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GRAND PLACE / OPINIÓN

La guerra de los microchips

31/08/2021 - 

En el origen fue el chip… La vida pendía de un chip y algunos nos dimos cuenta muy tarde. Por eso, en el verano del Año I d. C. -después de la Covid- el gobierno de la Unión Europea decidió volver atrás 250 años, a la época de la revolución industrial, para implantar fábricas de fundición en todo su territorio. El objeto era alcanzar la soberanía digital respecto al Territorio-AméricaN, el Sudeste Asiático y LaGranFábrica, China, con la producción de semiconductores, los microchips necesarios vivir. El origen estaba en las máquinas litográficas.

En el imaginario colectivo quedaban las primeras protestas de obreros con la ropa y la tez negras por el humo y el fuego de la fundición de carbón. Esa imagen idílica que dio paso a los derechos de los trabajadores en el continente europeo iba a repetirse en calles y redes sociales, con la imagen de los trabajadores de las fundiciones del siglo XXI, ingenieros ataviados con monos blancos. Fueron los que provocaron la primera revuelta tecnológica en 2030.

Por el camino, la Unión Europea había conseguido alcanzar el objetivo propuesto en 2021 por la Comisión, de llegar a la producción propia de chips de 2 nanómetros en 2030, los semiconductores que hacían posible que funcionaran los teléfonos móviles y los computadores personales, los coches eléctricos, todos los electrodomésticos interconectados con el 5G y los drones. En resumen, todo lo que nos hacia funcionar en el día a día.

Para ello, la Comisión Europea puso en marcha dos nuevas alianzas industriales: la Alianza sobre tecnologías de procesadores y semiconductores, y la Alianza europea para los datos industriales y la computación periférica y en la nube. Margrethe Vestager, vicepresidenta para la Era Digital, declaró que “los microchips son la base de todos los dispositivos, desde nuestros teléfonos móviles hasta nuestros pasaportes. La Alianza aspira a desarrollar nubes industriales europeas que no estén sujetas al control ni al acceso de las autoridades de terceros países”.

Última luna. FOTO: RL

El comisario Thierry Breton afirmaba que “la Alianza sobre los semiconductores reequilibrará las cadenas mundiales de suministro de semiconductores, al garantizar que dispongamos de la capacidad de diseñar y producir en Europa los microprocesadores más avanzados, hacia los 2 nanómetros y por debajo». Europa alcanzaría la capacidad de diseñar y producir los chips más avanzados, reduciendo al mismo tiempo sus dependencias estratégicas globales al elevar al 20 %, de aquí a 2030, la fabricación de semiconductores a escala mundial”.

No fue fácil. En aquellos momentos, el mercado estaba liderado por Estados Unidos y China. Aunque ASML, la compañía líder en construir las supercomputadoras necesarias para fabricar los semiconductores, era de origen holandés. Actuaba casi en régimen de monopolio. Mientras tanto, ese verano SMIC aceleraba en China la construcción de una nueva fábrica de microprocesadores y la alemana GlobalFoundries lo hacía en Singapur.

Pero la escasez global de chips no estaba sólo en el monopolio de las compañías de fundición, en la escasez de las “fabless” o fábricas de obleas ni en los fabricantes de circuitos integrados. Actualmente la mayoría de chips proceden de Estados Unidos, China, Taiwán, Japón y Corea del Sur. Había que trasladar la producción de hardware al TerritorioEuropa para acceder a los procesos de fabricación con tecnología EUV/DUV (litografía ultravioleta extrema) e incluso al software EDA (automatización de diseño electrónico), necesario para el diseño de chips.

El presidente norteamericano se adelantó, por su parte, con dos decisiones importantes: prohibir que cualquier fundición fabricara y suministrara chips a las compañías chinas, y bloquear la entrega de la maquinaria necesaria para que las fundiciones chinas fabricaran sus propias obleas. De nada sirvió, porque LaGranFábrica China comenzó a comprar maquinaria de segunda mano y a copiar la tecnología punta, como era habitual, hasta alcanzar la autosuficiencia china de nanómetros. Lo consiguió la empresa SMIC, que construyó su propio sistema de litografía con el Instituto Suhou de Nanotecnología y Nanobiónica ,adscrito a la Academia China de Cencias (Sinano). Goldman Sachs ya anunció que China produciría chips de 7 nanómetros en 2023.

-“Hi”, David. Supongo que ya has llegado a fundición. He visto en las noticias las revueltas de los IngenierosR2-D2. Claro, que ya habían sofocado la insurrección. Parece ser que piden más autonomía de los humanos y menos horas de producción.

-Hola, Laura. Sí, en el Territorio-Anatolia hemos acabado el trabajo con los robots. Desde que sufrimos la revuelta de 2050, las últimas unidades de ingenieros autónomos salen de fábrica con el microchip actualizado de serie, cada vez más guerreros. Deberíamos cambiar la configuración, pero como siguen autoprogramándose ellos…

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