Creadores como Andrés Gallardo o Sabina Alcaraz llevan la innovación a uno de los sectores más arraigados a la tradición valenciana
VALENCIA. A menudo la cerámica queda relegada a la artesanía ornamental, sin embargo últimamente asistimos a un resurgir de técnicas del pasado que se aplican para crear piezas de auténtico arte contemporáneo tan estético como potente en cuanto a contenido conceptual. ¿Se trata de una moda pasajera? ¿Valoramos de nuevo un arte ancestral? ¿O acaso influye la tendencia vintage condicionando a los nuevos creadores?
Nos hemos percatado de que, al estilo Porto Bello en menor escala, proliferan tiendas de antiguedades y rastrillos en los que objetos de los años 60 y 70 son desempolvados y reubicados en el hogar del más moderno esteta, combinados con pintura actual, en un ámbito en el que no hay pudor en mezclar muebles recuperados y restaurados con utensilios del Ikea. Pero no vamos a entrar en lo que a diseño de interior se refiere si no que, partiendo del hecho de que han regresado a muchos hogares los típicos perros de porcelana tamaño real que tanta gracia nos hacían de pequeños en casa de la abuela, la vuelta de prácticas y atractivos ceramistas no se queda ahí.
Desde la joyería se está incorporando cada vez más la experimentación con piezas de cerámica, uno de los más conocidos es Andrés Gallardo, marca tras la cual están el propio Andrés y su socia Marina Casal. En el estudio madrileño que dirigen exportando a todo el mundo se crean joyas diseñadas con porcelana y forma de animales salvajes y flores. "Todo surgió al experimentar con figuras de porcelana, rompiéndolas y ensamblando unas con otras y creando collages que luego se convirtieron en collares. Al principio era totalmente intuitivo, mas tarde empezaron a experimentar, creando sus propias piezas en un taller de porcelana y combinándolas con otros materiales que ayudan a construir las composiciones y a convertirlas en joyas", explican los diseñadores. Llevan trabajando en esta línea desde 2010 y cada vez son más y más conocidos, siempre rozando los límites entre joyería y arte contemporáneo, coqueteando con la creatividad arriesgada y sus diseños los lucen hoy celebridades de la talla de la cantante Lana del Rey.
En el ámbito del arte contemporáneo se ha potenciado el carácter simbólico y el poder expresivo de la cerámica. La alfarería, la escultura y la abstracción retoman un protagonismo que les había sido privado, quedando ciertamente desplazadas en la última década por la imponente presencia de las artes visuales. Un diseño austero minimalista aunque detallista caracteriza la obra de la artista valenciana Regina Quesada, que parte de lo pictórico en busca de un proceso primitivo y la introspección hacia técnicas ancestrales para abordar temas cotidianos de la actualidad, pero que ha dado el paso desde la pintura hacia la cerámica al pintar sobre porcelana y modelar piezas cuya cotización está en alza, hechas a mano, únicas, pone al alcance de cualquier tipo de público adquirir algo suyo en forma de taza o plato, por ejemplo, que podemos encontrar tanto en galerías como Pepita Lumier como en las librerías Dadá del Museu Valencià de la Il.lustració i de la Modernitat (MuVIM) y del Institut Valencià d'Art Modern (IVAM).
"La palabra arte proviene de artesano. Desde los orígenes del arte se plantea en qué momento una obra realizada por las manos del hombre se convierte en arte. En la actualidad, el arte sigue siendo un reflejo de la sociedad, pero ¿cuál es la diferencia del propio valor actual de crear a la que utilizaba el hombre primitivo? Está claro que el lenguaje cambia porque el medio en el que vivimos va evolucionando, pero la necesidad artística de expresar con el material que nos rodea, está adherida genéticamente desde el hombre prehistórico. Entonces, si desde la prehistoria, el hombre crea esas pinturas desde lo místico y desde la necesidad de supervivencia como cazador, en la actualidad, ¿qué es lo que me hace retornar a ese estado?" se pegunta Quesada.
La artista ha participado en exposiciones internacionales como la FIA (Festival Internacional de las Artes de Costa Rica), en la Fundación Comunidad Valenciana de Bruselas y en Lisboa. Ha colaborado en varios proyectos de investigación organizados por el Departamento de Dibujo y Pintura de la Facultad de Bellas Artes de San Carlos de Valencia, de creación de libros de artista y experimentación pictórica, como 'Sobre libros', 'El llibre espai de creació', la exposición en el Instituto Cervantes de Palermo 'Salvados por el arte. El viaje artístico de unos libros condenados a morir', y 'Mar a tres Riveras: Japón, México, España'. Además de en colecciones particulares, tienen obras suyas en colección el Fondo de Arte de la Universidad Politécnica de Valencia y el Departamento de Dibujo, en especial libros de artista que regularmente se exponen en ferias, exposiciones y festivales.
Este mes durante el II Festival de les Arts Ciutat Vella Oberta 2015, dirigido por Antonio Barroso y coordinado por Cristina Chumillas, hemos podido ver obra de Quesada y otros artistas, como Rafaela Pareja, que trabajan la cerámica muy de cerca. La serie 'Primitive Anatomy' de Quesada ha estado expuesta hasta hace poco en la Sala Dormitorio del Centro del Carmen. Por otro lado, las piezas porcelánicas de Rafaela Pareja Ribera, que ha sido docente en talleres de escultura cerámica recientemente, también han podido verse durante el evento, tienen un especial toque de delicadeza aunque están hechas para ser palpadas porque son reflejo de la naturaleza en busca de la confusión con lo orgánico o, más bien, entre lo orgánico y lo artificial. Su serie 'Orgánicas' reúne una selección de esculturas en la que las formas planas, convexas y cóncavas alternan con los vacíos, influenciadas por organismos vivos. Pareja Ribera investiga "buscando nuevos caminos, mezclando una y otra vez la tierra y esperando a ver qué pasa, un proceso de transformación en donde los elementos agua, tierra y fuego son imprescindibles”.
Lo primitivo, de nuevo, experimental y a la vanguardia de la inspiración, confluye constantemente con los intereses de artistas que nos rodean, como en el trabajo de otra escultura valenciana, Ana Donat, con estudio en la ciudad de Valencia, que bordea los citados límites ente natural y artificial desde su propio estilo pero aproximándose al juego estético de lo presumiblemente cerámico a partir de otros materiales muy diversos entre los cuales éste puede incluirse o no. En su serie ULTRANATURE (2013-2015), por ejemplo, combina multimedia y esculturas de aire primitivo fantaseando sobre la aparición de una nueva generación de organismos, a saber, semillas-plantas-flores, virtuales a los que ella da vida generando una naturaleza artificial mediante materiales cerámicos, resinas, lacados, vidrio, madera, con un acabado muy orgánico e inquietante. Está centrada en la posibilidad de nuevos ecosistemas artificiales que podrían darse como reacción a toda la polución que existe, con sus propios sistemas de organización y sus diferentes códigos genéticos. Las piezas, complejas en concepto pero sencillas, sinuosas y atrayentes a la vista tienen un desarrollo infinito, fractal. Recuerdan a raíces, ramas de flores y semillas blancas en permanente metamorfosis, moldea madera a mano de modo tal que el acabado final pintado da la sensación de que fuese cerámica y unas veces lo es pero otras no. Permite reflexionar sobre el medio natural donde nos encontramos a partir de hibridaciones imaginadas cercanas a la ciencia ficción.
En una línea más cercana al diseño gráfico y la ilustración, la joven diseñadora jijonenca Sabina Alcaraz que se encuentra trasladando su estudio a la ciudad de Valencia actualmente y que ha sido seleccionada recientemente por una convocatoria de El Institut Valencià de la Joventut (IVAJ), además de haber estado como becaria en la Universitat Politécnica de València, donde estudió, y haber expuesto sus dibujos y estampados en el espacio ONESTUDIO de Juan Llorens, se dedica a explorar el terreno cerámico con una destreza natural y va narrando sus experiencias en este campo en su blog.
Alcaraz compagina el aplicar sus estampados a productos textiles para su propia marca y para otras marcas o mezclarlos en sus pinturas y dibujos, con llevar dichos estampados muchas veces atípicos y a menudo divertidos, a piezas de cerámica que ella misma moldea, pinta y cuece. Desde tazas, platos, maceteros a joyas, que es lo último que está gestionando, la creación de una línea de joyas sencillas con formas geométricas y tonos crudos en porcelana. Mientras que la joyería, en estado experimental, todavía no la comercializa, todo lo demás lo vende a través de su página web, dinámica y colorida, herramienta que, según confiesa la artista, le está sirviendo de mucho. Sus seguidores en redes sociales la animan a continuar cuando muestra el proceso de la elaboración de las piezas cerámicas y ese making-of atrae sobremanera a un público que, seducido por técnicas olvidadas aunque muy arraigadas a nuestra tierra, desea hacerse el objeto entrañable y bonito que le transmite más allá de cualquier debate sobre si sigue siendo artesanía o arte, si su etiqueta lo clasifica como trabajo menor o no, porque el sentimiento es lo que manda y todo handmade lleva impregnado el sentimiento de su artista.