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 NOSTÀLGIA DE FUTUR / OPINIÓN

La jubilación del 'homo economicus'

Foto: KIKE TABERNER
28/03/2019 - 

"Cuanta más economía aprenden los estudiantes, más avariciosos y egoístas se vuelven"sentenció Paul Collier entre risas y callados aplausos del público en el cierre del Global Solutions Summit en Berlín la semana pasada. El profesor de economía y políticas públicas en la Universidad de Oxford y ex director del grupo de investigación sobre desarrollo del Banco Mundial declaraba así la necesidad de dar por el muerto el mito distópico del homo economicus. 

El homo economicus, el concepto sobre el que se construye la economía neoclásica, es el de una persona —un hombre, las implicaciones de género no os pasarán inadvertidas— que se comporta de manera racional ante estímulos económicos: siempre prefiere más cantidad o dinero a menos y lo prefiere conseguir con el menor esfuerzo posible. Toma decisiones maximizando su utilidad.

Este simplificación del comportamiento humano puede ser muy útil para definir modelos teóricos o entender cierta parte de la realidad. El problema, no obstante, es que por absurda que la caricatura parezca, esa idea está detrás de numerosas teorías y políticas públicas que nos afectan de manera profunda en nuestro día a día: desde el diseño de los impuestos a la política monetaria. 

Cualquier persona de fuera de la burbuja económica puede entender la complejidad de las personas que reaccionan delante de situaciones de incertidumbre dentro de un contexto social, particulares que ponen por delante el bienestar de otros seres humanos al incremento de su utilidad individual. La felicidad es una construcción radicalmente colectiva como pone de manifiesto la profesora de psicología en la Universidad de Londres Lynne Segal en su último libro

es necesario jubilar por fin al hombre económico dando espacio a las personas recíprocas, mujeres y hombres

El concepto y las teorías basadas en el homo economicus han servido además como profecías auto-cumplidas que han ido moldeando la manera como los economistas perciben el mundo y las acciones que toman. La evidencia científica muestra la certeza de la afirmación de Paul Collier: como más economía aprenden los estudiantes, más economía neoclásica basada en el hombre egoísta y racional, más egoístas y avariciosos se vuelven ellos mismos. 

Artículos académicos prueban que los profesores de economía en EEUU aportan menos dinero a ONG’s que los de otras disciplinas, que los estudiantes de economía tienen una mayor aceptación de la avaricia, menos preocupación por la equidad, o valoran menos la honestidad, la lealtad o la responsabilidad 

El mito distópico del homo economicus está contribuyendo a construir una sociedad de avariciosos y egoístas. Los verdaderos creyentes en él se han encargado de diseñar las políticas económicas que en última instancia han llevado a la concentración de la riqueza, al incremento de la desigualdad, al crecimiento sin límites o a la contaminación desmedida y el cambio climático 

Para la construcción colectiva del futuro de la sociedad y resolver sus grandes desafíos es necesario jubilar por fin al hombre económico dando espacio a las personas recíprocas, mujeres y hombres.

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