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30 ANIVERSARIO

La Gran Esperanza Blanca: tres décadas de resistencia silenciosa

El grupo valenciano cumple 30 años de supervivencia y lo celebra con un concierto el sábado en Loco Club

21/04/2016 - 

VALENCIA. “Uno empieza y puede acabarse en un mes o dos, o durar años. En nuestro caso, han sido muchos años y esperamos que siga”. Concretamente son 30 los que contemplan la confesión de un hombre que está hablando de una banda, y no de una relación en términos generales. Aunque en cierto modo lo sea. Cisco Fran, al frente de La Gran Esperanza Blanca desde mediados de los 80 del siglo pasado, desvela que uno de los pocos grupos que resisten en activo desde la época en la que en Valencia no hacía falta tener coche para querer ir a Gasolinera afronta el futuro “no de forma especial”: “sólo queremos seguir tocando, ensayando y grabando nuevas canciones”.

Decía el estadista Edwards Deming que la supervivencia no es algo obligatorio. En el caso de La Gran Esperanza Blanca se trata, en efecto, de algo tan natural como el hecho de dar un paso después de otro. “No nos preocupa no influir a nadie, nos basta con que nos gusten nuestras propias canciones, es nuestra medida de la satisfacción”. La longevidad del grupo se fundamenta en la humildad, pero no en la falta de ambición: el cementerio de músicos está lleno de nombres que olvidaron satisfacer sus propios deseos en pos de un supuesto objetivo superior.

Las primeras tres décadas de existencia de La Gran Esperanza Blanca se celebrarán el sábado 23 con un concierto à la The Last Waltz en Loco Club; en el recital participarán, junto a la formación base de la banda, músicos como Manolo Bertrán y Antonio Chumillas, ‘Chumi’, de Doctor Divago (supervivientes coetáneos de los 80), Micalet Landete (Senior i El Cor Brutal), Raúl Tamarit (Los Radiadores) o Rafa Adrián y May May Ibáñez (Badlands). “Lo encaramos con entusiasmo, incluso juvenil”, explica Cisco Fran, “es una ocasión excelente para mirar hacia atrás y a la vez hacia delante: no traicionaremos a la voluntad que nos ha traído hasta aquí, nos debemos a ese poderoso señor”.

1986-2016: de la fase durmiente al nuevo futuro

Cuando la creamos solo queríamos tener algo que hacer al salir del cuartel en los días de nuestro servicio militar en Mallorca”. El cantante y compositor explica que, como suele suceder en estos casos, el origen de La Gran Esperanza Blanca fue tan básico y primario como el de cualquier otra cosa que genera placer instantáneo. Cisco Fran y Federico Segarra (Fede Ferocce) coincidieron en 1986 en Palma también a la hora de cumplir con la mili; también, porque antes ya lo hacían en los impetuosos Inhibidos Quizás?. “Al volver, mis canciones empezaban a pedir un tratamiento musical distinto al que tenía en Inhibidos Quizás?, y fue natural seguir ya en Valencia con una banda de cuatro elementos”.

Un año después, ya en Valencia, Luis Vilanova (Chiti Chitez) y Jesús Almenara (Chuso Al) se unieron al proyecto en su “fase clásica" de 1987 a 1993. A esta le siguieron “la de los bajistas que van y vienen hasta 2002, la fase durmiente entre 2002 y 2009, el despertar de la hibernación de 2009 a 2012 y un nuevo futuro desde 2012 hasta ahora”. A pesar del final feliz, el cantante de La Gran Esperanza Blanca recuerda que el principio de siglo no fue sencillo. “Cuando dejamos la actividad en 2002 pensé que se había acabado definitivamente”, explica, “de hecho, hasta vendí la guitarra acústica Gibson J-200 (una muy buena guitarra) que tenía por falta de uso”. “Muchas, demasiadas fases” en las que el grupo, que tuvo que sobreponerse a la muerte de su violinista, Fiddler Paul, recibía cada disco nuevo como “un momento especial”. Tan especial como ese himno dedicado a Mario Alberto Kempes, ‘Nostalgia de Bell Ville’, que les granjeó la inmortalidad mitómana y debió darles algo más.

Entre la industria y la infraindustria

“Son pocos los que aguantan en activo si no hay una mínima sostenibilidad económica”, apunta el periodista Carlos Pérez de Ziriza que, junto a La Gran Esperanza Blanca y Doctor Divago, recuerda la supervivencia de Revólver. Quizá una de las razones por las que cueste tanto encontrar más casos de supervivencia activa en Valencia la tenga Cisco Fran en su cabeza. “Hoy ha mejorado mucho la infraestructura, los nuevos músicos jóvenes son infinitamente mejores músicos de lo que nosotros éramos hace 30 años, pero la diferencia más acusada es la sectarización de los estilos”, recuerda el cantante, “antes todo estaba mucho más centralizado y revuelto en dos o tres salas, ahora todo es más sectario”. 

Pérez de Ziriza reconoce que mantener la independencia que da no tener que alimentar la supervivencia con los saldos de la banda “reduce los sinsabores respecto a las expectativas previas”, y puede ser un buen salvavidas, pero tiene claro que “no menoscabaría la carrera de nadie por el hecho de que no viva de ella full time”. “Tampoco debe ser fácil mantener una línea constante cuando apenas dispones de tiempo para dedicarle a la música y, al fin y al cabo, la valía de un disco es la que es, independientemente de su intrahistoria”, termina. Entonces, ¿tienen sitio bandas veteranas como La Gran Esperanza Blanca en la industria actual? “Tienen sitio en la infraindustria, más bien. Pero no por veteranas, sino por bandas”

Americana y sus padres valencianos

“No sabría decir si su influencia ha sido muy amplia, ya que no abundan en Valencia las bandas con un sonido tan norteamericano”, reconoce Pérez de Ziriza, que en su epílogo coincide con Cisco Fran: “no es un tipo de rock que se haya prodigado mucho por aquí, en comparación con otras zonas del estado”. “Lo dudo mucho”, responde con sinceridad el cantante al respecto de la posible influencia de La Gran Esperanza Blanca en generaciones posteriores: “sería chocante que alguna banda actual pudiera decirlo”. “No nos conoce casi nadie, y entre los músicos de nuestra generación las propuestas eran muy diversas, la mayoría alejadísimas de nuestra línea; entre los jóvenes aún más difícil, por diferencia generacional y sobreabundancia de información”.

“Senior sí que han manifestado en alguna ocasión que hay cierta influencia, puede que más estética que de fondo, porque al fin y al cabo sus influencias parten de generaciones del rock americano que son distintas (Dylan en el primer caso, el rock norteamericano de los 90 en el segundo, aunque ambas tengan un tronco común)”, señala Pérez de Ziriza. Y no se equivoca. Micalet Landete participará en el concierto del sábado en Loco Club. “Creo que es un ejemplo a seguir”, explica el líder de Senior, “lleva décadas haciendo buena música y, además, mejora con la edad”. La prueba de esto último es, de hecho, su último trabajo en 2015: Tren Fantasma fue el año pasado, y con total probabilidad, la cúspide de su discografía.

La historia que une a Landete, sin duda la voz valenciana del momento, con La Gran Esperanza Blanca es sin duda ejemplo de la leyenda cotidiana del grupo. “Siempre contemplo a Cisco Fran desde esta perspectiva: primer día de la carrera, escuela de informática, entro en el edificio y en el hall están La Gran Esperanza Blanca haciendo algo que después, muchos años después, descubrí que se llamaba americana”. “Bendita americana”, añade el cantante justo antes de poner sobre la mesa las principales bazas de Cisco Fran y su grupo. “Su actitud de hacer lo que le ha dado la gana cuando le ha dado la gana y como le ha dado la gana, sus inflexiones vocales, la profundidad de su voz, sus rimas cortas y certeras, esas historias que siempre acaban tan alto”, remata el músico.

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