VALÈNCIA. En los últimos años ha quedado demostrado que invertir en innovación sale rentable, tanto a nivel económico como social. Aunque los resultados no siempre llegan de forma rápida, una vez se han asentado y forman parte del imaginario es innegable que es el camino a seguir. Así lo han señalado la mayoría de los ponentes de la segunda jornada de 'Terra Innovadora', organizada por la Federación Valenciana de Municipios y Provincias (FVMP) junto a la Conselleria de Innovación, Universidades, Ciencia y Sociedad Digital.
Compuesta por siete mesas con distintos profesionales del ámbito de la innovación municipal, las conferencias han intentado dar respuesta a los retos que se presentan cuando un consistorio se enfrenta a la compra pública de la innovación. Como ha señalado el moderador de la primera mesa, Rafael Lafont, director de la Fundación Empresa de la Universidad de Alicante, este coloquio podría llamarse "lecciones aprendidas de la Compra Pública Innovadora (CPI)".
Así, Yolanda Carcel, responsable del Servicio de Innovación en el sector público y compra pública de la Agencia Valenciana de la Innovación, ha indicado que la intención de la entidad es unir a los promotores de la innovación, las administraciones públicas, el tejido empresarial y los agentes científicos e investigadores, ya que "todos se han puesto las pilas para mejorar y para que el proceso sea más transparente".
Asimismo, la Jefa del Servicio de Contratación y Central de Compras en la Diputació de Castelló, María Pilar Batet, ha reconocido que es importante hacer un cambio de cultura, ya que "hasta hace poco lo importante era comprar barato, pero ahora hay otras obligaciones sociales y medioambientales, y hay que asumir riesgos".
En la misma línea se ha expresado Pedro J. Ramiro, técnico de Ciudad inteligente de Alcoy, que ha mostrado el lado práctico de la CPI con diferentes proyectos, reconociendo que una de las lecciones que han aprendido desde el consistorio ha sido identificar qué es innovador y qué es susceptible de CPI. "Al final se trata de cubrir una necesidad que no está cubierta", ha concluido.
Uno de los consensos que ha estado presente a lo largo de la jornada es que la información y el Big Data reinan en las redes económicas y tecnológicas del siglo XXI. Esto se ha manifestado de forma más explícita en la mesa sobre destinaciones turísticas inteligentes (DTI), en las que se trabaja con los datos abiertos que proporcionan los visitantes. El director de INVAT·TUR Francisco Juan, ha puesto el acento en la importancia de pasar de la smart city hacia el DTI, dirigida no solo a los residentes del municipio de forma indirecta, sino también a los visitantes, reforzando y comunicando los atractivos del territorio, rescatando la idea de la voluntad por parte de las administraciones públicas.
No obstante, la parte experimental de los DTI ha venido de la mano de La Nucía, Finestrat y Cullera. El primero de ellos se ha focalizado como destino inteligente en el deporte, tal como ha señalado Toni Buades, coordinador del proyecto DTI+D & Smart City del Ayuntamiento de La Nucía. De hecho, ha puntualizado que la iniciativa es un motor para la economía local, ya que con esta estrategia han abierto sus puertas dos hoteles.
Por su parte, Miguel Ángel Catalán, de la Oficina DTI de Finestrat, ha explicado cómo llevar estas estrategias que necesitan acceso a Internet y conectividad a un punto turístico como es la montaña Puig Campana, donde la red no llega tan fácilmente. Para lograrlo, han dotado de conectividad a la zona para poder interactuar con los servicios de emergencia por si tienen cualquier tipo de problema.
Aunque esas incidencias no las sufren en Cullera, la gerente de Turismo del consistorio, Camille Poret, ha reseñado el incremento de población que experimenta la ciudad durante el verano, cuando multiplican su densidad de población. "Por ejemplo, a la hora de recoger residuos, no solo trabajamos para el turista, sino también para los residentes, así que debemos cooperar para que esa cohabitación sea la mejor posible", ha expuesto.
Las últimas mesas de la mañana han estado protagonizadas por estrategias muy diversas. Por un lado, tres alcaldes de poblaciones de menos de 700 habitantes han puesto en valor sus hojas de ruta en las zonas rurales y, por otro lado, ha habido espacio para debatir sobre la gestión de los fondos europeos desde una visión innovadora.
Jordi Alcón, alcalde de Vistabella, ha desarrollado el proyecto de Impulso de la economía circular a través del aprovechamiento de los residuos sólidos urbanos en el municipio, con iniciativas como instalar un ecoparque donde antes había un vertedero o la concienciación vecinal mediante el "puerta a puerta". Mientras que la primera edil de Alpuente, Alicia Pérez, ha explicado cómo han georreferenciado la red de aguas de la localidad para controlar si hay pérdidas y así ahorrar tiempo y recursos a los operarios del ayuntamiento.
Tanto ella como Rafael Giménez, alcalde de Aras de los Olmos, han resaltado que desarrollar proyectos innovadores en estas zonas es difícil "por la cantidad limitada de recursos económicos". No obstante, Giménez ha explicado que para suplir esto buscan sinergias con los instrumentos que tienen. "El cambio climático va cambiar los cultivos a todos los niveles, por eso queremos incorporar las nuevas tecnologías para mejorarlos. Queremos trabajar nuestros propios datos, que no nos los manejen otras personas que no sean las propias personas del mundo rural", ha reivindicado.
Por su parte, las responsables de las Oficinas de Proyectos Europeos de Altea y Alzira, Paloma Verdú y Carmen Herrero, respectivamente, han explicado su fórmula para gestionar de manera innovadora los fondos europeos: la colaboración entre administraciones. "Los municipios deben tener muy claro hacia donde quieren ir, no dispersarse. A nosotros eso nos ha costado, pero al final hemos conseguido saber dónde queremos ir, apostando por el euromunicipalismo", han manifestado.
Además, Luis Gargori, representante de la Oficina Planificación y Proyección Económica de Castellón de la Plana, ha admitido que "es muy difícil encajar los plazos de las ayudas con los plazos de las administraciones". En este sentido ha concretado que la planificación y la profesionalización son esenciales para su entidad, aparte de buscar que "no se haya financiado nada parecido en Europa ni en ningún sitio y que encaje dentro de la estrategia municipal con cierto valor añadido".
Pese a que son los consistorios los principales actores para llevar a cabo iniciativas innovadoras en sus pueblos y ciudades, existen instituciones supramunicipales que trabajan conjuntamente para llegar al mismo objetivo. Se trata de la Diputació de València y la de Castelló, quienes han destacado la importancia del retorno: "que cada euro que invertimos tenga un retorno multiplicado a la ciudadanía", ha comentado la Directora General de Innovación de la Generalitat Sònia Tirado.
Mentxu Balaguer, diputada de Modernización de la Diputació de València, por su parte, ha explicado que pretenden "ayudar económicamente a los municipios, pero también dotarlos del personal técnico necesario para que acompañen, asesoren y guíen a los ayuntamientos en todos los ámbitos innovadores". En el caso de Xaro Miralles, diputada de Nuevas Tecnologías de la Diputació de Castelló, ha destacado la creación del Consejo de Gobernanza Participativa en la provincia o la nueva técnica del "cliente misterioso", en la que cinco personas –funcionarias o voluntarias– evalúan los servicios de la institución.
"Dicen que el que innova empieza perdiendo, pero el que no innova al final pierde", ha asegurado Inmaculada Bordera, responsable del Think Tank Smart Cities en AVAESEN. Consiste, según ha explicado, en un proyecto orientado a "ofrecer propuestas de valor a todos los municipios con un enfoque de colaboración público-privada". Asimismo, ha detallado dos de sus líneas de actuación: las Guías Smart City -hojas de ruta para los municipios que se embarcan en la innovación-, y los Demo Days -reuniones rápidas "para provocar que las cosas pasen, que todos los actores involucrados se comuniquen".
Para clausurar las jornadas, la profesora de Derecho Mercantil de la Universidad de Alicante María del Carmen Pastor, ha dado algunas pinceladas sobre lo que para ella es el futuro inminente: la moneda digital y comercio electrónico. Así, el objetivo de su grupo de investigación es desarrollar una versión municipal del euro digital con una tecnología conocida como blockchain que presenta algo muy novedoso y ventajoso: no se puede manipular ni falsificar, a diferencia del papel moneda. La intención es que los municipios hagan una versión propia de ese euro digital, "lo que nos va a permitir programar sobre él, dándole funciones concretas o destinado a una determinada población", ha concluido la docente.