Los empresarios del transporte se suman a la defensa de la ampliación; las dudas de València En Comú a la alternativa del alcalde dificultan las posibilidades de negociación
VALÈNCIA. Hace unos días representantes del PP de València recibieron una llamada del Ministerio de Fomento. No entendían nada. Para su sorpresa la obra de ampliación de la V-21, que estaba a punto de licitarse, había encontrado una traba inesperada por parte del consistorio. La oposición se concretó en una moción aprobada en el pleno de octubre del Ayuntamiento en la que se solicitaba al Gobierno que detuviera la licitación. “¿Qué es lo que quieren?”, se preguntaban en el Ministerio.
La moción contó sólo con los votos de los tres partidos que conforman el Govern de la Nau: València en Comú, PSPV y Compromís. En contra, el PP. Y Ciudadanos se abstuvo. La formación naranja justificaba su voto porque miraba atrás, al pasado, y a las decisiones que se habían tomado anteriormente, y sólo veían contradicciones. Por todos lados. En este sentido recordaban que en septiembre de 2015 todos los concejales habían aprobado una enmienda del PP a una moción de Ribó en la que se reclamaban infraestructuras para la ciudad.
De entrada para Ciudadanos la moción que había llevado València En Comú a este pleno de octubre pidiendo la paralización de la V-21 era “una chapuza populista”, según la describe Narciso Estellés. En primer lugar porque paralizaba sin fecha; en segundo lugar, porque pedía guardar el dinero presupuestado (casi 30 millones de euros), cuando la inversión se gasta o se pierde; y, en tercero, porque hablaba de someter a votación proyectos alternativos sin tener en cuenta que la ciudadanía pudiera refrendar el proyecto original.
Las contradicciones se han agravado en los últimos días. Este miércoles València En Comú criticó la propuesta que quería llevar a Madrid el alcalde Joan Ribó, una alternativa que según el Ayuntamiento reducía a la mitad el impacto sobre la huerta. Ante esta situación, el delegado del Gobierno en la Comunitat Valenciana, Juan Carlos Moragues, reclamaba unidad al equipo de gobierno en València si quieren negociar con Fomento. “Lo primero que deberían hacer es aclararse sobre cuál es la posición del Ayuntamiento, porque no es serio que cada grupo diga una cosa”, sostenía Moragues. Una idea que compartía el portavoz de Ciudadanos, Fernando Giner, quien hablaba de “gobierno de desgobierno; no son fiables”.
Por si fuera poco sobre la alternativa del alcalde hay dudas no sólo por parte de Podemos. ¿En qué consiste? ¿Cómo es? Como hace ver Estellés, “no es ni participativa ni transparente; nadie la hemos visto”. El Ayuntamiento de Alboraia, donde si hay unanimidad, tiene una propuesta de crear una rotonda. La de València no la ha visto nadie, ni siquiera en el consistorio alborayense. Y esto está creando resquemor en la vecina localidad de L’Horta. Como apunta Giner, la pregunta es: “¿Cuál es ese plan secreto de Ribó para salvar la huerta?”
Y para rematar, esta alternativa es también incoherente porque si se revisa los diarios de sesiones de los últimos años, se descubre que la única moción que hasta la fecha Compromís ha presentado en el Parlamento español sobre la V-21 fue una petición de Joan Baldoví para aumentar la inversión en ocho millones para esta carretera y para otras dos más (V-30 y V-31). En este sentido Estellés explica que la única opción que se tiene de cambiar el proyecto pasa por una modificación de crédito presupuestario, pero para ello deben tener una alternativa sobre la mesa.
Las contradicciones de la alcaldía están muy condicionadas por el hecho de que Compromís no ha llevado la voz cantante en ningún momento. El origen de la protesta contra la ampliación de la V-21 se encuentra en Podemos. Fue la diputada Rosana Pastor, vecina de Alboraia, la que se percató de que la ampliación afectaba a terreno de cultivo productivo, a huerta de la denominación de origen de la Xufa, y a finales de agosto de este año preguntó al Gobierno al respecto. Ante las primeras protestas, el alcalde, que ha hecho de la defensa de la huerta uno de sus caballos de batalla, reaccionó y comenzó a buscar soluciones.
Pero para complicar aún más la situación, esta defensa de la huerta a ultranza y posteriori se topa con las críticas de las asociaciones de empresarios. Este lunes fue la CEV la que salió en defensa del proyecto. No es la única. La Federación Valenciana de Empresarios de Transporte y Logítica ha sido la última en sumarse a la defensa del actual proyecto de ampliación de la V-21. En un comunicado remitido este jueves, desde la patronal del transporte valenciano se lamentaban de “los pronunciamientos negativos” y “las interferencias” que se estaban planteado a la mejora y modernización de “infraestructuras estratégicas para el acceso a la ciudad de Valencia”, decían.
Para la FVET las propuestas de Ribó y de València en Comú en contra del acceso norte “se sitúan a espaldas de las necesidades de la ciudad, de sus ciudadanos y de su actividad económica y productiva”. Y sobre todo lo que no pueden entender, dicen, es que “transcurridos diez años de tramitación de este proyecto, y tras superar todos los trámites y requerimientos necesarios, algunos de los que en su día apoyaron el desarrollo de esta infraestructura traten ahora de cuestionarla y paralizarla, sin que existan razones objetivas más allá de la confirmación de los riesgos de saturación producida durante estos años”.
La V-21 es la principal vías de acceso de mercancías de Castellón al Puerto de València. Según el Ministerio de Fomento, las proyecciones sobre la densidad de tráfico estiman que para dentro de diez años en esta carretera se registrará una intensidad media diaria de vehículos de 82.600, lo cual la colapsaría si no se hace la ampliación. Desde Fomento ya han advertido que si se paraliza ahora, la obra se puede retrasar diez años porque habría que realizar de nuevo toda la tramitación. Y ese dilema es el que le han trasladado al alcalde, como si alargaran Halloween, pero en lugar de preguntar truco o trato la cuestión es: ¿Atraso o ampliación? Por el momento la reunión que se iba a celebrar este viernes ya no se celebrará. No hay mal que por bien no venga; con el aplazamiento, el alcalde ha ganado tiempo para pensar una respuesta que consiga la cuadratura del círculo.