La reunión del BCE, las elecciones en Reino Unido y la testificación del antiguo director del FBI prometen emociones fuertes en el mercado, a juicio del responsable de análisis del Mercado de Ebury
MADRID. La escasez de datos macroeconómicos a principios de la semana pasada provocó que las principales divisas cotizaran en niveles bastante ajustados hasta que se conocieron los datos de empleo de Estados Unidos el viernes, cuyos resultados mostraron mayor debilidad de la esperada. La creación neta de 138.000 puestos de trabajo fue inferior a los niveles de meses anteriores, a lo que el dólar reaccionó a la baja, finalizando la semana modestamente por debajo de la mayoría de las divisas del G10, excepto de las más sensibles al precio de las materias primas: el dólar canadiense, el dólar australiano y la corona noruega.
La relativa tranquilidad observada en los mercados en las últimas semanas debería dar paso a posibles episodios de volatilidad esta semana. Se espera que el jueves sea un día crítico por tres motivos:
La sorpresa negativa en el nivel de inflación de mayor en la Eurozona hizo caer al euro a principios de la semana pasada. La caída de la inflación subyacente, de 1,2% al 0,9%, ha sido especialmente relevante, ya que pone en tela de juicio la previsión que tenía el BCE sobre el aumento constante de la inflación hasta llegar a su objetivo.
Después de que se conociera el débil informe de empleo en Estados Unidos, el euro se las arregló para cotizar al alza y compensar sus pérdidas. No obstante, creemos que esta publicación reduce sustancialmente las posibilidades de que el BCE nos sorprenda el jueves con medidas agresivas. Creemos que el BCE se esforzará por no molestar a los mercados y hará declaraciones que den pinceladas sobre el camino que tomará su política monetaria. A su vez, pensamos que existe el riesgo de que el BCE no tome medidas de peso, lo cual repercutiría en la moneda común.
La semana pasada veíamos cómo los mercados ignoraban rotundamente los datos de segunda orden que se publicaban en el Reino Unido y se centraban en las elecciones generales del 8 de junio. Las encuestas continúan reflejando una carrera más reñida de lo esperado por los conservadores, en la que Theresa May solo está unos puntos por delante. Nuestra hipótesis sigue siendo que los conservadores se alzarán con la victoria a duras penas, y se utilizará un sistema de mayoría simple que ampliará los estrechos márgenes electorales en una cómoda mayoría parlamentaria.
Tanto las casas de apuestas como los inversores apuntan a un 20% de posibilidades de que el Parlamento quede indeciso o que los laboristas ganen. Dada la rivalidad de los sondeos, estos niveles son más que razonables. Aún así, es más probable que ganen los conservadores y es posible que seamos testigos de un moderado repunte en los activos de Reino Unido, en los que la libra no debería ser la excepción.
El decepcionante informe de nóminas en el país americano perjudicó al dólar en una reacción inmediata, aunque poco después hemos visto cómo el mercado ha apoyado al dólar por la certeza casi absoluta de que la Reserva Federal subirá tipos de interés en junio.
El débil dato de creación de empleo de solo 138.000 puestos en mayo, frente a las expectativas de 180.000, así como el hecho de que los salarios continúan aumentando a un modesto promedio anual de 2,5%, han sido una gran una decepción.
Enrique Díaz-Álvarez es director de Riesgos de Ebury