VALÈNCIA. Desde el año 2014 València se llena de arte emergente gracias a PAMPAM!, un programa artístico que pretende visibilizar el trabajo de las universidades públicas de la ciudad. Un jurado de diferentes agentes del mundo del arte y la cultura seleccionan a 10 estudiantes todos los años y a través de este concurso les ofrecen su primera oportunidad real para exponer de cara al resto del mundo. Mientras el edificio de Atarazanas acoge las exposiciones PAMPAM!22 y PAMPAM!23 cabe echar la vista un par de años atrás, para saber qué fue de los participantes en PAMPAM!21 y analizar su éxito. Esta generación ha tenido tiempo para poder madurar su trabajo y ahora recapitulan con perspectiva valorando lo que supuso PAM para ellos.
Estos diez artistas -en todas las ediciones- tienen que generar proyectos artísticos específicos para un espacio expositivo concreto, generando de esta manera un gran ejercicio para que posteriormente se adapten a galerías u otras salas. También cuentan por primera vez con ayudas para la producción de la obra y un catálogo de exposición, un empuje para poder profesionalizar y enmarcar su trabajo. Con motivo de conocer qué fue de sus proyectos y de su carrera artística Culturplaza conversa con tres nombres señalados entre los diez participantes del PAMPAM!21; ellos son: Miquel Ponce, Alicia Palacios-Ferri y Denis Mitkov. Todos ellos pueden decir que su carrera artística ha despegado, en cierto modo por causa y consecuencia de lo que supuso esta oportunidad expositiva para ellos.
El despiece Miquel Ponce
En su momento el PAM supuso para Ponce uno de los mayores proyectos artísticos hasta la fecha, además de un reto al trabajar en el espacio de Atarazanas, proyecto del que sigue aprovechando algunas trazas para su trabajo actual: “Mi trabajo ha seguido esa línea artística, luego hice una exposición con algunas de esas piezas, a nivel procesual y de materiales lo que he hecho ha sido evolucionarlos”. Para él esta oportunidad dentro de la incubadora de talentos fue poder “plantearse la realidad de ser artista” al tener que enfrentarse al reto de adecuarse al espacio: “Tenemos que preguntarnos cómo el espectador lo va a leer, por donde entra y que se encuentra. Cuál es el orden de las piezas y demás, es algo que no siempre se trabaja en la facultad, y al montar una exposición ves que todo es más susceptible a las lecturas del público”.
También considera que el marco de presentar la obra en València apoya enormemente a los artistas jóvenes que salen de la carrera y que tienen muchas ganas de exponer y visibilizar sus proyectos, que luego tomarán forma propia con el paso del tiempo. En su caso trabaja con los restos que se quedan fuera de la obra final, y trabaja por integrarlos en su obra actual. También trabaja mucho sobre cómo la obra se puede adecuar a los espacios, por lo que PAM fue su primera oportunidad para comprender esa parte de su proyecto artístico: “En uno de mis últimos proyectos utilizo el espacio como manera de generar la obra y juego a demostrar todas las entrañas de esto, desde bocetos a maquetas pasando por los planteamientos expositivos”, explica.
Actualmente trabaja con la galería Fran Reus de Palma de Mallorca en la que ha podido exponer algunas de sus obras creadas en PAM, también ha trabajado en el proyecto de Art Públic en la Universitat de València y a estado en Madrid trabajando con los estudios de una galería llamada We Collect. Además premiaron parte de su obra el año pasado en Quart de Poblet. Para él la clave de PAM es que le permitió desarrollarse como artista y creérselo: “Te dan esa posibilidad y por primera vez facilidades de cara a la producción y a presentar tu trabajo en un espacio, también es muy importante que puedas exponer en València y te permite un poco de visibilidad en el mundillo del arte. Es una primera toma de contacto con la realidad del sector del arte aunque aún desligado de las galerías”, explica.