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análisis - las consecuencias electorales en la comunitat

La que se avecina tras el 20D

Los partidos valencianos se enfrentan a inevitables tensiones navideñas. Sean cuales sean los resultados, será difícil que buena parte de los líderes políticos se coman tranquilos los turrones

15/12/2015 - 

VALENCIA. El ritmo de los partidos políticos apenas ha descendido desde mayo de 2014, fecha de las elecciones europeas. Tras estos comicios, se abordó el proceso de primarias de distintas formaciones, entrando de lleno en el permanente estado de precampaña que precede a una cita con las urnas en el ámbito local y autonómico. Tras eso, un mínimo periodo de nueve meses antes de la siguiente fecha comprometida: las generales del próximo 20 de diciembre.

Una etapa de intensa exigencia para las organizaciones políticas, que ahora vislumbran una etapa de tres años que podría presumirse de relativa tranquilidad. Sin embargo, el escenario preelectoral del 20D arroja muchas dudas de que alguna de las formaciones más relevantes en liza pueda navegar en una balsa de aceite a partir del domingo. Es más, de una u otra manera, la agenda política valenciana amenaza con ser convulsa en los tiempos venideros. 

En el PPCV, por ejemplo, los más optimistas ven el 20D como la primera piedra para la recuperación del partido en la Comunitat Valenciana. Pese a la caída que se les atribuye, los sondeos señalan en general la contención suficiente como para mantenerse como primera fuerza. Así, los populares valencianos cuentan con ser el partido más votado tanto en España como en el ámbito autonómico: a partir de ahí, Mariano Rajoy podría ser presidente del Gobierno de nuevo si Ciudadanos le otorga el respaldo en la investidura.

En ese caso, es probable que la dirección actual liderada por Isabel Bonig incrementara sus opciones de continuidad, si bien necesitaría que las decisiones desde Madrid beneficiaran los intereses valencianos para poder tejer su discurso. Rajoy debería ser el presidente que trajera un nuevo modelo de financiación justo para los valencianos, un argumento de peso para vender en la Comunitat. Enfrente, y dado que C's habría apoyado a Rajoy, se encontrarían a un Gobierno valenciano, el formado por PSPV y Compromís, más el apoyo externo de Podemos, explotando el victimismo y los ataques al Gobierno central. Así pues, un escenario que, lejos de ser cómodo, podría ser asumible para la actual dirección de los populares valencianos.

Ahora bien, si Rajoy no logra gobernar porque Pedro Sánchez o el propio Albert Rivera alcanzan La Moncloa mediante pactos, el PP también tendrá ante sí una posición a la contra en la Comunitat Valenciana que, aunque no deseada según subrayan fuentes populares, puede otorgar cierto brío al discurso de oposición también autonómico. No obstante, y también lo admiten desde el PP, si Rajoy no consigue ser presidente del gobierno la formación popular puede encaminarse a un proceso interno inestable en el que se discuta al líder nacional en el congreso previsto para primavera y, por consiguiente, también a las direcciones regionales.

El PSPV también se enfrenta a retos tras el 20D

Los socialistas valencianos también tendrán movimiento después de las generales. El escenario de que el PP gobierne puede favorecer el discurso agresivo y reivindicativo desde el Palau de la Generalitat pero, tras lo que se ha visto en estos primeros meses del nuevo Consell, pocos garantizan que esto lo rentabilice el presidente Ximo Puig y, por contra, sí la número dos del Ejecutivo, Mónica Oltra, de Compromís.

Por otro lado, los socialistas valencianos están obligados a mantenerse al menos como segunda fuerza más votada en la Comunitat. Si se ven rebasados por Ciudadanos o, especialmente, por la coalición formada por Compromís-Podemos, tendrán problemas dado que su socio de gobierno se sentirá más legitimado para adquirir más peso o abrir la puerta a la entrada de Podemos en el Ejecutivo.

En cambio, si Sánchez logra un resultado que le permita ser presidente del Gobierno y el PSPV aguanta el tipo en la Comunitat, los socialistas valencianos podrían encontrar cierto equilibrio habiendo ahuyentado en cierta medida el temido sorpasso a cargo de Compromís-Podemos y centrarse en sacar partido al control del Palau de la Generalitat.

Ahora bien, tampoco se auguran meses de calma para Compromís y Podemos. Los primeros, tras los amplios conflictos internos para llegar a la citada coalición electoral, tienen que repensar el futuro de su organización y el resultado obtenido será importante para fijar posiciones respecto al éxito o fracaso de las últimas decisiones adoptadas, especialmente en la confluencia electoral. Para empezar, las tensiones en el Bloc, fuerza mayoritaria de Compromís, se tendrán que resolver en un congreso que tendrá lugar al final de la primera mitad de 2016. Un hecho clave a la hora de establecer el camino que toma la coalición.  

En cuanto a Podemos, si no consigue un resultado que implique tener una relevancia notable en el panorama nacional, atravesará probablemente su primera gran crisis interna. Una circunstancia que alcanzará también a sus jóvenes estructuras autonómicas que, en la Comunitat Valenciana, lidera Antonio Montiel.

Ciudadanos, camino hacia un choque orgánico

Por otro lado, tal y como publicó este diario días atrás, el partido de Albert Rivera también amenaza con sufrir fuertes tensiones internas tras las elecciones si, como viene esbozándose, la actual portavoz parlamentaria, Carolina Punset, decide marcharse al escaño europarlamentario que le corresponde. En los últimos tiempos, se ha acentuado en este partido la división entre el grupo de dirigentes procedentes del PP y los que vienen de otras formaciones como UPyD o quienes hasta ahora no habían participado en política.

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