VALÈNCIA. Ya son tres los informes realizados por distintas instituciones acerca del histórico edificio del antiguo cine Metropol. El último en conocerse está elaborado por la Universitat de València y, con una base académica muy fundamentada, concluye que la edificación debe conservarse, "al menos íntegramente su fachada", tanto por su valor histórico artístico como por su importancia simbólica de memoria histórica y democrática.
El estudio, al que ha tenido acceso este diario, ha sido coordinado por el Departamento de Historia del Arte, con su director Felipe Jerez al frente, en colaboración con el departamento de Historia Moderna y Contemporánea, dirigido por Anaclet Pons, y el Aula de Historia y Memoria Democrática coordinada por Ana María Aguado y Marc Baldó, y en su redacción han participado ocho miembros del personal docente e investigador de la Universitat de València (UV).
Así, tras un exhaustivo análisis, los especialistas ponen blanco sobre negro contundentes argumentos para concluir con la necesidad de mantener el histórico edificio, sobre el que los propietarios privados quieren implantar un uso hotelero. La protección del edificio, sin embargo, es también una voluntad expresada por el Ayuntamiento de València y la Conselleria de Transparencia y Memoria Democrática.
La concejalía de Cultura del consistorio, de hecho, solicitó los tres mencionados informes -el conocido más recientemente es el del Consell Valencià de Cultura-, que ahora trasladará a la administración autonómica. La edil de Cultura, Gloria Tello, recuerda en este sentido que siempre se ha trabajado "codo con codo" con la concejalía de Actividades "para proteger este importante edificio de la historia reciente de nuestra ciudad". Tiene, recuerda Tello, "un valor cultural al que no debemos renunciar".
Así, el informe de la Universitat de València emplea un método de valoración propuesto por el historiador Aloïs Riegl, donde se tienen en cuenta numerosos aspectos relacionados con los bienes y su reconocimiento artístico, arquitectónico e histórico.
En relación a su valor histórico documental, no son pocas las fuentes históricas que sustentan un elevado valor del edificio "en cuanto pertenece y representa una etapa terminada de la historia", asegura el estudio. En este sentido, recuerda, el Metropol "se convirtió en una de las salas más modernas y populares de la Valencia republicana" tras la inauguración en 1934 por el periodista, editor de La Traca, y empresario Vicente Miquel Carceller, quien acabó siendo fusilado en Paterna durante la Guerra Civil al ser "uno de los periodistas más beligerante contra los golpistas franquistas".
Durante la Segunda República, València vivió "un momento de esplendor" en las salas de cine, que jugaron "un papel central en el ocio urbano y un lugar privilegiado en los hábitos de los habitantes de la ciudad". Y en este contexto, el Metropol es "prueba de ese éxito social y popular".
La argumentación sostiene, además, que el Metropol es el "único vestigio" de los cines de València anteriores a 1939 que conserva su estructura completa y no sólo su fachada, y tiene la particularidad de estar integrado en un edificio de viviendas de 1882, por lo que es "un elemento insustituible de la memoria viva de la ciudad". Y también es la última impronta de la labor llevada a cabo por Carceller como empresario de espectáculos. Una circunstancia, a juicio de los especialistas, "especialmente relevante" y que convierte al edificio en "elemento reivindicativo de su memoria, y testimonio de la represión de los ideales republicanos por parte del franquismo".
Instan los especialistas a entender la ciudad como un organismo vivo en constante y necesaria transformación, pero también como "archivo de la historia", tal y como defiende Fernando Chueca, "donde los hechos históricos, políticos, culturales, formas de vida, etcétera, dejan su huella sobre este espacio de convivencia y socialización". Y el cine, en aquel momento, fue un símbolo de modernidad y de modernización de las urbes. Por ello, sostienen, el urbanismo actual debe "integrar estos vestigios de la historia" y hacerlos "compatibles con las necesidades que demanda la ciudad en la actualidad".
Otro de los aspectos que analiza el informe es su valor rememorativo intencionado, que tiene que ver con el valor y la estima social que recibe el edificio en la actualidad. Sobre ello, los expertos recogen la "importante movilización social" y la publicación de un manifiesto en defensa de la protección del edificio, con más de 7.000 firmas, que han tenido lugar en los últimos años tras conocerse que sus actuales propietarios pretenden implantar un edificio hotelero. Debates académicos sobre el edificio, concentraciones y peticiones de protección por parte de diversas asociaciones culturales. Todo ello "expresa claramente un reconocimiento social a nivel individual y colectivo de las cualidades del conjunto".
También se atiende al valor instrumental, es decir, aquel que tiene un bien para satisfacer las necesidades materiales o de utilización práctica en el presente. Los expertos aseguran que tendría que valorarse la posibilidad de la "conservación integral del conjunto en relación con el estado de conservación de sus partes, los posibles usos que fueran compatibles y su viabilidad", factores a tener en cuenta para preservar o no determinados espacios. Al no conocer el estado interior del inmueble, los especialistas se abstienen de emitir ningún juicio al respecto, pero sobre la fachada, dejan claro que el volumen edificable otorgado a la parcela por el planeamiento urbanístico "hace que pueda ser compatible con cualquiera de los usos permitidos".
El valor artístico goza de especial importancia, pues según las tesis del historiador en las que se basa el estudio, un monumento satisface las necesidades "espirituales, estéticas del presente". Así, para los especialistas de la UV, el Metropol tiene "un destacado valor artístico y patrimonial". En primer lugar, arguyen los expertos, porque es el primer edificio donde el reconocido arquitecto Javier Goerlich utilizó "en solitario un lenguaje moderno" y porque además, por sus características, es "un edificio único en el panorama arquitectónico de la ciudad de València".
A partir de esta obra, continúan los especialistas, Goerlich introduce en sus obras las líneas del Movimiento Moderno en su vertiente más racionalista. Este estilo incipiente en el arquitecto "no va en detrimento de su valor artístico ni de su valor documental, bien al contrario -sostienen-, resulta una obra fundamental para entender la evolución del estilo". Una "reducida ornamentación de su fachada", un "audaz voladizo" y un "remate que levanta visualmente la altura del edificio original" son características de este "aspecto avanzado" del cine Metropol, que tiene un carácter diferenciado y "muy singular" respecto a otras construcciones cercanas y del ensanche del Cap i Casal.
Asimismo, y como se ha comentado, su modelo remite a la sala de espectáculo integrada en un edificio de viviendas. Y esto incide de lleno en otro de los valores estudiados, el de su singularidad y excepcionalidad, tras la desaparición del resto de cines de esta tipología, pues el Metropol sigue presentando su entrada por un edificio de viviendas, un aspecto de especial peculiaridad.
Más allá de todo ello, los expertos inciden en que la presencia de valores materiales, monumentales o artísticos "no es una premisa sine qua non para determinar un grado de protección" de un bien. Es decir, que para ello podrían atenderse otros criterios, como es el valor histórico, simbólico o inmaterial, tal y como se explicita en la Ley estatal de Patrimonio Histórico, y que también desarrolla la normativa valenciana del ramo tras su modificación en 2017.
Esta última, de hecho, subraya que se podrá proteger el patrimonio histórico y arqueológico civil y militar de la Guerra Civil, además de "los espacios singulares
relevantes e históricos de la capitalidad valenciana, como todos aquellos edificios que se utilizaron de sede del gobierno de la República, además de los espacios relevantes que utilizaron personajes importantes de nuestra historia durante el período de guerra de 1936 a 1939". También aquellos como "los lugares de memoria, que pasarán a ser documentados por su importancia histórica".
Otra de las normas a tener en cuenta es la ley valenciana de 2017 de Memoria democrática, en la que se dice que tendrán consideración de lugares de memoria democrática "aquellos espacios, inmuebles o parajes que se encuentren en ella y revelen interés para la comunidad autónoma, por haberse desarrollado en ellos hechos de singular relevancia por su significación histórica, simbólica o por su repercusión en la memoria colectiva" de los valencianos.
Consideraciones que se dan por entendidas en el caso del Metropol por todo lo expuesto anteriormente. Pero los especialistas abundan en este apartado recordando que durante la Guerra Civil, el Comité Ejecutivo de Espectáculos Públicos (CEEP), bajo el control de los sindicatos CNT y UGT, "incautó legalmente" teatros y locales tanto públicos como privados además de controlar y programar todos los espectáculos con el fin de apoyar y alentar la resistencia en la zona republicana.
"El Metropol mantuvo su actividad durante prácticamente toda la Guerra Civil, a diferencia de algunas salas que cerraron o de los cines que quedaron afectados como consecuencia de los bombardeos", reza el informe, algo "importante" para los especialistas, por motivos económicos -por los trabajadores y familias que vivían de esta industria y su colaboración en el "esfuerzo bélico" mediante las recaudaciones al Comité Ejecutivo Popular-, y por servir como espacio de sociabilidad y de entretenimiento en una urbe en la retaguardia de la guerra -"el espectáculo obra sobre el sistema nervioso de las ciudades, como los calmantes sobre el sistema nervioso del individuo", explicaba entonces el CEEP-.
La importancia del cine en aquellos momentos queda constatada, según explica el documento, en que algunas publicaciones se referían a él como "el gran Cine Metropol" y porque en él tuvieron lugar los estrenos de numerosas películas, proyecciones especiales y sesiones cinematográficas extraordinarias.
El cine fue uno de "los medios de subsistencia del promotor Vicente Carceller en los años inmediatamente anteriores a la Guerra Civil" y esta vinculación directa entre promotor e inmueble convierte el edificio "en el único testimonio material irremplazable de su memoria". Pero el interés por el cine va más allá a la propia sala de exhibición, insisten, porque tendría un papel destacado en el atestado de detención del propio Carceller.
Más tarde, durante el tardofranquismo, "fue uno de los cines con más trayectoria de la ciudad, contribuyendo a que el centro de Valencia disfrutara de una alta densidad de cines", y en 1996 fue incluido en la enciclopedia Summa Artis dedicada a la arquitectura española del siglo XX. Desde su cierre es "un símbolo y un icono de la ciudad", apareció en la popular Guía Urbana. Valencia 1931-1939 editada por la UV, y han sido muchas las referencias culturales al enclave en los últimos años.
Por todos estos motivos, los expertos de la UV consideran que "debe conservarse el edificio del Cine Metropol, al menos íntegramente su fachada, atendiendo a sus valores histórico artísticos y de memoria histórica, por la evidente relación que existe entre este edificio y la capitalidad republicana de la ciudad de Valencia durante la Guerra Civil y como lugar de la memoria democrática". Eso sí, admiten que ante la imposibilidad de acceder a su interior, "quedaría pendiente la valoración del mismo en base a un informe interdisciplinar" según la normativa valenciana de patrimonio cultural.