MADRID, (EP). Estar durante toda la vida trabajando y pasar a no tener ninguna obligación laboral es uno de los momentos en los que más riesgo se corre de padecer una depresión, tal y como ha avisado la psicóloga y profesora de la Univertitat Oberta de Catalunya (UOC), Montserrat Lacalle, con motivo del Día Europeo de la enfermedad.
Se calcula que unas 350 millones de personas en todo el mundo padecen este trastorno psicológico, de cuales el 12,3 por ciento son mayores de 65 años. La enfermedad suele cursar con tristeza, ansiedad, irritabilidad, bajo estado de ánimo, dificultades de atención y concentración, fatiga, cambios en el apetito, alteraciones del sueño o cefaleas, entre otros síntomas.
"Es una patología mental compleja, multidimensional, heterogénea y el trastorno mental más frecuente en España y Europa y una de las principales causas de discapacidad. No obstante, cuenta con elevadas tasas de infradiagnóstico", ha explicado el profesor de Psiquiatría y Psicología Médica de la Universidad de Alcalá de Henares (Madrid) e investigador en el CIBERSAM, Guillermo Lahera Forteza.
De hecho, la Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que dos terceras partes de los afectados por un trastorno mental no llegan a pedir nunca ayuda a un profesional sanitario, a pesar de que se prevé que uno de cada cuatro sufrirá alguna forma de trastorno mental o neurológico a lo largo de su vida.
Precisamente, y a pesar de que la depresión puede afectar a cualquier persona, son los mayores los que más riesgo tienen de padecerla y, especialmente, aquellos que están cerca de la edad de jubilación o que acaban de jubilarse. "Una persona que durante 40 o 50 años ha dado mucha importancia a su vida laboral y, de repente, ve truncada esa vida, requiere unos procesos de reequilibrio importantes que condicionan el riesgo de sufrir una depresión ante la capacidad de adaptación a la nueva situación", ha señalado Lacalle.
Ante ello, la experta ha destacado la importancia de ver la jubilación como un luto, un proceso psicológico que se experimenta después de cualquier pérdida. "No obstante, para prevenir que se convierta en un descalabro, es bueno potenciar los factores de protección y las estrategias de enfrentamiento de la persona como, por ejemplo, apoyo social, relaciones familiares o autonomía física y mental", ha explicado la profesora de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la UOC, Eulàlia Hernández.
Además, la doctora Lacalle ha aconsejado a aquellos que se van a jubilar que vayan reduciendo progresivamente el ritmo de trabajo para que la rotura con la vida activa no sea tan brusca ni aparezca de repente en un escenario nuevo que desestabilice la seguridad emocional. Del mismo modo, prosigue, es conveniente que participe en actividades sociales ya que es uno de los elementos que parecen que proporcionan sentimiento de utilidad y pertenencia.
Pero no sólo la jubilación es un factor de riesgo de la depresión, ya que en su aparición también dependen otros como el hecho de ser mujer, vivir solo o estar en una residencia. Ante esto, los expertos han subrayado la importancia de que el tratamiento sea individualizado, integral y de acuerdo a las guías internacionales de práctica clínica.
"El objetivo terapéutico en la actualidad persigue que el paciente recupere la funcionalidad, de modo que pueda desempeñar las tareas de su día a día como lo hacía antes de la enfermedad. Hay que prestar atención a la presencia de síntomas residuales, que son aquellos que permanecen tras la mejoría, y que siguen limitando la actividad habitual del paciente. Suelen manifestarse como dificultades cognitivas, síntomas somáticos, insomnio o pérdida de apetito sexual", ha comentado el doctor Lahera Forteza.
Finalmente, los especialistas en el abordaje de la depresión han avisado del estigma social que rodea a la depresión y han recomendado encarar con "esperanza" el futuro del tratamiento de esta enfermedad porque cada vez se conocen más los mecanismos cerebrales subyacentes y se cuenta con tratamientos "seguros y eficaces".