VALÈNCIA.
Atracador
Sergio Membrillas
Botín
Door to the River, de Willem de Kooning (1960)
De Kooning ha sido siempre una de mis grandes pasiones. Recuerdo estudiar la carrera de Bellas Artes y ver una exposición suya en el IVAM, curada por aquel entonces por el gran Vicente Todolí. El expresionismo abstracto siempre me ha fascinado, Esa expresividad del color, de las formas, las pinceladas… Supongo que al ser yo un ilustrador figurativo el 90% del tiempo, me fascina esa libertad y esa manera de expresar sin la necesidad de dictarnos las formas que nos han de comunicar.
He visto su trabajo repartido en diferentes exposiciones o galerías all around the world (Daft Punk sonando al hacer la referencia ) y siempre que me pongo delante de una de sus obras viajo un poco a un lugar desconocido. Como Ray Eames defendía, en su casa no había nada figurativo porque acabas cansándote de ello. Lo mismo pasa en la mía, y uno de los grandes culpables es de Kooning y su sofisticación holandesa made in NYC, donde la obra se puede ver en el Whitney. Supongo que hay algo de respiro a nuestro trabajo diario, es como hacer heavy metal y escuchar música clásica. Hace unos años di clase de ilustración editorial en su escuela en Rotterdam y sentí que algún círculo se cerraba. un Oxímoron en sí mismo.