VALÈNCIA. Según distintas encuestas, el 64% de las personas tiene en cuenta en su compra la sostenibilidad y los posibles impactos sociales y medioambientales negativos de los productos y servicios que adquiere. Una cifra que irá a más en los próximos años. Sin embargo, no solo hay que mirar a los consumidores para notar el cambio de tendencia. Las administraciones públicas imponen criterios medioambientales y sociales para acceder a un mayor número de contratos y adjudicaciones, tal y como se recoge en la Ley de Contratos del Sector Público. Y el 63% de las empresas del IBEX-35 evalúa a sus proveedores bajo criterios sociales y de derechos humanos. Es más, el 43% dispone de un código de conducta a proveedores.
Además, la pandemia de la covid-19 ha acentuado la necesidad de implementar medidas alineadas a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Por ejemplo, muchas de las empresas que han tenido una mejor reacción y han actuado más rápido son aquellas que ya tenían planteada una hoja de ruta basada en los ODS.
Hay que tener presente que la Agenda 2030 otorga un papel fundamental a las empresas en el avance de los ODS. Por un lado, es importante que evalúen los impactos de sus actividades desde un punto de vista amplio, a nivel medioambiental pero también social, hacia sus trabajadores… el objetivo es fortalecer los positivos y reparar y eliminar los negativos. Esa acción servirá de base para implementar un conjunto claro de prioridades y seleccionar cuáles son los ODS en los que pueden actuar de manera más decidida y marcar el cambio.
De hecho, la Cámara de Comercio de España ha puesto en marcha una herramienta gratuita, el portal Diagnóstico de Sostenibilidad, donde las pymes pueden conocer su grado de sostenibilidad, ya sea ambiental, social o de buen gobierno.
Además los ODS no solo son un reto para alcanzar una gestión más sostenible para las pymes, también son una oportunidad de negocio que les puede abrir las puertas de nuevos mercados —mercados que serán claves en la economía del futuro, como las nuevas tecnologías, la economía circular, los negocios inclusivos, las energías renovables o la economía ecológica— y mejorar su eficiencia —especialmente con los ODS medioambientales, como el 6 y el 7, que inciden en el ahorro energético y de agua— y reputación —el tener una estrategia basada en la Agenda 2030 podría incrementar la confianza en la marca y aumentar las ventas—, lo que por ende las llevaría a conseguir mejores resultados económicos.
Según la Guía para pymes ante los Objetivos de Desarrollo Sostenible, elaborada por la Red Española del Pacto Mundial, Cepyme y el Consejo General de Economistas, existen muchas tendencias relacionadas con la Agenda 2030 en las cuales las pymes pueden invertir y que además pueden suponer importantes oportunidades de negocio.
Tendencias como implementar medidas que incidan en la salud y el bienestar de los empleados (ODS 3), como planes de conciliación y flexibilidad del trabajo, programas de nutrición o de actividad física o disminuir los riesgos de accidentes laborales. Eso puede suponer aumentar su motivación y su compromiso con la organización y, por tanto, también su productividad.
Otra opción es incrementar el uso de energías renovables en sus actividades o innovar con nuevos productos y servicios que utilicen o ayuden a impulsar el uso de estas energías. Esto, además de cumplir con el ODS 7, ayudaría a ofrecer una imagen de marca sostenible y reduciría los costes energéticos de la pyme
Internet y las redes sociales son claves para el futuro de los mercados. Un 24% de los clientes recurre a los canales de compra digitales una vez a la semana y el porcentaje de los que lo hacen mensualmente es del 40,5%, según el primer estudio de la escuela de negocios IESE y el portal de ventas Veepee sobre el futuro del e-commerce. Las pymes han de aprovechar esta tendencia para lanzarse al mundo digital (ODS 9) y sacar el máximo partido a esta nueva forma de hacer negocios. Además de apostar por las nuevas tecnologías para hacer frente a los retos y a las necesidades del mercado.
También las pequeñas y medianas empresas pueden impulsar la sostenibilidad a través de la reutilización y el reciclaje (ODS 12) de materiales como papel, plásticos o envases a nivel interno para ahorrar recursos y también crear productos y servicios basados en materiales reutilizados y reciclados que satisfagan a los consumidores que buscan productos más sostenibles. Así como prevenir vertidos y otros incidentes adversos (ODS14,15 y 16) y saber gestionar los posibles impactos sociales y ambientales negativos asociados al sector (efectos sobre la salud de los productos químicos, los derechos laborales, el trabajo infantil, la salud y la seguridad, la contaminación, etc.).
Por supuesto, realizar patrocinar campañas solidarias o eventos benéficos, bien sea relacionados con causas sociales o con causas medio ambientales es otra de las acciones con que las pymes pueden contribuir a avanzar en la Agenda 2030.
A ello se suma la importancia de comunicar lo que se hace. Cada vez se reconoce más el valor de la divulgación de información sobre sostenibilidad por parte de las empresas; la transparencia (ODS 16) se está convirtiendo rápidamente en un nuevo paradigma para hacer negocios. es conveniente hacer público ese compromiso para mostrar las aspiraciones de la organización y reforzar su liderazgo como agente clave en la consecución de los ODS. Además, ayudará a la hora de establecer alianzas con otros actores comprometidos con la Agenda 2030 como empresas, administración pública, instituciones académicas y organizaciones del Tercer Sector.
Eso sí, a la hora de implementar los ODS y políticas sostenibles hay que tener presente varios aspectos. En primer lugar, comprometerse con el proyecto y que ese compromiso parta de la dirección, que sea ella la que estimule la acción del resto de la organización, tanto empleados como a clientes. Una vez se hayan definido las prioridades de la pyme, tras un análisis de sus impactos (positivos y negativos) reales y potenciales hay que establecer indicadores para monitorear los resultados a lo largo del tiempo. Estos objetivos, además, tendrán que ser realistas, específicos, medibles y acotados en el tiempo.
Con la llegada de los Fondos Next Generation de la Unión Europea tocando la puerta, la sostenibilidad se plantea como uno de los objetivos empresariales para este ejercicio. La transición ecológica es el eje que recibirá mayor volumen de inversiones previstas en el programa de ayudas Next Generation EU (de los 140.000 millones de euros destinados a España, el 37% tiene que estar vinculado a objetivos verdes).
¿Cuáles son los ámbitos clave de Next Generation EU en materia de transición ecológica? El Plan del Objetivo Climático para 2030 busca reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en al menos un 55 % de aquí a 2030, respecto de los niveles de 1990. Para alcanzar esta meta, es necesaria una reducción de las emisiones en todos los sectores, desde la industria y la energía, hasta el transporte y la agricultura. Además NextGenerationEU contribuye con su financiación a alcanzar el ambicioso objetivo de la UE de convertirse en el primer continente climáticamente neutro de aquí a 2050.
Con NextGenerationEU también se está impulsando la transición hacia el uso de energías limpias que provengan principalmente de fuentes renovables, seguras y asequibles. Otra línea es la movilidad sostenible, encaminada a un transporte marítimo, terrestre y aéreo de cero emisiones y alentando la transición al coche eléctrico.
A ellas se suma el consumo sostenible, la protección de la biodiversidad, la búsqueda de alimentos seguros y sostenibles y una mayor inversión en investigación y desarrollo para avanzar hacia una Europa más sostenible.