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La ortodoncia invisible gana terreno

1/05/2019 - 

VALÈNCIA. Ponerse ortodoncia es una decisión que requiere meditación pues es un tratamiento que se debe llevar durante un periodo de tiempo considerable, por lo que es necesario elegir la opción que más se adapte a las necesidades de cada uno. La estética suele ser uno de los principales problemas a la hora de tomar esta decisión ya que a nadie le gusta llevar un aparato que empeore su aspecto. Por eso, una de las opciones preferidas en la actualidad es la ortodoncia invisible. Al igual que la convencional, se utiliza para corregir las malposiciones de dientes y huesos por medio de la  aplicación de fuerzas selectivas sobre ellos. Eso sí, la visibilidad de dicho tratamiento es mínima o, sencillamente, inexistente. Esto la convierte en la opción ideal para aquellos que desean seguir luciendo su sonrisa sin los tradicionales brackets metálicos de siempre. 

En la ortodoncia moderna hay dos técnicas a las que puede aplicárseles el término ‘invisible’ con igual propiedad: la ortodoncia lingual, que consiste en la colocación de los brackets por la cara  interna o lingual de los dientes, y la ortodoncia con alineadores de plástico transparentes (Invisalign). Ambas técnicas son innovadoras en el tratamiento de las malposiciones dentales y ofrecen las mismas garantías que los tratamientos convencionales con brackets metálicos.

Brackets linguales

Los denominados brackets linguales son absolutamente invisibles, pues el odontólogo los pega en la cara interna del diente dando como resultado una ortodoncia que no se ve desde fuera. Se trata de un tratamiento muy avanzado que requiere de una formación específica. El doctor David Manzanera, quien, además, es profesor en el Máster de Ortodoncia Lingual, explica que «es una técnica que realizan muy pocos ortodoncistas en València» y resalta que «está especialmente indicada para pacientes que tienen máximos requerimientos estéticos, siendo, en este aspecto, mucho mejor que los alineadores transparentes».

Invisalign

En cuanto al Invisalign, David Manzanera resalta que «es como un traje a medida», pues se trata de un sistema de ortodoncia individualizada. Para ello, se realiza una simulación y planificación del tratamiento en 3D (tras la toma de un escáner de los dientes) para crear una versión exacta del resultado buscado en la boca de cada paciente, de manera que se puede seguir su progresión a lo largo del tratamiento, e ir comprobando que los dientes se mueven tal y como se ha previsto en el plan previo antes de la colocación de los alineadores. Por ende, la técnica usa férulas de plástico o alineadores transparentes de quita y pon (con la última tecnología 3D y CAD-CAM en Estados Unidos) que se colocan para corregir la posición de los dientes y se van modificando según avanza el tratamiento.

Los alineadores se van cambiando cada una o dos semanas, ejerciendo suaves presiones sobre los dientes mal colocados, que poco a poco, los llevan a su sitio.

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