La tecnología y el equipo humano, claves para la respuesta del IVP frente al coronavirus

VALÈNCIA. En el laboratorio de microbiología del Instituto Valenciano de Patología (IVP) de la Universidad Católica de Valencia (UCV) ahora respiran un poco más tranquilos, pero los últimos dos meses han mantenido un ritmo frenético: 6.500 PCRs en un mes, tuvieron que organizar turnos de trabajo para dar servicio los 365 días del año, de lunes a domingo y de ocho de la mañana a nueve de la noche, los equipos funcionando sin parar… «Todo el Instituto se ha volcado en hacer un esfuerzo y responder a la demanda, porque no podíamos perder el tiempo, teníamos que aprovechar la capacidad diagnóstica y ofrecer el mejor servicio posible», señala Mª Carmen Mateu, secretaria del IVP.

Una capacidad diagnóstica que se puso en marcha en agosto de 2020, cuando el Instituto Valenciano de Patología (IVP) de la UCV, recibía la acreditación oficial como centro diagnóstico de microbiología y específicamente de SARS-CoV-2. Esta acreditación permanente llegaba después de varios meses de preparación para adaptar sus instalaciones y hacerlo en las condiciones de bioseguridad que se exigen y así «poder dar un servicio a la sociedad valenciana y ofrecer una alternativa científica y tecnológica para hacer test diagnósticos (PCR y serológicos) y poder luchar contra la Covid-19, en un momento en el que la capacidad de hacer test marca la diferencia a la hora de frenar la propagación de esta enfermedad». 

Para ello, el laboratorio de microbiología del Instituto Valenciano de Patología se dotó de la tecnología necesaria para automatizar los procesos de análisis de muestras y para que estos procesos fueran más eficientes y más rápidos. Por un lado, disponen de dos termocicladores y 2 extractores automáticos de ácido nucleico, que son los que procesan las muestras de las PCR, que tienen una capacidad para analizar 90 tomas cada 4-5 horas. «Eso nos permite tener una capacidad diagnóstica muy grande, podemos hacer más de 1.000 PCRs a la semana. Desde septiembre hasta ahora hemos hecho más de 20.000». A ellos se suma un equipo automatizado de quimioluminiscencia para realizar serologías. 

Según destaca el Dr. José Ángel García, director del IVP, la UCV es la única universidad de iniciativa social de la Comunitat Valenciana con instalaciones de este tipo y la segunda de toda España; además, el área de microbiología del IVP está «por encima de la media de los laboratorios de microbiología molecular del país».

A la ampliación de la capacidad tecnológica del IVP se ha sumado también un incremento de la plantilla, casi duplicándola. «Además del facultativo especialista en Microbiología, y conforme se incrementó el impacto de la enfermedad en los últimos meses, fue necesario contratar a tres técnicos más, porque tuvimos que hacer un esfuerzo y trabajar todos los días para responder a la demanda existente. Además, con los medios tecnológicos que disponíamos, necesitábamos los medios humanos cualificados para interpretar los resultados y que supieran como utilizarlos bien para no perder tiempo», asegura Mateu.
El IVP cuenta con el apoyo de las Clínicas Universitarias de la UCV, que recogen las pruebas diagnósticas PCR, para la detección del Sars-Cov2, y Serología, para la detección de la respuesta de anticuerpos tras la infección o para la valoración de la eficacia de la vacunación; con tiempo de respuesta inferior a 24h. Para poder atender la demanda, las Clínicas UCV abren sus puertas todos los días, incluso fines de semana, en horarios de 9.00 a 14.00 y 16.00 a 20.00 con precios sociales en antígenos cuyos resultados se comunican en 15 minutos, y PCR en 24 horas. Además, cuentan con unas nuevas instalaciones de casi 5.000 m2, en la Plaza Ciudad de Brujas de València, donde disponen de la última tecnología y los profesionales más cualificados. A ello se suman diferentes acuerdos con entidades aseguradoras de toda España, que envían sus pruebas al IVP.

Además, toda esta capacidad va a permitir potenciar los estudios científicos e investigaciones, tanto del Instituto como de la UCV y de otras instituciones. «Tenemos un gran banco de pruebas y de datos que nos va a permitir profundizar para entender la enfermedad, estudiar cómo se transmite y eso ayudará en un futuro para mejorar los diagnósticos, los tratamientos y los protocolos», afirma Mª Carmen Mateu. 

Mantener la actividad diaria del IVP

Y aunque durante los últimos meses todo el personal del Instituto se ha volcado con el laboratorio de microbiología, no se ha abandonado la actividad diaria de este centro de la Universidad Católica de Valencia. Una actividad que se centra en tres ejes: la docencia (de Histología y Anatomía Patológica en los grados de Medicina, Odontología y Veterinaria), la investigación traslacional (centrada en traspasar los avances científicos al paciente), y el diagnóstico anatomopatológico tanto histológico como molecular. 

Dentro de este último, Mª Carmen Mateu destaca el proyecto Salud de la Mujer, a través del cual, con una sola citología se puede obtener el tradicional estudio citológico (PAP-test), el diagnóstico del virus del papiloma humano (HPV-test) con unas «innovadoras técnicas moleculares que se usan para detectar y prevenir el cáncer de cuello de útero» y se pueden diagnosticar hasta 9 enfermedades de transmisión sexual (ETS-test). «Eso nos permite ofrecer una mayor rapidez en el diagnóstico, porque los datos se obtienen en pocas horas, lo que es clave para una detección precoz y para ofrecer un tratamiento más efectivo».

Para ello el IVP cuanta con una tecnología muy avanzada, que permite tanto a los investigadores como a los técnicos y a los estudiantes contar con herramientas muy útiles. Y no solo los que forman parte del IVP y de la UCV, sino también externos. «Muchos trabajos de investigación de organismos como el Centro de Investigación Príncipe Felipe o con hospitales, tanto privados como públicos, nos envían muestras para su análisis, ya sea para una investigación o porque necesitan una segunda opinión.