VALÈNCIA. “Nunca había estado aquí”, afirma Mark Webber asombrado. Y esto es mucho decir. Después de todo, el piloto de origen australiano y residente en Mónaco ha viajado mucho. Calcula que ha volado de ida y vuelta entre su país natal y Europa unas 90 veces a lo largo de su carrera. Ahora, el expiloto de Fórmula 1 y actual embajador de la marca Porsche se apoya relajado en un Taycan de color azul Frozen, admirando una intensa puesta de sol en la playa de Darwin, una ciudad de 150.000 habitantes situada al norte de Australia.
En todo el Territorio del Norte solo hay 250.000 habitantes, a pesar de que la zona es cuatro veces más grande que Alemania, donde viven más de 84 millones de personas. Es mucho espacio para relativamente poca gente. Y es precisamente ese lugar el que vamos a explorar. Darwin es el punto de partida de una aventura muy especial a través del quinto continente, en un recorrido que va de costa a costa. Desde Darwin a Bondi Beach en Sídney, es decir, casi 5.000 kilómetros en total con un coche cien por cien eléctrico. Mark Webber y Christophorus acompañan al equipo en la primera etapa hasta Tennant Creek. Después de este viaje Webber ya no volverá a ver su país natal con los mismos ojos, porque lo que ya es un reto en un vehículo con motor de combustión se convierte en una auténtica hazaña en el Taycan. Australia es un territorio nuevo para la movilidad eléctrica, donde la expansión de la infraestructura de carga está aún por desarrollar, y ahora hay que cruzar nada menos que el Outback, una vasta extensión en la que apenas hay estaciones de carga rápida. La mayor parte de las veces tenemos que confiar en la corriente alterna, mucho más lenta. Los puntos de carga marcan la ruta y, por tanto, también el horario.
Por la tarde hay una reunión informativa en el Club Náutico de Darwin para que todo el mundo esté en sintonía. Además del tema de la carga, lo principal son los neumáticos, que tienen que soportar mucho estrés dentro y fuera de la carretera. El vehículo de la expedición es un Taycan 4S Cross Turismo. El deportivo eléctrico de 571 CV se plantea como una excelente opción por sus características, ya que incorpora de serie tracción total, suspensión neumática y la gran batería Performance Plus. El modo Gravel, también de serie, lo hace aún más idóneo para las carreteras en mal estado. “Estoy muy emocionado por lo que me espera”, dice Webber. “Me gusta hacer rutas largas en mi moto de enduro y siempre estoy buscando inspiración, aunque aún no me he atrevido a ir campo a través. Ahí fuera hay un auténtico desierto realmente hostil que, en caso de avería, puede ser peligroso”. Para ir sobre seguro, hay mucha agua y crema solar en el equipaje.
A la mañana siguiente partimos temprano rumbo al sur. La carretera más importante de esta zona es la autopista Stuart Nº 1, el salvavidas del Outback. Las obras de esta vía de 2.720 kilómetros comenzaron en 1940 y no se terminaron hasta 1987. Algunos tramos del sur seguían siendo de grava incluso en los años 80. Nuestra primera parada tras 223 kilómetros es Pine Creek, un pueblo minero que lleva esperando en vano la próxima fiebre del oro desde la década de 1890. Detrás del único hotel del pueblo, un pequeño cartel azul de la Asociación Australiana de Vehículos Eléctricos (AEVA) señala una estación pública de carga de corriente alterna. Tras enchufar el Taycan, nos sorprendemos al ver que el coche carga hasta con 22 kW. Esperábamos como mucho la mitad, así que esto es una buena noticia.
Durante la espera, exploramos los alrededores. En una excursión en barco por el río Katherine, serpenteamos por espectaculares desfiladeros y aprendemos todo lo que hay que saber sobre la flora y la fauna de la región. Los cocodrilos de agua dulce son los principales depredadores del terreno. Los ejemplares de agua salada, más grandes y dominantes, se capturan en enormes jaulas y se liberan en lugares más adecuados. En febrero de este año se cogió el más grande, de cinco metros, casi tan largo como nuestro Taycan. La excursión finaliza con una cena a bordo. Se sirve, cómo no, cocodrilo, canguro y pollo. Al atardecer, miles de murciélagos sobrevuelan la embarcación, en un espectáculo que resulta un regalo para la vista.
Por la noche hacemos un alto en el Cicada Lodge, un pequeño complejo de bungalows con 18 habitaciones y piscina. Justo lo que uno necesita después de un largo día a más de 30 grados. El Taycan se carga al 100 % durante la noche a unos nada desdeñables 2,3 kW junto a la recepción. “Me sorprende lo bien que ha ido todo hasta ahora”, afirma Webber. “No hemos tenido un solo problema con el coche ni nos hemos visto en situaciones de peligro”.
Con los primeros rayos del sol seguimos nuestro camino hacia el sur. Nos dirigimos a Mataranka, en el Parque Nacional de Elsey. Es momento de relajarse en las aguas termales, que están a 34 grados. Aquí todo el mundo hace uso de un salvavidas que permite flotar plácidamente. Mientras nosotros cargamos pilas, el Taycan hace lo propio en el camping de enfrente, de nuevo en un punto de carga con 22 kW. El tiempo estimado según la aplicación Plugshare se reduce otra vez a la mitad. La electricidad corre y el viaje continúa.