VALÈNCIA. Hace más de un lustro que la campaña gráfica de las Fallas vivió un punto de inflexión sin precedentes. Y este movimiento tuvo un protagonista: Ibán Ramón. El diseñador valenciano era el encargado de dar una nueva cara a la fiesta en lo que suponía un paso de gigante en la profesionalización de los encargos, no solo en el ámbito festivo, sino en toda la administración pública. La época de los concursos especulativos y la brecha con los trabajadores del diseño, que parecía insalvable, parecía quedar atrás. El cambio de rumbo ha sido refrendado por no pocos premios nacionales e internacionales en los últimos años, algo impensable durante la primera parte del siglo XXI. Este relanzamiento de la imagen también vino de la mano de una nueva sensibilidad estética, así como con la introducción de elementos que hoy nos parecen más que habituales, como la creación de una campaña basada en varios carteles.
El proyecto, sin embargo, no gozó del apoyo unánime del público y, por aquello de ser el encargado de abrir camino, se topó con más de una voz crítica. El mundo era otro en 2016. Si hacemos una comparación con el presente, la cosa cambia. Estudio Menta ha sido el encargado de dar forma a la campaña de 2022, un proyecto que podría tener elementos en común con el de Ibán Ramón, pero sin embargo la reacción ha sido bien distinta. Lo contaban los propios creadores, Raúl Climent y Elisa Gómez, en el podcast de diseño El Briefing: “La recepción ha sido muy buena. Tal vez mejor de lo que esperábamos. Entendemos que las cosas no le pueden gustar a todo el mundo, es una cosa normal y, de hecho, es sano. Nos ha sorprendido la buena acogida”. Esta anécdota dice mucho sobre la manera en la que el público, fallero y no fallero, ha asumido una nueva forma de acercarse al encargo, una cultura visual que quiere enriquecerse también a través de la mirada del público.
Este nuevo acercamiento rompe con el pasado reciente de concursos abiertos no profesionalizados, una realidad que parece impensable en una ciudad que este año se presenta como Capital Mundial del Diseño. Pero, ¿quiere decir esto que se rompe de lleno con el pasado? En absoluto. De hecho, aunque en algunos casos no parezca evidente, no son pocos los creadores de esta nueva hornada que han demostrado su admiración, y que también han reconocido haberse inspirado, en los carteles clásicos de las Fallas (entiéndase clásico desde el punto de vista temporal). Y es que a pesar del complejo inicio del siglo XXI, la tradición del cartel de Fallas suma a nombres clave en la historia reciente del arte valenciano, una cita anual que se da desde hace casi un siglo, cuando José Segrelles firmó en 1929 el considerado como primer cartel de Fallas.
Hoy proponemos un juego a algunos de los autores recientes, un viaje de conexiones entre presente y pasado, un puente entre creadores conectados por un hilo invisible como autores de la campaña gráfica de las Fallas (incluso antes de que se llamara campaña gráfica). Diego Mir, autor de la campaña de 2021 junto con Fase Studio; Joan Quirós, autor de la serie de 2017 junto con Luis Demano; Elisa Gómez, de Estudio Menta, y Dídac Ballester, autor de la campaña de las Fallas de 2020, año que fueron canceladas por la pandemia, reivindican a la 'clase del siglo XXI' con su cartel favorito.
“Me resulta difícil quedarme con un único cartel, pero, barriendo hacia la temática que me atañe, que es el lettering, el del año 1958, firmado por Vicente Gil Pérez, es uno de mis favoritos. Hasta ese momento la dinámica de los carteles estaba reinada totalmente por la ilustración, quedando la tipografía relegada a un segundo plano o conviviendo ambas al mismo nivel. En este aspecto, me resulta un cartel bastante rompedor para la época, ya que la rotulación corona esta pieza en la que en un primer término nos topamos con el nombre de la festividad y seguidamente con la línea de horizonte que contiene las siluetas de los edificios más emblemáticos (el tan famoso skyline infinitamente explotado en la València de los macroeventos), creada por una gran llama. Es claro y directo, que es lo que debe ser un buen cartel”.
Vicente Gil (València, 1913) se formó en la Escuela de Artes y Oficios para, posteriormente, convertirse en profesor de dibujo en la escuela superior de Bellas Artes de San Carlos, una actividad que combinó con la realización de carteles en cines durante la década de los años 40, una piezas que destacan por su maestro uso del aerógrafo. Algunos de los más destacados es el realizado para El puente sobre el río Kwai, de 80 metros cuadrados.
“Nuestro cartel de fallas favorito es el del pintor, ceramista y escultor Enric Mestre Estellés del año 1969, por su carácter innovador para la época, por ser el primero en utilizar la representación abstracta del fuego como elemento principal, por su expresividad, color y carga pictórica. Otros lo han hecho (lo hemos hecho) después fijándonos en cómo plasmó el espíritu de estas fiestas a través de un elemento tan esencial como es el fuego de la cremà, el foc i flama de la festa”
Enric Mestre (Alboraya, 1936) fue director de arte de la agencia de publicidad Canut-Bardina, una labor que marcó su trayectoria aunque pronto centrara su atención en la cerámica, un pilar fundamental en su carrera que le llevó a recibir numerosos reconocimientos internacionales.
“No sé cual me inspira más. Hay unos cuantos, y la mayoría son del periodo entre el 29 y el 36. Aquella fue una época dorada. El de Segrelles de 1929 es de los que está siempre presente en mi imaginario. Esa fuerza, el dramatismo, la oscuridad, algo siniestro, las figuras con las manos rosas y esas caras que parecen estar en trance dando ese aire pagano a la escena. Esos personajes siempre me han recordado al baile psicodélico de los elefantes en la película de Dumbo. Pero además, mira el cartel de 1932, o el del 1936, y no solo hablo de las ilustraciones, que son maravillosas y absolutamente contemporáneas, mira el amor que hay ahí por la tipografía ¡Joder! Se trabaja como una parte más de la pieza, con el mismo mimo. Y luego están los escudos de la ciudad: prácticamente en cada cartel es diferente y en todos se identifica perfectamente, están perfectamente integrados en el cartel. En cambio, actualmente cuando queremos usar el escudo o colocar las marcas correspondientes, parece que sean intocables, las encorsetamos a unas normas de tamaño, posición, color o distancias de respeto que muchas veces rozan lo ridículo”
José Segrelles (Albaida, 1885) tiene el honor de ser el primer autor del cartel de Fallas, que firmó el mismo año en el que recibió la Medalla de Oro en la Exposición Internacional de Barcelona. Segrelles es sin duda una firma clave para entender la creatividad valenciana en el pasado siglo, ya sea a través de sus carteles o de su pintura.
“A riesgo de ser poco original, me quedo con el cartel de Raga de 1932. La composición, el encuadre y la gama cromática son fantásticos, y el hecho de huir de imágenes tópicas como el fuego y la fallera y centrar la narración en el humo, la pirotecnia y el detalle del farol lo convierten en un cartel que, todavía hoy, resulta moderno e icónico al mismo tiempo”
Rafael Raga (València, 1910) no solo es cartelista, sino que también firmó algunas de las fallas más aplaudidas. Miembro de la peña de cartelistas El Sigón y, más tarde, de la Alianza de Intelectuales Antifascistas, fue encarcelado con la llegada de la dictadura. Tras salir de prisión se dedicó, principalmente, a la cartelería de cine, aunque ahora bajo el seudónimo ‘Ramón’.