VALÈNCIA. Julio Bustamante canta, en una de sus canciones más conocidas, que "València no s'acaba mai", y poco a poco, se ha ido convirtiendo en un lema para la gente que quiere reivindicar la ciudad como un lugar, no solo para visitar sino para vivir. València se ilustra, el proyecto expositivo de La Rambleta, sigue en marcha, a pesar de las obvias limitaciones. Si bien se tenía previsto una exposición durante el mes de abril en un local, finalmente las seis ilustraciones que conforman esta parte de la edición se colgarán de manera digital, y se acompañarán con un encuentro digital conducido por la comisaria del proyecto, Cristina Chumillas, este jueves 23 de abril a las 19:00 en la página de Facebook de La Rambleta.
València se ilustra nació como una iniciativa que pretendía, a través de la ilustración, representar lugares de la ciudad de una manera diferente. "Al principio, los artistas optaron por representar lugares icónicos, hacer una especie de postal, pero poco a poco, la selección se está haciendo más personal, de rincones que no son tan reconocibles pero que las personas que lo ilustran nos quieren descubrir. Algunas ilustraciones ya no nos trasladan a un sitio, sino a una identidad", explica Chumillas. València no s'acaba mai.
Las seis obras, que se realizaron antes del decreto de Estado de Alarma, toman más fuerza que nunca durante el confinamiento. Tras seis semanas sin poder pulular por las calles, ¿quién se acuerda del centro de València? ¿Y de la playa? ¿Y de Ciutat Vella? ¿Qué habrá cambiado en esas calles? Vivimos en un momento en el que solo podemos recorrer unos pocos metros a la redonda de nuestra casa. La València que no s'acaba mai se nos ha quedado más grande aún. Por eso, València se ilustra también es la oportunidad para 'salir a pasear' a sitios donde no podemos estar físicamente.
La primera parada es San Isidro y su puente de entrada a València. Antonio H. Chumillas García, alias Tete Chumi, ilustra la ciudad que se asoma desde la carretera. El campanario de la parroquia de San Isidro aparece para recordar su niñez, cuando llegar hasta allí desde Patraix cruzando campos de cultivos, acequias y alquerías era toda una aventura.
La siguiente parada la propone Sergio Montal, que viaja a la Plaza Jesús, ilustrando el barrio en el que se crio y uno de los lugares que lo hace más auténtico, el mercadillo de los sábados por la mañana que tantas veces de pequeño recorrió con su madre, sin pasar por alto la estampa de las cúpulas azules por encima de los árboles. Pura València, la que no se visita, en la que se vive.
Adentrándonos más aún en el centro de la ciudad, Alba Casanova toma como protagonista al edificio Torner (1950), en la Avenida del Oeste, y de paso, pacifica en un mismo edificio todas las banderas posibles, desde una rojigualda a una antifascista. El edificio Torner se convierte así en un espacio lleno de contrastes y representa la diversidad del contexto en el que sobrevive.
Ya de vuelta a la periferia, Laura Rico, más conocida como Lau, arma un sentido homenaje a uno de 'los lugares' de la ilustración valenciano, Estudio 64, la librería-galería impulsada por Javier Undiano, que falleció el pasado mes de octubre. "València se ilustra siempre ha reivindicado la ilustración como herramienta", explica Cristina Chumillas, "pero este homenaje de Laura Rico es redondo", porque no solo se queda en el papel de la ciudad en la ilustración, sino que retrata uno de los lugares que hacían de la ilustración un papel en la ciudad.
El recorrido termina en el Cabanyal, con dos paradas diferentes. En primer lugar, Fran Mengual retrocede la mirada hacia el principio de su camino a través del Camino del Cabanyal, entre el instituto -donde estudió- y el cementerio, acorralados por algunos de los edificios más altos de la ciudad, pero junto a alguna de las pocas barracas y huertos que aguantan en esa zona. La València que resiste a la València que se construye. València no s'acaba mai. Julieta XLF, por su parte, recuerda el espíritu ansioso de libertad de la figura de María Cambrils a través de la Calle de la Libertad, actualmente conocida como la Calle de la Reina, en el barrio del Cabanyal, donde nació quien fue una de las pioneras del feminismo socialista.