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'el muro' llega a la mutant

La Teta Calva sube el telón cuatro meses después

15/07/2020 - 

VALÈNCIA. Fue el viernes 13 de marzo cuando la compañía valenciana La Teta Calva subía el telón por última vez. Lo hacía en Sagunt, pocas horas antes de que se decretara el estado de alarma y con él un confinamiento que ha dejado muy tocadas a las industrias culturales, especialmente a las escénicas, que todavía no acaban de arrancar. La fotografía de esa última función de El muro no era ajena al futuro inmediato que nos esperaba, con una sala prácticamente vacía. “Era una situación terrorífica”, recuerda Xavo Giménez, artífice de La Teta Calva junto a María Cárdenas. El paisaje ya presentaba carreteras vacías y una sensación casi “postapocalíptica”, una última función que supuso su despedida de los escenarios por un tiempo que se planteaba como indefinido. Hasta ahora. Cuatro meses después, son unos de los encargados de levantar el telón de nuevo, con todo lo que ello implica, recuperando ese ‘muro’ con el que se despidieron de la ‘vieja’ normalidad y que se convertirá ese fin de semana en una de las primeras representaciones teatrales que acoge València tras el periodo de desconfinamiento. 

Vuelven al escenario, sí, pero lo hacen con cautela. La Mutant es uno de los primeros teatros en abrir sus puertas en una nueva normalidad que ha afectado profundamente a los espectáculos en directo, bien sean conciertos o teatro. Cierre de espacios -principalmente privados- hasta otoño, cancelaciones o aplazamientos de festivales han marcado la agenda en los últimos meses, a los que ahora se suma la limitación de aforo y la imagen de un público con mascarilla. “Todo son preguntas ahora. Es un como un coitus interruptus. No quiero que me vean solo con los ojos [el público], quiero ver su reacción. Habrá que inventar una maravilla transparente”. Ahora toca engrasar la maquinaría y esperar a un público que, explica Giménez, todavía se compone de profesionales del sector, un público ‘militante’ al que esperan que pronto acompañe el general. “Se recupera la actividad teatral, sí; ¿el público?, no lo sé […] Hacer teatro solo para la gente de teatro no me gusta. Lo hacemos para la gente que no va, nuestro objetivo es ampliar públicos, enamorar a una persona ajena a nuestro mundo. La gente que va a apoyar el teatro ahora es gente vinculada, pero no es el público que necesitamos”. 

De momento están claras las preguntas, aunque para saber las respuestas -al menos algunas de ellas- habrá que esperar a este viernes y sábado, días en los que la compañía sube de nuevo el telón con la misma obra con la que lo bajaron hace cuatro meses, El muro, un “antimusical” que vuelve a la ciudad tras su estreno el pasado año en el Principal. La pieza pone su punto de partida en The Wall, su undécimo álbum de estudio de la banda Pink Floyd y uno de los grandes hitos del rock, obra que relata la historia de Pink, antigua estrella del rock cuyos traumas del pasado habían generado a su alrededor un muro metafórico que le aislaba del mundo. En El Muro, Pink se convierte en Rosi, un personaje que se cobija entre las paredes de un mugriento motel de carretera desde el que quiere huir del exterior, de su pasado y de sus pensamientos atormentados, una artista a punto de abandonar todo por lo que ha luchado para convertirse en una pieza más del sistema. 

“Es una crítica bastante mordaz al mercado cultural, donde las compañías y los profesionales tenemos que hacer las cosas en función de los gustos de quien contratan e imponen los caminos creativos. La obra tiene mucha mala leche, comedia punzante”, explica Giménez. El viaje de Rosi, interpretada por Merce Tienda, es, en realidad, también el de la propia compañía, que en un primer momento planteó El muro como un musical de Pink Floyd, una apuesta aparentemente ganadora que, al final, cayó por su propio peso. “Pensábamos que con eso lo íbamos a petar, que era lo comercial, pero llegó un momento en el que nos dimos cuenta de que estábamos cayendo en la trampa. Era lo contrario de lo que teníamos que hacer, así que decidimos quedarnos con el personaje y traerlo a nuestro terreno”. En esta ecuación es donde entra Carles Giner, fundador del grupo Gener, encargado de dibujar musicalmente un musical que “dispara al concepto de musical que se ha impuesto en el mercado” a través de un mapa sonoro que nos lleva a un hostal o un salón de área de servicio, con música festiva propia de un casete de gasolinera.

A pesar de que, confiesa Xavo Giménez, todavía les resulta “raro” volver a la actividad tras estos meses de parón forzado, lo cierto es que el futuro próximo se dibuja con más de un proyecto interesante, más allá de El muro. Aunque, eso sí, dentro de una realidad adaptada en la que las preguntas siguen formando parte de la cotidianidad de las compañías de teatro. “Encaramos el año con producciones de pequeño formato porque no sabemos que va a pasar en el mercado. Es difícil la venta de espectáculos de gran formato sin grandes nombres. Es una vuelta a los orígenes”, explica el dramaturgo. Entre las propuestas sobre las que ya están trabajando se encuentra una pieza infantil que verá la luz en 2021, Una sirena en Liliput, y su nueva colaboración con la compañía Marea Danza. Tras el éxito de Amelia, que se alzó con el premio al mejor espectáculo de danza en la feria Feten, ambas compañías se unen de nuevo para dar forma a Rebel·lió, una adaptación de Rebel·lio en la Granja de George Orwell en el que cinco niñas cuestionarán el excesivo trabajo al que les someten en una fábrica, pieza que forma parte de la nueva temporada del Escalante. 

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