VALÈNCIA. ¿Cómo puede la tradición musical andaluza converger con la pista de baile? ¿Qué nombres y colectivos están apostando por aproximar las raíces a la mesa del dj? ¿Es todo folclore español susceptible de remix? Sobre estas y otras preguntas reflexionamos junto a Maca Sanches, artista multidisciplinar —diseñadora, compositora, batería, cantante y consumidora regular de café para llegar a todo— nacida en Algeciras, provincia de Cádiz, Andalucía.
“Papa, cómprame una batería”, fue su deseo y su primera conexión con el mundo creativo. Desde el instituto ha pertenecido a colectivos artísticos con mayor o menor oficialidad. Tras vivir en Granada, se asentó en València, base de operaciones donde participa en decenas de actividades y subversiones creativas y donde también hace un llamamiento a la exploración de nuevos sonidos identitarios y de raíz.
“Estoy muy contenta de poder vivir un nuevo andalucismo, aunque de momento me toque lejos de casa, que se escapa de los típicos palos que podríamos estar acostumbrados a escuchar. Mi perspectiva es bastante personal y ’sentía’, ya que una no puede escapar de lo que es, y asimismo me encuentro en un circuito alejado del propio movimiento, del nicho del nicho. Pero lo disfruto igual. Quisiera dar más ejemplos y estaré agradecida de que la gente me los acerque dado el caso”.
Para comprender qué es esto de ‘nuevo andalucismo’ podemos acudir a la reflexión de Jose Ignacio García, de Adelante Andalucía: “desde hace tiempo está calando en sectores importantes de la sociedad andaluza una idea peculiar y característica de sentirse y reivindicarse como andaluces/as desde una perspectiva política muy interesante. Y esto tiene un reflejo en el nacimiento de un campo cultural rico y heterogéneo que veremos cuánto de masivo llega a ser y qué potencial transformador tiene, pero que sí podemos afirmar que antes no existía y que supone una innovación socio cultural”.
Para Sanches, “este nuevo andalucismo viene ya de lejos (gracias, Smash), pero quizás nos sepa a tema de actualidad tanto por la fuerza de nuevos sonidos que han borboteado desde la comunidad hacia arriba, como por la reivindicación de los mismos desde la crítica al expolio y apropiacionismo de sus formas desde fuera. Y es que hay algunos que aún les chirría escuchar a un andaluz hablar, pero cuando un señorito de la meseta dice un ‘killo’… pues se le aplaude. Es algo de lo que estamos jartitos de señalar desde siempre, y es que Andalucía es periferia a los ojos de Madrid, pero universal para todos los pueblos. Este sonido del que hablamos busca nuevas fórmulas traspasando espontánea y urgentemente las formas para no ser colonizado, recogiendo un hilo común que abraza las entidades andaluzas que, como sabemos, son bien heterogéneas. Tradición andaluza no es sólo recoger los palos del flamenco sino incluirlos en una base de breakbeat, que forma parte del imaginario colectivo de la cultura ravera y de club del sur. Califato 3/4 sabe bien de esto. Y nosotros lo bailamos”.
Una de las líneas transversales más claras de los productos culturales asociados al nuevo andalucismo es la reivindicación de las hablas andaluzas. Por reivindicación no solo se entiende la práctica y la defensa de los dialectos y sociolectos. Esta vindicación engloba una defensa radical de las hablas respecto a los habituales ataques que la sociedad andaluza recibe por el mero hecho de hablar con acento.
“En este hermanamiento entre provincias podemos citar algunos nombres, y espero quedarme corta: el jerezano Bronquio sin duda ha brillado no sólo con producciones propias sino también con artistas de todo el mapa, como Kiko Veneno o Novedades Carminha (aunque nos quedamos con las que tiene junto a 41V1L, purísimas). Desde Sevilla se instaura el sello Breaking Bass Records, con por supuesto la magia de The Gardener (pilar de los ya mencionados Califato 3/4), que recoge parte de lo más potente de la escena actual. Bajo él destacan producciones de VAN17INO6, reventándonos con temazos como Puxero de Plasaporros, y cercanos a este circuito se inscriben Gazzi y Bigote (de la pionera fiesta Caballito, hermano de Rawa Club trayendo el sonido independiente latino a nuestras pistas). Podríamos escribir toda una saga de la trayectoria de dos de los jóvenes componentes del colectivo granadino Mareo, 8kitoo y Chicoblanco, pero quizás sea mejor presenciarlo. Y allí, en mi querida Granada, las B2BEBES traen nuevos aires a salas como Copera o Plantabaja haciéndose con su espacio en un panorama copado por la presencia masculina”.
Pero, ¿qué valor tiene todo esto para preservar la identidad de un pueblo? ¿Pueden un par de temas y un par de bailes abrir el debate y arrojar luz al potencial social transformador de lo que para muchos sería baja cultura? Según Maca, “hablar de folklore español es algo fatigoso cuando éste se ha construido amarga y difusamente a través de una apropiación sistemática de los pueblos que conforman el Estado (plot twist: no existe); la negación de lo autóctono implica una amnesia de la raíz y su apreciación para convertirlo en una fórmula de moda despojada de identidad. Que nos sirva esta mirada hacia el sur como herramienta para bailar más conscientes y orgullosos de nuestro sentir experimental y arraigado”.
El nuevo andalucismo es también un canto al orgullo de ser de la periferia, entendiendo periferia por lo que se aleja de la noción de centro península, léase Madrid y las consideradas a nivel de marketing como pole cities. Como explica el de Adelante Andalucía, “hay una constante sensación de sentirse olvidados, maltratados o perjudicados por el centralismo. (…) no se trata la mayoría de veces de una reivindicación explícita, sino como un hilo conductor de fondo”.
Concluye Sanches: “Andalucía es sinónimo de mezcla y naturalidad, ya que nace de la unión de moros, judíos, cristianos, payos, gitanos y una serie de culturas que pasan por una misma tierra. Lo maravilloso de lo andaluz en la música es que es capaz de fundirse con cualquier estilo y en cualquier época (Pata Negra adelantándose a todo hubiese experimentado con la electrónica, pero aún no había llegado) para no perder su esencia y seguir renovándose. Como diría Smash en su Manifiesto de lo borde, ‘No se trata de hacer flamenco-pop ni blues aflamencado, sino de corromperse por derecho’. Ea”.