VALÈNCIA. Más vale llegar a tiempo que rondar cien años, dice el refranero popular exaltando la importancia de actuar en el momento oportuno para que las cosas salgan bien. Y este es el caso de la compañía valenciana La Pajarita - marca comercial de Carlos Grollo SA-, que no solo lo ha cumplido, sino que ha desafiado al tiempo con la tercera generación al frente.
La empresa -nacida en 1928 de la mano de Carlos Grollo, abuelo de los actuales gestores-, está cerca de cumplir los 100 años en un escenario en el que el do it yourself en el bricolaje y la tendencia de la personalización están en auge. Conocida por sus pequeños botes de pintura al agua, la compañía ha tenido que ir adaptándose a los nuevos tiempos para desafiar al paso de los años y a la aparición de nueva competencia.
Propiedad de los cinco hermanos de la tercera generación, tiene como director general a Álvaro Grollo, en una etapa en la que exportación y venta digital se han convertido en cuestiones importantes para el funcionamiento de una compañía cuya historia empezó con una tienda en la calle Cirilo Amorós de València.
Allí, su abuelo Carlos Grollo, quien era comercial de pinturas, dio rienda a su vena emprendedora y decidió contratar a un químico para componer sus propios productos en la trastienda. El primero de ellos, un pulidor y abrillantador para carrocerías de coches y otros metales bajo la marca Algrocar. "Aprovechaba los viajes comerciales para ir vendiéndolas por droguerías, cuando no había tanta segmentación de mercado", recuerda Álvaro Grollo. De la pequeña tienda pasaron a una pequeña fábrica en Benicalap, que pronto dejaron para instarse en Manises, donde continúan a día de hoy.
Fue en los años 50 cuando la compañía dio con una formulación de una pintura al agua que da nombre a la marca, La Pajarita. "Fue bastante revolucionaria en aquel momento, porque por entonces las pinturas se fabricaban con disolventes y aceites", recuerda el director general. "Esto tenía una particularidad, y es que cuando pintabas un espacio con una pintura convencional el olor era muy fuerte y tardaba mucho en secar, sin embargo, no ocurría con la pintura acrílica", explica.
Este desarrollo se convirtió en la primera pintura plástica de Europa, en una etapa en la que lo mismo pintabas con ésta un cuadro que una pared. "La marca se focalizó mucho en Valencia y Barcelona y Dalí, Tàpies o Miró usaban las pinturas", explica Carlos Grollo, director Comercial, destacando que sus pinturas han estado presentes tanto en museos como en paredes de cualquier casa.
Los tres hermanos recuerdan que su abuelo, para dar a conocer el producto, convocaban a pintores en un salón de hotel y les invitaban a comer y a cenar para, mientras estaban allí, pintar el salón. "Todos se quedaban sorprendidos de que no oliera y de que, al terminar de cenar, se hubiera secado", señala Carlos Grollo, quien reconoce que la reducida competencia del momento hacía que este tipo de pinturas se usara para muchas aplicaciones diferentes gracias a su poco olor, la calidad y la alta cobertura.
Fue en los años 70 cuando la compañía pasó de la producción industrial al público general con el formato que una gran parte de la población conoce, ya sea porque lo ha vivido en el colegio o porque tiene hijos. Se trata de los primeros formatos en 35 y 75ml y que pasaron a convertirse en las pinturas estrella para uso doméstico e infantil.
"En los años 50 esta pintura tenía muchas aplicaciones, pero sobre los 70 a nuestro padre se le ocurrió meterla en botecitos pequeños y adentrarla en los colegios", recuerda el director Comercial. "Ahí fue donde surgió el icono de la marca". Una decisión acertada tras aparecer la actividad de Plástica en las escuelas, donde se realizan trabajos manuales que requieren de una pintura que no sea tóxica.
En este sentido, recalcan que una de las claves de la marca es poder estar presentes en la creatividad infantil para que los niños. Esto permite que, ya de adultos, puedan relacionar la marca con momentos de su vida que les traiga recuerdos y que, en el futuro, cuando quieran realizar un trabajo manual en su casa lo recuerden. "El mundo infantil para nosotros es importante", recalca el director general.
Aunque su abuelo y su padre se dedicaron más a la parte industrial que a Bellas Artes y creatividad, esta última generación decidió dejar atrás la primera para centrarse en el uso particular, tanto en hogares como de artistas. "En los años 70 y 80 había más escasez de todo y se vendía para cualquier uso pero a nosotros nos ha tocado estar en una época en la que hay competencia más dura", reconoce Carlos Grollo.
Las anteriores generaciones producían pinturas para fabricantes de muebles y carrocerías de camiones, una línea con la que generaban mucho volumen de trabajo y con la que mantenían en paralelo la línea de pinturas escolares y manualidades. Sin embargo, esto cambió al pasar de la segunda a la tercera generación. "Nos encontramos una línea industrial que ya era poco competitiva porque las industrias a las que vendíamos se habían deslocalizado y la mayoría de fabricantes de muebles se habían ido a Asia", reconocen.
Desde hace 12 años la compañía se ha centrado en la línea de Bellas Artes, aunque destacan la dificultad de un mercado que todo el tiempo se encuentra en revisión y para el que es necesario seguir las tendencias, ahora muy presentes con las redes sociales y que recorren desde el chalk paint a las pinturas metálicas o fluorescentes. "A nivel de usuario, el cliente tiene más posibilidad de comprar producto en cualquier lado, tanto online como en tiendas, y tienes que estar muy encima del mercado", señala.
Hace escasas semanas, la compañía valenciana anunciaba una colaboración con Zara Kids para lanzar una nueva línea de prendas customizables para público infantil, a las que acompaña un pack de pinturas La Pajarita en el que se incluyen 6 colores diseñados para pintar sobre prendas y textiles.
"Ellos nos buscaron a nosotros porque ya habíamos trabajado este tipo de producto y desde Inditex veían la tendencia del do it yourself está en auge. Al final tienes una chaqueta como todo el mundo, pero es diferente porque te lo has hecho tú", recalca Álvaro Grollo. Un kit que estará disponible en los 86 países donde Zara suministra sus productos online, lo que supone un impulso a la distribución internacional de La Pajarita en todo el mundo. Una colaboración que será la primera a la que sucederán, al menos, dos más.
La compañía también trabaja con otras multinacionales como Leroy Merlin, para quienes producen su línea Decocasa, que fue lanzada en 2020 para potenciar la decoración en el hogar. Un lanzamiento que prácticamente llegó con la pandemia, donde se dio un repunte de este tipo de producto. Ahora, desde la compañía se encuentran en busca de más colaboraciones con diferentes marcas que les permita seguir potenciando su internacionalización.
La compañía exporta a día de hoy a unos 20 países y, con alrededor de cinco millones de facturación, un 25% corresponde a esta parte internacional que esperan seguir impulsando. Un negocio que emplea a unas 35 personas y cuya producción se hace totalmente en Valencia
"Esta situación nos ha dado una lección y es que no podemos perder la industria y depender de países externos", señala el director general. "Hemos apostado por mantener nuestra fábrica en nuestro mercado local. Y aunque es difícil por la competencia en coste, lo intentamos justificar con un producto de mucha calidad y tratando de que comprar nuestras pinturas sean una experiencia", señala el director general.