CASTELLÓ. La campaña citrícola ya arranca... y lo hace con buenas perspectivas, al menos en lo que a precios se refiere. No es habitual que antes de que comience el mes de septiembre las compras se encuentren tan activas como está sucediendo este año. De hecho, la Mesa de Cítricos de la Lonja de Valencia ya lanzó en julio un boletín para informar de la inusual actividad que se registraba; y el segundo de la campaña 2023/2024, cifrado la semana pasada, apunta a unas cotizaciones por encima de lo habitual.
Así, las operaciones van más avanzadas que en otras campañas: el año pasado a estas alturas la Lonja todavía no había dado ninguna información sobre compraventas, mientras el único boletín de la anterior a estas alturas reflejaba menos actividad y precios sensiblemente más bajos.
Por ejemplo, en lo que se refiere a la navelina, la naranja temprana por excelencia, actualmente el precio medio está en 0,25 euros por kilo, mientras el año pasado era de 0,23 y el anterior no llegaba a 0,22. Aunque estas cotizaciones pueden no ser suficientes para compensar la caída productiva y, sobre todo, el alza de precios de los inputs productivos (fundamentalmente de los abonos y fitosanitarios), en otras variedades el alza es más significativa.
Así sucede, por ejemplo, en mandarinas tipo satsuma, como okitsu y owari, en las que se observan precios medios de 0,32 y 0,27 euros el kilo respectivamente; esto es unos 5 céntimos más respecto a la primera semana de septiembre de 2022. A su vez, variedades de media estación, que habitualmente no suelen tener tantas transacciones a estas alturas del año, ya vienen materializando compras, y además, con precios sensiblemente al alza. Así es especialmente en oronules, que se está pagando a una media de 0,58 euros respecto a los 0,43 euros de inicios la campaña 21/22, señala el portal especializado Freshplaza.
Aunque es cierto que hace dos campañas esta variedad se pagaba al mismo precio debido a que arrancó con mucha fuerza por el rebufo de la pandemia -que elevó el precio en la segunda mitad de la temporada anterior-, el resto de las mandarinas mejoran cotización respecto a septiembre de 2021.
Detrás de esto está, como es lógico, la reducción de cosecha en la Comunitat Valenciana y en el resto de España que ya aventuran organizaciones como La Unió Llauradora y su matriz estatal Unión de Uniones. La caída del tonelaje, que se producirá fundamentalmente en las mandarinas y clementinas, está detrás de este auge de las operaciones de compraventa en campo.
Pero no solo eso. Los últimos precios relatados por la Comisión Europea este mismo mes de agosto, referentes a julio, muestran valores muy por encima (entre un 25% y un 30% más) a los del año pasado y la media de los cinco ejercicios anteriores. Esto, cuando todavía el inicio de la cosecha está lejos en Europa, se debe sobre todo a la dificultad para la importación.
Las complicaciones de Sudáfrica para cumplir con el tratamiento en frío en la fruta que envíe a Europa, así como la caída en su cosecha, debido, como en España, a diferentes incidencias meteorológicas, han hecho que muchos lineales europeos quieran garantizarse fruta para el inicio de la campaña autóctona. En el país africano, la ola de calor primaveral y el granizo estival han reducido los volúmenes de fruta de las zonas productivas del norte y las estimaciones de exportación se han modificado a la baja, tal y como ha señalado el director general de la patronal de exportadores sudafricanos, Justin Chadwick.
En esta tesitura, y a falta de conocer el aforo productivo para Europa y el resto del hemisferio norte (fundamentalmente Marruecos, Egipto y Turquía), el arranque de la campaña está siendo prometedor para los productores, algo que, asimismo, suele beneficiar a los comercios, que también sitúan su producto a mejores precios. Falta por ver si este incremento puede compensar el alza de los gastos, una inflación a la que no es ajena el campo, ni los almacenes.