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objetivo: ser felices haciendo lo que les gusta 

La generación Z: el relevo del emprendimiento

7/11/2016 - 

VALENCIA. Si les das a elegir entre asistir a un concierto de su grupo de música preferido o una charla motivadora de emprendedores, muchos de ellos afirman que escogerían, sin duda, la segunda opción. Nacidos después de 1995, para ellos tanto vale el término emprendedor para quien monta una empresa como para quien pinta un cuadro. De lo que se trata es de tener iniciativa para diseñar tu propia vida y hacer lo que te gusta, más allá de ‘puestazos’ y retribuciones económicas. Hablamos de la generación Z, donde no todos son ninis.

Tengo 18 años y ni estudio ni trabajo: ¡Monto Empresas y vivo haciendo lo que me gusta!”.  Así, incluidas las exclamaciones, titulaba Luis Iván Cuende su libro lanzado en 2014. En ese tiempo, el hoy reconocido por Forbes entre los 30 jóvenes más brillantes del mundo, ya podía presumir de haber pasado de los estudios superiores -lo dejó al terminar Bachillerato- porque, además de ser el mejor ‘hacker’ europeo menor de 20 años, contaba ya con varios proyectos empresariales en su historial. 

Cuende abandonó la escuela criticando el sistema educativo, por su escasa capacidad motivadora y limitante de la creatividad. También Álvaro Cabo Ciudad aboga por una educación emprendedora. “La desmotivación generalizada en los colegios, ha llevado a los alumnos a pasar de una mente activa a otra pasiva”, afirma en un post de su blog, Mi país a través de mis ojos

Este joven, de 13 años y natural de Talavera de la Reina, se atreve ya a dar consejos a los emprendedores, bien en sus conferencias, que imparte dentro y fuera de España, como a través de su columna de opinión en un periódico de tirada nacional. Autor del libro “Ser inteligente no es un delito”, Álvaro Cabo entiende por emprender “tener una idea, continuar con ella hasta desarrollarla y sacar partido de ella a la vez que te procura felicidad. Esto puede aplicarse tanto a montar una empresa como a cualquier proyecto personal”. Ve en EE.UU “la tierra del emprendimiento y las oportunidades” y sueña con aterrizar allí algún día. Que quiere ser emprendedor, está decidido, falta por clarificar el área. “Al principio quería ser arqueólogo, luego traductor, después neurocirujano y ahora me gustaría montar una cadena de hospitales”.

Los referentes

La felicidad, a través de la realización profesional haciendo lo que les gusta, es una constante que comparten todos estos potenciales emprendedores. También el de la reafirmación generacional. “Agradezco lo que mis padres me han dado, pero no me conformo con eso. Yo quiero ir más allá, hacer algo propio y luchar por conseguir mis sueños”, dice Pablo Martín Gil-Delgado. Estudiante de Marketing y Publicidad, lo que le gusta a este joven de 18 años es la magia y la moda. Coincidimos con él en una conferencia para emprendedores que ofrecieron los hermanos Clemente y Álvaro Cebrián, fundadores de El Ganso a quienes se acercó, una vez finalizada, para pedir consejo de cómo sacar adelante Venn Brand,  la marca de moda que ha creado junto a su pareja, Andrea Venn. “A nosotros también nos gustaría crear una marca que pudiese identificar cualquiera a primera vista”, dice. 

Sabe “perfectamente” quien es Amancio Ortega, pero sus referentes son más cercanos. “Me interesan los emprendedores españoles más jóvenes, como los fundadores de Wallapop o los creadores de la marca de relojes C21bebrave. De estos últimos leí una frase que me gustó mucho en la que decían que ellos no hacían relojes, sino una marca de personas con valores. Me pareció una forma original de ir un paso más allá”.

También en los sectores maduros

Al equipo de Vennbrand acaba de unirse, de forma esporádica, un compañero de facultad de Pablo Martín, Miguel Lomba Martínez, otro joven de 18 años a quien, además de hacer monólogos, le gusta el mundo de los negocios. Lleva 2 años enfrascado en un proyecto familiar, con sus dos primos y su hermano de 16 años, dentro del sector vitivinícola. El abuelo ocupa un puesto honorífico dentro de la empresa Vitheras, el nombre de la marca que han creado, por ser él quien les inculcó el gusanillo durante los veranos de los nietos en Cangas de Narcea (Asturias).

“Nosotros hacemos un vino joven de montaña con la variedad de uva blanca de la zona, Albarín. Además del blanco, hemos conseguido elaborar el único rosado de la zon, que ha tenido muy buen aceptación en el mercado”. Choca un poco oírle hablar de caldos y añadas “de buenísima calidad”, pero lo cierto es que ya han cosechado algún premio, nacional e internacional, con la marca. Carlos, el primo de 27 años, ejerce de director, mientras que Miguel asume la promoción del producto en los establecimientos. “

Aunque han contratado los servicios de una enóloga “que trabaja genial” para controlar la calidad de la producción, los primos son quienes se encargan de vendimiar y embotellar, hasta 10.000 botellas de rosado y otras tantas de blanco el año pasado. “La empresa va bien. Yo tendría suficiente con motivar a otros jóvenes a emprender y con engrandecer, aún más, el nombre de Cangas, una zona que se quedó muy deprimida con el cierre de las minas”, dice.

La gesta de Yeray Castilla

Tanto en el caso de Pablo como en el de Miguel, reconocen haber disfrutado de un ambiente propicio al emprendimiento en su entorno familiar y cultural. Más complicado lo tiene Yeray Castilla Gaete, un joven de 19 años que lleva un año intentando montar un e-commerce de moda en un pequeño pueblo de Teruel. Sin dinero ni contactos relevantes, cuenta que se dirigió a una entidad bancaria para pedir un crédito sin aval de 19.000 euros para montar la empresa. No se lo concedieron. “No les interesa ningún proyecto que no vaya seguido de muchos ceros”, se lamenta ahora en un vídeo que colgó en su Facebook y que suma cerca de 18.000 reproducciones. 

En él anuncia Yeray Castilla su determinación de emprender un viaje en solitario por toda España hasta recorrer 2.000 km andando. Es la única forma que se le ocurre para obtener patrocinios de empresas y alcanzar la suma de 25.000  euros que, cree, necesitaría para montar su e-commerce. “Hay mucha gente joven que queremos emprender, pero que nos vemos obligados, bien a irnos de nuestro país para poder hacerlo, o bien, renunciando a nuestros sueños”, se lamenta en el video.

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