VALENCIA. El ying complementa al yang, del mismo modo en que la luz se nutre de oscuridad. La dualidad del hombre y, por ende, de la naturaleza suponen el punto de partida de Sol Negro, la nueva exposición de Rubenimichi que, hasta el 29 de julio, ocupará los muros de la galería Plastic Murs (C/Denia, 45). Las mismas paredes del espacio expositivo se han teñido de negro para la ocasión, un cielo a oscuras del que flotan como pequeños satélites las obras. Con Saturno como eje de la muestra, en tanto que planeta y Dios de la agricultura y el tiempo, los artistas Michi, Rubén y Luisjo exploran sus vinculaciones con la oscuridad como parte intrínseca del ser humano.
Rodeados de la oscuridad infinita surgen coletazos de vida cuya supervivencia depende de lograr el equilibrio entre las dos fuerzas. Desde una postura de compresión y aceptación y alejándose de la condena, Sol Negro dota de naturalidad a todo aquello aparentemente oscuro y enigmático. Cargado de símbolos, es el hexágono el que da la bienvenida a la exposición, como el triple seis satánico o como el hexagrama o estrella de seis puntas, que se transforma en cubo en su perspectiva caballera. Pero también el hexágono como la celdilla de la abeja, representación de las sociedades secretas.
No en vano, esta forma también se presenta de manera misteriosa en el propio planeta. Ubicado en el polo norte de Saturno, las teorías en torno a la figura geométrica, cuyo tamaño es considerablemente mayor al de la Tierra, van de lo humano a lo divino. A partir de esta, Rubenimichi toman el cubo como figura recurrente pues, según se mire, se presenta al ojo como hexágono. Plana o tridimensional, en las piezas Pandora I y Pandora II recupera la caja del caos, del desastre, continente que, en la segunda pieza esconde las manzanas de la lujuria.