VALÈNCIA. (EFE/Carlos Bazarra) Las consecuencias que puede tener la borrasca Celia en el desarrollo de actos clave al aire libre y la llegada de la calima sahariana, que ha teñido de gris el cielo valenciano, marcan este martes el primero de los días grandes de las Fallas, donde el paisaje urbano está ya dominado por sus monumentos.
La ciudad ha amanecido con las 383 fallas infantiles plantadas oficialmente por todos los barrios de València, con los jurados de la Junta Central Fallera pasando por ellas para emitir su próximo veredicto, mientras los artistas y los miembros de cada comisión ultiman los pocos detalles que faltan ya para las otras tantas fallas grandes, que deberán estar al 100 % para la mañana del miércoles.
Son horas contra el reloj y este año, además, contra el tiempo meteorológico, pues las fuertes rachas de viento no solo obligaron este lunes a suspender la mascletà sino que dañaron al menos dos fallas, mientras este miércoles han tenido en vilo a Pirotecnia Ricasa, de Godella (Valencia), encargada del disparo en la plaza del Ayuntamiento, y hasta poco antes no se ha confirmado por parte de los bomberos que seguía adelante gracias a que habían amainado.
Finalmente, el espectáculo pirotécnico en la nuevamente abarrotada "catedral de la pólvora", como se le conoce también, ha alegrado el ambiente con una mascletà muy colorida, totalmente digital y eléctrica (sin mecha) y donde Ricardo Caballer ha pintado con la bandera valenciana (rojo, amarillo y azul) un cielo plomizo como consecuencia de la calima africana que domina media España.
Durante seis minutos y con 229 kilos de material pirotécnico, la decimoquinta mascletà del ciclo oficial ha sido disfrutada por miles de personas en toda la plaza y calles aledañas y, desde el balcón consistorial, entre otros invitados, por el director del Museo del Prado, Miguel Falomir, y la diputada de En Comú Podem en el Parlamento catalán Jéssica Albiach.
La gigantesca traca terrestre y aérea de las dos de la tarde ha dado nuevas esperanzas al público y al sector de la fiesta, que vive pendiente de la previsión meteorológica y teme que la borrasca Celia afecte tanto a los monumentos (el viento es su peor enemigo) como a la celebración de actos multitudinarios, como los castillos nocturnos de fuegos artificiales, y emotivos como la Ofrenda por donde desfilarán, entre el jueves y el viernes, más de 90.000 falleros.
Y los niños, quienes más disfrutan posiblemente de estas fiestas declaradas Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, empiezan esta tarde sus vacaciones escolares con más ganas que nunca de tirar petardos, asistir a pasacalles, jugar en las fallas de su barrio, comer buñuelos con chocolate y ver los ninots que están a su altura antes de que el fuego los consuma el próximo sábado.
Este año, la falla municipal infantil, obra nuevamente del tándem Ceballos y Sanabria y un presupuesto de 28.500 euros (sufragados por el Ayuntamiento, por eso está fuera de concurso), vuelve a acaparar todas las miradas en un "¿Quién es quién?" valenciano con personajes ilustres que han nacido en esta tierra y embajadores en sus ámbitos, desde Vicente Blasco Ibáñez y Mariano Benlliure hasta el ilustrador Paco Roca, la oncóloga Ana Lluch y el diseñador Francis Montesinos.
Entre otras fallas infantiles, la de la comisión Na Jordana planta una jaula donde todo puede entrar y salir como metáfora del confinamiento; Exposición-Micer Mascó homenajea a las madres con "servicio 24 horas"; Císcar-Burriana reúne las "tentaciones" infantiles y Plaza Reina-Paz-San Vicente recorre las vanguardias artísticas del siglo XX, mientras Conde Salvatierra-Cirilo Amorós inmortaliza los beneficios del baile para niños y niñas.
Y para que todo salga bien y sin incidentes, más de 2.000 agentes de Policía Local, Nacional y Guardia Civil, además del personal de Protección Civil, velarán este año por el normal desarrollo de las fiestas, ayudados por drones de vigilancia y un robot terrestre.
El Ayuntamiento insiste en que las fiestas se han preparado con normalidad, es decir, que se prevé el regreso del turismo y las aglomeraciones, motivo por el cual se ha vuelto a reclamar la colaboración de las comisiones falleras y sus coordinadores covid para que velen por el uso de las mascarillas en interiores y cuando no sea posible respetar las distancias de seguridad.
Además, la Policía Local ha probado en la mascletà de este martes un robot que forma parte de uno de los proyectos europeos en los que participa la Concejalía de Protección Ciudadana y que busca dar soluciones tecnológicas en situaciones de emergencia: tiene integrados sensores, cámaras térmicas y láseres para monitorizar a la gente en un entorno saturado, medir los gases tóxicos o detectar la dirección del viento, entre otras funciones.