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La gran ventaja del presidente Sánchez es tener bajo su dedo el 'botón nuclear'

3/06/2018 - 

VALÈNCIA. Las ventajas de ser el inquilino de La Moncloa son muchas y variadas. Una de ellas, nada desdeñable para el ahora presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, es la capacidad de ocupar los 437 puestos que, según los técnicos del Ministerio de Hacienda (Gestha), ha dejado libres el PP con la caída de Mariano Rajoy. Nada mal, para empezar.

Es obvio que estar al frente del Gobierno de España otorga otras capacidades tan amplias que cuesta enumerar pero, en el caso de Sánchez, una de sus favoritas será indudablemente tener bajo su dedo el 'botón nuclear'.

Así se conoce en muchos círculos políticos la capacidad de convocar las elecciones generales, un asunto nada baladí sobre todo cuando un presidente ha llegado a la cima gracias a una moción de censura y solo con 84 diputados en el Congreso. Quería Ciudadanos una moción instrumental para evitar que Sánchez no se acomodara en el poder, y lo que debe conseguir ahora el socialista es que su presidencia sea precisamente instrumental para elevar su valoración y popularidad.

El PSOE no iba bien en las encuestas. El último CIS hecho público en mayo le situaba como tercera fuerza con un 22% de los apoyos y superado por PP y Ciudadanos. Otros sondeos, dibujaban a la formación de Albert Rivera disparada hasta un 30% con Sánchez y los suyos 10 puntos por debajo. Esta era la razón por la que el partido naranja quería comicios inmediatos y, el resto del mundo, no.

Albert Rivera, líder de Cs. Foto: EFE

De hecho, uno de los grandes factores para que la moción haya prosperado también se ha congregado en torno a evitar unas elecciones inminentes. Una condición esta que el PNV esgrimió en las negociaciones. Si se mira alrededor, tampoco parece que el resto de fuerzas que le han dado el apoyo a Sánchez tengan un especial interés en citarse con las urnas ahora mismo. Eso, unido a esa atmósfera de animadversión global hacia Ciudadanos, deja entrever que el nuevo presidente podría contar con mayor condescendencia de la Cámara Baja aunque solo sea por no verse abocados a un escenario electoral que acabe beneficiando a Rivera. Visto así, sería curioso, pero hasta podría existir un pacto de no agresión para darle cierto margen a Sánchez.

No obstante, y esta es la gran ventaja del líder socialista, puede presionar el 'botón nuclear' de la convocatoria electoral cuando desee. Y eso, aunque no es infalible, está muy bien. Utilizando un símil futbolístico, es como si fuera el Real Madrid y pudiera elegir que el Barça tuviera que jugar cuando Messi está lesionado. 

Así pues, a Sánchez, obviamente, le gustaría seguir en La Moncloa el mayor tiempo posible, pero si ve que se le pueden complicar las cosas y que su posición en los sondeos ha mejorado notablemente, podría lanzarse a anticipar los comicios en otoño de este mismo año.

Pedro Sánchez en una entrevista concedida a Valencia Plaza. Foto: KIKE TABERNER

Si la situación, difícil pero posible, se mantiene en cambio con cierto sosiego porque los intereses comunes de las fuerzas que le han apoyado en la moción coinciden con un calendario más calmado, ya podría ponerse las zapatillas de estar por casa en La Moncloa hasta finales de 2019 -viendo qué pasa en las autonómicas y locales de mayo- o, simplemente, hasta que encuentre el momento más propicio para sus intereses. 

En ese escenario, incluso podría vender que ha traído la prometida estabilidad a España e incluso haber sacado adelante en el Congreso ciertas medidas que le otorguen un empaque de presidente a futuro. Más allá del pataleo evidente de PP y Cs por aprobar cuestiones con los votos de nacionalistas o independentistas, buena parte de los ciudadanos de a pie quizá se conforme con no tener que leer cada día diez titulares referidos a Cataluña. Quién sabe si esas personas se convertirían en electores agradecidos de Sánchez.

El escenario quizá menos probable -todo son conjeturas porque es Sánchez quien dispone del botón- es el de hacer coincidir las elecciones autonómicas, municipales, europeas y generales en mayo de 2019. Aunque es cierto que obligaría a las federaciones autonómicas del PSOE y a los alcaldes socialistas a una implicación máxima, parece un escenario demasiado complejo como para controlar todas las variables, más aún cuando una cita global de esas características conllevaría una movilización máxima del centro derecha. 

Un todo o nada al que Sánchez no tiene por qué convenirle cuando puede ejecutar la convocatoria justo en el momento en el que más posibilidades tenga para el triunfo. Es lo que tiene ser el presidente del Gobierno y por lo que será difícil que se le arranque en los próximos días ninguna confesión respecto a una posible fecha de elecciones generales.


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