Afortunadamente hablar de sostenibilidad en turismo es cada día más habitual y menos novedoso. Las empresas y destinos entienden que la sostenibilidad ambiental y de la industria turística van de la mano. No en vano el 2018 fue considerado el año del turismo sostenible por la ONU como elemento revelador de la elevada sensibilidad con la que convive nuestro entorno con una de las industrias más importantes, en crecimiento y derrama a nivel mundial.
Sobre esta premisa muchos piensan que hablar de turismo sostenible es hacerlo solo sobre espacios naturales, sobre cuestiones vinculadas a certificaciones de gestión medioambiental, limpiezas de calles, papeleras o al desarrollo de productos turísticos saludables o ecológicos.
Cuestiones que alejan en muchas ocasiones el verdadero núcleo de la ecuación turismo y sostenibilidad que es: ¿Qué capacidad de crecimiento tiene el desarrollo en un destino?
Ecuación que además en los destinos urbanos no termina de realizarse hasta el momento en el que el vaso está desbordando. La gestión del crecimiento en la demanda de un destino es sin duda uno de los primeros elementos de reflexión cuando se apunta hacia el desarrollo sostenible, en especial cuando además se realiza sobre un escenario urbano como pueda ser el caso de València ciudad.
Hablar sobre turismo sostenible y el destino València ciudad es, en primer lugar, determinar cuánto más queremos crecer en demanda, o cuanto más es capaz de crecer en demanda esta ciudad. Es en los momentos de crecimiento en los que un destino debe reflexionar sobre su capacidad de asumir demanda. ¿Qué demanda quiero? ¿Cuánta puedo asumir? Estas reflexiones llevan por lo general a conclusiones obvias, no es tan importante el cuanto si no el que. ¿Que generan esos turistasque quiero?, ya que quizás con menos podré obtener más.
Pero tranquilos, no seré yo el que diga que el destino València se encuentra saturado a pesar de que muchos salen a los medios a culpabilizar a los pobres turistas de todos los males de la ciudad, incluso del incivismo de muchos de los residentes que además de dejar basuras, orinan en edificios públicos y privados cual urinarios públicos.
En estas últimas semanas surgen cientos de comparaciones con Barcelona, Paris, Ámsterdam, etc. y que si ésta o la otra, ha sido la solución para reducir el impacto turístico y en València deberíamos hacer lo mismo, como si nuestra situación fuera la misma en demanda, ocupación y lo que es peor, precio medio o derrama generada por turista. No señores, no somos Ámsterdam, Barcelona o Paris y no estamos igual que ellos, por tanto, seamos serios y no traslademos a cascoporro soluciones mágicas como si fuera la salvación divina.
Dicho esto, y ante un previsible proceso de crecimiento no ordenado o dimensionado es verdad que es justo ahora el momento de analizar, planificar y gestionar un proceso de desarrollo turístico que permita asegurar la sostenibilidad turística de la ciudad con medidas en positivo ya que estamos aún a años luz de encontrarnos como nuestros hermanos mayores, totalmente desbordados.
Determinemos que capacidad de acogida tiene la ciudad y como gestionar la demanda actual y la que a medio plazo podremos recibir. Determinemos donde aparcarán, como llegarán a la ciudad, comose moverán, donde consumirán, etc.
Es posible ordenar los flujos de demanda en las ciudades, es posible mantener el comercio tradicional que da valor al destino, es posible facilitar la convivencia entre turismo y residentes pero para ello hay que trabajar con estrategias planificadas a medio plazo.
¿Alguien ha pensado que va a pasar en el corto plazo en la zona del Cabanyal si no se actúa ya? O como podremos disuadir a los turistas que llegan en coche que aparquen en los aparcamientos disuasorios que no existen, o que puedan utilizar un billete de transporte público conjunto (metro/bus/cercanías) que tampoco existe, o acceder a espacios de la ciudad que no están señalizados? ¿Alguien ha pensado que no puede mantenerse la carga de alojamientos alegales e ilegales del centro histórico simplemente por una cuestión de sostenibilidad?
Aún estamos a tiempo de asegurar un desarrollo turístico sostenible para esta ciudad, pero no nos quedemos muy dormidos porque tampoco queda mucho tiempo para actuar.
Alberto Galloso es socio y director de Soluciones Turísticas