Malos tiempos, ya sean por la pandemia (sobre todo) y la crisis económica, el único, y esperemos que no sea momentáneo, respiro son los mejores datos del coronavirus en España respecto a nuestros vecinos
Una de las servidumbres en las, ya de por sí complejas, relaciones internacionales de esta era de la globalización, es el continuo y permanente estado de campaña electoral, en algún rincón del mundo, y en alguno de los múltiples países que tienen la suerte de vivir (o lo intentan) en un régimen democrático pluripartidista. Esto nos lleva a que nunca, o muy pocas veces al menos, coincidan durante un largo tiempo los mismos dirigentes mundiales en alguna de las diferentes regiones en las que se divide éste, y esto no hay duda que ayuda también a la aparición de lo que llamaba Zygmunt Bauman “la sociedad líquida” también en las relaciones internacionales, que incluso (como a mi me gusta repetir) tienden a ser entre gaseosas o etéreas, muy alejadas de esas otras relaciones interestatales estables, sólidas, cuasi pétreas entre gobiernos que duraban no años sino décadas, pues antaño la intensidad de los cambios era menor, y los lideres se conocían (por sus defectos y virtudes) mucho mejor.
Ahora es uno de esos momentos, pues sólo en este mes de noviembre el escenario internacional está siendo muy electoral, fíjense que solo en la región americana, se han producido diferentes elecciones tanto en Norteamérica, Centroamérica y Sudamérica; desde elecciones territoriales, regionales o estatales, como han sido las del Estado USA de Virginia, o para elegir (una manera optimista de decirlo) gobernadores y alcaldes en Venezuela, pasando por las legislativas de Argentina o de Chile, hasta las presidenciales de Nicaragua, o en primera vuelta de Chile o las de Honduras que serán el próximo fin de semana, ya ven que da para rellenar muchas hojas de periódicos o minutaje en televisión, radio, redes sociales …
Los más atletas o jugadores, o al menos seguidores de competiciones deportivas, estarán pensando cual ha sido el “minuto y resultado” de tanta competición, pues siguiendo nuestra castiza expresión, les diría que ha habido “de todo como en Botica”, han ganado desde más izquierdistas a más derechistas, de más populistas a más liberales, y desde más dictatoriales a más demócratas. Por ejemplo en el Estado de Virginia, corazón de los confederados en la guerra civil USA (no somos los únicos que hemos sufrido de ese mal), se ha producido un vuelco insospechado, pues desde 2009 este territorio tenia gobernantes demócratas, y gracias parece ser a la acción de las asociaciones de padres de los colegios a través de redes sociales, movilizados por la imposición a sus hijos de una educación políticamente correcta, unido además a la constate bajada de popularidad del anciano presidente demócrata Joe Biden, ha terminado ganando el republicano Glenn Youngkin, ya ven los mass media no lo son todo, la movilización social en las democracias sigue dando resultado.
Por su parte en Centroamérica sigue estando el nivel de tensión político-social muy alto; en Nicaragua aquel libertador que como muchos otros derivó en liberticida, llamado Daniel Ortega, ha vuelto a ganar las elecciones, diríamos bastante amañadas, pues a medida que han ido presentándose nuevos candidatos a disputarle la presidencia, este antiguo líder marxista-sandinista, que lleva ya más años que cualquiera de los dictadores de la familia Somoza incluido Anastasio Somoza, los ha ido encarcelando uno tras otro, quedando la Iglesia como último, y muy sufrido, reducto de Libertad, fíjense el detalle de que Ortega ha pedido la salida de la OEA (Organizacion de Estados Americanos) por las dudas que generan el proceso electoral en esa organización. En la otra república del istmo centroamericano donde va haber elecciones ademas de presidenciales, también legislativas y de alcaldes, Honduras, la limpieza de las elecciones se está poniendo en duda también por todos los organismos internacionales, o la mayoría al menos, dado el alto nivel de violencia sectaria y avisos de fraude político que se están produciendo en ese país, que impide claramente el ejercicio del libre voto y que, Dios mediante, se celebrará este domingo 28 de noviembre, en un entorno socio-económico depauperado (el segundo peor en el continente tras Haití), en parte por culpa de eventos climatológicos adversos y tan severos como los huracanes.
Después Sudamérica, y haciendo un recorrido de norte a sur, están las elecciones territoriales de gobernaciones y alcaldes en Venezuela, en las cuales casi casi no debería hacer falta comentario alguno, pero dada la buena prensa y apoyo por parte del espectro político de izquierdas en España al régimen bolivariano, habrá que recordarles datos,; como el hecho de que en estas elecciones de la República Bolivariana de Venezuela el 60 % de los ciudadanos no han querido ir a votar; el analista y articulista argentino Héctor E. Schamis, por ejemplo, ha resumido magistralmente esas elecciones con dos palabras “fraude y simulación”, hasta el progresista y canadiense gobierno de Justin Trudeau ha puesto en duda las elecciones con el consiguiente enfado bolivariano; tengan en cuenta que hay presos políticos de la oposición, hay alrededor de un 15% de la población que no podido votar (4 millones de mayores 18 años que están fuera del país); además por supuesto de la censura y falta de acceso a los medios de comunicación, y por tanto falta de libertad de prensa, etcétera, etcétera, etcétera…
Mas al sur, ya en el extremo de Sudamérica, Argentina y Chile también han celebrado sus elecciones, en Argentina se ha producido un bandazo, un castigo a las políticas del populismo izquierdoso del Kirchnerismo liderado por el presidente Alberto Fernández, donde ha perdido de tal forma que en 38 años es la primera vez que el Senado no es controlado por el peronismo, en esa gran y rica nación que el buenismo y las demagogias han arruinado por generaciones. En Chile, por su parte, se ha producido la lógica reacción de un electorado timorato ante un futuro repleto de incertidumbres, como la reforma constitucional, y las revueltas y disturbios en las calles, pues en las legislativas han vencido los partidos más de centro-derecha, y en la primera vuelta presidencial ha ganado, con bastante diferencia, el candidato que más confianza y seguridad ha sabido transmitir al electorado, el conservador José Antonio Kast, hijo de un antiguo oficial de la Wermatch alemana.
Ya ven un escenario, un mes, repleto de elecciones e incertidumbres, del que podríamos también ser contagiados por ese sudoku electoral-presupuestario, que se podría iniciar con adelanto electoral en Andalucía y que igual alguna otra autonomía … podría aprovechar. Desde luego los nervios de los responsables políticos están alborotados, ya sean por cuitas internas, adelantos electorales o procesos judiciales, y conviene estar muy muy tranquilos para la época tan complicada en que estamos, y por eso no puedo evitar, copiando a mi compañera del Valencia Plaza, y premio Ondas, Pilar Vicente, repetir la frase (que me persigue desde hace unos días) del todavía ministro de Salud alemán Jens Spahn, y que tanto ha gustado a mi amigo el Marques de Foyos, “Al final de este invierno estaremos todos vacunados, sanos o muertos”; queridos lectores cuídense mucho.