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ALGUNES NOTES SOBRE ART CONTEMPORANI 

La galería Rosa Santos abre sede en Madrid

29/05/2021 - 

VALÈNCIA. En sus manos sostiene el círculo que dibuja un coletero. Lo mira y le da vueltas suavemente, mientras, busca palabras. Lo acaricia suave y no lo deforma, mantiene su forma, sabiendo que no es su decisión imponer que apariencia debe tener. Paula Noya aterrizó en Valencia desde Madrid hace tres años, hoy justo hace las maletas de vuelta. Un viaje de idas y venidas en el que se ha situado como parte importante de la galería Rosa Santos. En su mochila carga con experiencias en otras galerías como la (tristemente) extinta García Galería, Moisés Pérez de Albéniz y Luís Adelantado. Un recorrido en el que ha crecido y que le ha llevado a tener un amplio conocimiento del circuito galerístico español. 

Aún con el sabor amargo en la boca por la partida de Mira Bernabéu a Madrid, cuando Rosa Santos anunció que abría espacio en Madrid, algunas personas sentimos que Valencia podía volver a quedarse sin otra de sus galerías de arte contemporáneo. La pandemia tensa, la crisis se proyecta dura y el centralismo no perdona. Sin embargo, Rosa Santos ha preferido un modelo compartido que vivirá a caballo entre las dos ciudades. Este movimiento devuelve a Paula a la ciudad en la que creció y en la que será la cabeza visible de la galería. 

"el contexto cultural es centralista. Para bien o para mal, se te hace más caso dependiendo de donde estés"

La yema de los dedos roza la goma del coletero y la circunferencia da media vuelta en sentido de las agujas del reloj. Toma aire y pausa el movimiento de sus manos. “Rosa siempre había tenido en mente abrir un espacio en Madrid pero por cuestiones logísticas y personales no tenía la capacidad hacerlo. Ella bajo ningún concepto se quiere ir de Valencia, porque es la ciudad donde ha crecido, no quiere desvincularse de ella, le parece importante quedarse aquí. Pero entiende que desgraciadamente el contexto cultural es centralista. Para bien o para mal, se te hace más caso dependiendo de donde estés”.

Con Paula asentada en la galería, Rosa, vio que tenía la oportunidad de tener una persona de confianza en la que delegar el nuevo espacio. Esta situación le permite al proyecto mantener su posición y su identidad. Rosa Santos tiene esa cosa de galería de autor, una galería que ha crecido junto a muchas de sus artista, muchas de ellas locales o valencianas. Por esta razón era importante mantener el arraigo en Valencia. Bebe agua, le da una vuelta más al coletero. “Eso va a seguir siendo así, Rosa sigue pensando en Valencia como cantera de las artistas que tiene en su galería. El proyecto tiene vocación de visibilizar a Valencia, a la galería y a sus artistas en otros circuitos”.

La relación entre Rosa y Paula se ha estrechado tanto que ahora podrán separarse y trabajar con mucha distancia de por medio. Ambas entienden que su trabajo recae en la escucha y cuidados entre ellas, los artistas y los proyectos artísticos. A Paula le gusta escuchar a sus plantas, le gusta atender su alrededor, le interesan las relaciones horizontales en las que la afección de los cuerpos contenidos no sea unidireccional. El proyecto galerístico de Rosa Santos le ha permitido trabajar desde ese posicionamiento ético y eso le ha facilitado complementar con su trabajo y su bagaje el proyecto. 

Foto: Cortesía de Rosa Santos.

Para mí una galería, y esto es algo que me gusta del proyecto de Rosa Santos, es un espacio donde deben operar lógicas del cuidado, aunque ahora parezca mainstream decirlo. Al final tu estás acogiendo a un artista dentro de un proyecto y tienes que apoyar su trabajo, tienes que proyectarlo. Debes pertenecer a su procesos de producción, no de manera impositiva, sino de acompañamiento. Yo no entiendo la dirección artística desde la posición jerárquica o de esquilmado de nadie”. 

Paula escribió el texto de la exposición Una promesa de Marina G Guerreiro, en lo que se siente ahora un lejano febrero de 2020. Si leías entre lineas podías entender la adolescencia de una tía que creció con música Oi!, casas okupas y movimientos de barrio. Una adolescencia de militancia que ha cristalizado en una forma adulta crítica y con consciencia de clase. Sus dedos vuelven a acariciar el perímetro del círculo, ahora, aprietan un poco más. “El arte contemporáneo, y el circuito que habitamos, por desgracia es poco contestatario. Entiendo que por una condición de precariedad. Sin embargo, gran parte de las personas que habitan este circuito no están atravesadas por las problemáticas de lo precario. No quiere decir que no produzcan en una situación de precariedad, cosa que nos pasa a todas, sino que hay determinadas sensibilidades y vulnerabilidades que no atacan a su imaginario porque sus privilegios de clase les protegen. Creo que hay una cuestión de clase muy gravemente resuelta dentro del circuito artístico, y en general en todos los sectores culturales”. 

Este panorama le hace entender a Paula que la galería no puede ser solo un espacio comercial o expositivo. El tejido galerístico no puede ser un lugar sordo y ciego a la realidad de las condiciones materiales que atraviesan a un sector que tiene más de cuerda floja que de sector industrial. Para ella, la galería debería ser un brazo que protegiese a las artistas de las inclemencias de lo que supone trabajar en el ámbito cultural. Detiene el círculo, mira hacia arriba “una galería también debería ser un espacio donde se protegiese burocráticamente y legalmente a las figuras que la implementan”. 

"El mundo del arte contemporáneo se basa en una economía atencional e inmaterial"

Fija la vista y atraviesa los cuerpos comprendidos buscando un horizonte. “El mundo del arte contemporáneo se basa en una economía atencional e inmaterial. ¿Y quién puede habitar una economía inmaterial? Sobretodo a nivel cortoplacista, a largo plazo supongo por acumulación simbólica y atencional este sector si acaba dando unos frutos monetarios. Pero si hablamos a corto plazo y hablamos de componente generacional creo que lo que hace que la deserción del sistema cultural sea por razones económicas, y también de clase. O sea, ¿cómo le explicas a tus padres que estás trabajando sin cobrar, acumulando capital simbólico, para que quizás algún día tenga un retorno económico que no sabes cuál va a ser?”.

Introduce los dedos por el aro. Recoge su pelo. Con una mano mantiene el cabello tenso y con la otra lo hace entrar por el vacío del agujero del coletero. Mientras agarra la coleta hace otro círculo en la goma y vuelve a hacer pasar el pelo por el nuevo agujero.  “Pertenecer al circuito artístico siempre me ha generado sentimientos encontrados. Supongo que por un proceso autocrítico, o de cuestionamiento del sistema per se, de lo que entra y no entra. Hay algo perverso, yo creo también, en las galerías, quien está en un mercado pertenece a un circuito y quien no, es invisible. Algo que también pasa con las instituciones culturales. En relación a esto hay una perversión terrible”. Tensa la coleta con las dos manos y sonríe. 

El texto que escribió Paula para Marina empieza en un parque de Aluche y acaba con un trozo de una canción de Eskorbuto. A partir del día 12 de junio, cuando Rosa Santos inaugure su nuevo espacio, en la calle San Cosme y San Damián 11, cada vez que Paula cierre la galería podrá bajar al parque, oler a litros, escuchar aquella canción y ver barquitos de papel flotar por el estanque. Fins aviat!

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