MADRID. El tono cada vez más facilitador de Mario Draghi- perspectiva de mayor estímulo del BCE- y una actitud algo más suave de los funcionarios italianos han ayudado a aliviar la presión sobre la deuda italiana. De hecho, la rentabilidad del bono a diez años se ha situado por primera vez desde mayo de 2018 por debajo del 2% y ha continuado reduciéndose después de que la Comisión Europea (CE) se haya abstenido de medidas disciplinarias contra Italia. La CE ha concluido que no se justifica la puesta en marcha de un procedimiento de déficit excesivo. Sin embargo, la verdadera prueba vendrá en otoño con el presupuesto para 2020.
Aunque la sostenibilidad de la deuda a corto plazo de Italia no esté en riesgo, las perspectivas fiscales a medio plazo son complicadas. El año pasado el mercado desempeñó un papel importante en asegurar que el Gobierno italiano retrocediese en sus planes presupuestarios para 2019. Pero esta vez hay riesgo de que Roma utilice la baja rentabilidad de la deuda italiana para impulsar unos estímulos fiscales significativos que fracasen en promover el crecimiento económico.
Hay que tener en cuenta que Italia salió de una efímera recesión técnica el segundo semestre de 2018, con escaso crecimiento del PIB, 0,1% el primer trimestre de 2019. Esta expansión se debió a un aumento del 0,5% en las exportaciones netas -debido a la caída de importaciones- y 0,2% de la demanda interna, con 0,7% de lastre de los inventarios. Los datos recientes han sido mixtos, compatibles con estancamiento el segundo trimestre en el mejor de los casos.
Italia, al igual que otras economías, se ve afectada por la debilidad externa y una serie de incertidumbres. Su fabricación -muy expuesta a la demanda externa- representa una mayor proporción del valor añadido total que en Francia y España (aunque menor que en Alemania), lo que explica en parte el peor comportamiento de su economía en comparación con las de España y Francia, más orientadas domésticamente. Además, su demanda interna ha estado mostrando signos de debilidad, pero sigue resistente en la mayoría de los demás países de la Eurozona.
Gasto público
El caso es que el Gobierno italiano -en su revisión presupuestaria de mitad de año- ha reducido su objetivo de déficit para 2019 al 2,04% del PIB en comparación con 2,4% en abril, con ingresos mejores de lo previsto incluyendo ingresos fiscales 3.500 millones de euros mejores y 2.700 millones adicionales en otros ingresos (incluido dividendos de empresas estatales). Además, el gasto público será 1.500 millones de euros inferior al previsto este año respecto al programa de 'renta ciudadana' y jubilación anticipada. Así que el déficit estructural de 2019 mejorará 0,3% del PIB, en lugar de un deterioro del 0,2% acordado inicialmente con la Comisión Europea en diciembre.
Sin embargo, otra oleada de volatilidad política interna y/o conversaciones tensas con Europa sobre el presupuesto para 2020 pueden minar de nuevo la confianza de empresas y consumidores. De hecho, la evolución económica en Italia este segundo semestre probablemente se puede ver eclipsada por la política interna y seguimos esperando un escaso crecimiento de su PIB real, 0,3% en 2019, con riesgos a la baja.
Desde el punto de vista político hay que tener en cuenta que La Liga del viceprimer ministro Salvini ha reforzado su posición como primer partido político en Italia tras las elecciones al Parlamento Europeo. Más aún, la brecha entre los dos partidos gobernantes se ha ampliado significativamente y las encuestas sugieren que Salvini puede sacar al Movimiento 5 Estrellas (M5S) de la alianza. En concreto, una nueva coalición de centro-derecha en unas elecciones anticipadas puede cómodamente ganar más del 50% de los votos. De hecho La Liga está cerca liderar el país por sí misma. En la práctica Salvini puede considerar mejor hacer frente a la presión de los presupuestos para 2020 con el M5S y no en solitario.
Por su parte, el presidente de Italia, Sergio Mattarella, puede considerar que hay otras mayorías posibles en la actual legislatura si la coalición Liga-M5S se desmorona y, además, está decidido a evitar nuevas elecciones que pongan en riesgo la planificación presupuestaria. En cualquier caso La Liga puede esperar hasta que su mayoría absoluta se convierta en posibilidad real. De manera que no prevemos elecciones anticipadas en 2019. Eso sí, las tensiones entre La Liga y el M5S probablemente continúen.
Procedimiento de déficit excesivo
No obstante la amenaza de que se reabra un procedimiento de déficit excesivo sigue siendo elevada, pues la Comisión Europea va a seguir de cerca la ejecución presupuestaria italiana este segundo semestre y el proyecto de presupuesto para 2020 este otoño. El Gobierno italiano va a tener que introducir una subida del IVA por valor de 1,3% del PIB (23.000 millones de euros) para acatar las normas fiscales de la UE, sin lo cual la CE estima que el déficit italiano puede alcanzar 3,5% en 2020.
Sin embargo, La Liga y el M5S han insistido en que no introducirán estas subidas por lo que difícilmente pueden evitar nuevas tensiones con Bruselas, especialmente porque La Liga aboga por reducciones de impuestos de al menos 10.000 millones de euros. Aunque Giovanni Tria, ministro de Finanzas italiano, ha tratado de tranquilizar a los socios europeos señalando que encontrarán fondos para reducir el déficit. Algo tendrá que dar.
Nadia Gharbi es economista de Pictet WM