CASTELLÓN. Como se dice coloquialmente, no sé si será a la primera o a la segunda, pero esto está hecho. Normalmente, las rupturas de resistencias importantes nunca se consiguen rompen al primer intento, siempre suelen hacerlo o bien al tercero o al quinto intento.
De hecho, si echamos un vistazo al siguiente gráfico podremos ver un primer intento a principios del año pasado más dos con menos ganas, al no superar el máximo anterior, que no debemos computar. Eso nos indica que estamos ante el segundo intento y por lo tanto, si la historia se repite, no va a ser la ruptura ahora sino más adelante. Pero recuerde, esto es una simple estadística y lo que realmente impera es propiamente la ruptura, ocurra cuando ocurra, en base cierre semanal que es como está presentado el siguiente gráfico.
Por lo tanto, lo importante no es saber si va a romper ahora o no, sino saber cómo actuar en cuando la ruptura ocurra. Normalmente, este tipo de resistencias suelen ser testeadas, lo que significa que muy probablemente vayamos hacia los 21,50 dólares de manera explosiva para luego girarnos sobre nuestros propios pasos y testear la resistencia para verificar que ahora actúa como soporte.
Así pues, si es de los que opera con derivados va a tener reaccionar con prisa mientras que si es de los que compra el metal físico, tras la ruptura deberá aprovechar las correcciones para ir acumulando más y más plata. Pero recuerde, una moneda siempre tiene dos caras y por lo tanto no es seguro que vayamos a romper ahora al alza. Simplemente está todo preparado para ello, pero falta encender la mecha.
Ante un nuevo fracaso ante la resistencia de seis años de duración –la zona de los 18,50 dólares la onza de plata- debemos permanecer a la espera para ver si la corrección nos deja o no un nuevo mínimo por debajo de los 15,70 dólares. Esto no debería ocurrir si realmente hay ganas de romper la resistencia. Así que paciencia porque en cualquier momento escucharemos eso de 'pot començar la mascletà'.
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Eduardo Bolinches es director de Bolsacash