el pasado, incluso en la conferencia de Jackson Hole, que medirlo es demasiado difícil e impreciso, si bien ahora puede argumentar que, dadas las tensiones comerciales y datos mixtos de inversión empresarial, es más probable que la tasa neutral sea menor. Esta discusión puede abrir la puerta a la necesidad de "recalibrar" a la baja los tipos de interés ante el riesgo de que sean demasiados restrictivos y amenacen el ciclo económico.
Ahora bien puede ser demasiado pronto para que Powell ofrezca recortes de tipos de interés "preventivos". Es más probable que señale que la cumbre del G20 es fundamental para las perspectivas comerciales y para la política de la Reserva Federal y que se necesitan más datos para comprender la naturaleza de la aparente desaceleración. Además ser demasiado preventivo puede ser contraproducente. De hecho se puede argumentar que la retórica facilitadora –la mera mención de posibles recortes de tipos de interés– ha hecho la mayor parte del trabajo, como las subidas en los mercados de acciones y reducción de diferenciales de rentabilidad a vencimiento de los bonos han mostrado en las últimas semanas.
Thomas Costerg es economista de Pictet WM