VALÈNCIA (EP). El proceso de desinflación en curso en la zona euro ha permitido al Banco Central Europeo (BCE) mejorar sus previsiones y ofrece una mayor confianza a los miembros del Consejo de Gobierno, "pero no la suficiente", según ha afirmado la presidenta de la entidad, Christine Lagarde, quien ha asegurado que, si bien en abril habrá un poco más de información, habrá "mucha más en junio".
"Hay una clara caída en marcha y estamos logrando avances hacia nuestro objetivo de inflación y como resultado tenemos más confianza, pero no la suficiente y claramente necesitamos más evidencias, más datos", ha asegurado Lagarde en la rueda de prensa posterior a la reunión del Consejo de Gobierno del BCE.
En este sentido, la francesa ha recordado que algunos de estos datos llegarán en los próximos meses, lo que permitirá al BCE saber un poco más en abril, "pero sabremos mucho más en junio", añadiendo que esta ha sido la conclusión del debate durante la reunión de este jueves en el Consejo de Gobierno, que en su anterior cónclave ni siquiera había entrado a valorar la cuestión de cuándo abordar el giro en la política monetaria.
De hecho, la presidenta del BCE ha querido dejar claro que no hubo ninguna discusión al respecto de bajar los tipos en este encuentro y que el órgano de gobierno de la entidad únicamente acaba de empezar a debatir el ajuste de su postura restrictiva, ya que el banco central requiere de "mucha más información en los próximos meses para tener suficiente confianza".
"Hubo un amplio acuerdo general sobre el hecho de que obtendremos muchos más datos e información en junio", ha resumido Lagarde, precisando que lo que se está viendo en los datos en este momento indica ciertos movimientos "direccionalmente buenos", pero no lo suficientemente fuertes y duraderos por el momento como para dar suficiente confianza.
El BCE ha mejorado sus proyecciones de inflación para 2024 y 2025 debido, fundamentalmente, a una menor contribución de los precios de la energía, y ahora anticipa que la tasa general se sitúe en promedio en el 2,3% este año y baje hasta el ansiado 2% en 2025 para situarse en el 1,9% en 2026. De excluirse el impacto de la energía y los alimentos, la variable subyacente se quedará en el 2,6% en 2024, el 2,1% en 2025 y el 2% en 2026.
A este respecto, si bien el BCE sigue analizando los tres componentes de las perspectivas de inflación, incluyendo la inflación subyacente y la fortaleza de la política monetaria, la francesa ha admitido que el banco central está especialmente atento a la evolución de los salarios y los beneficios.
"El coste laboral unitario y el beneficio unitario son dos elementos a los que estaremos especialmente atentos y seguiremos estando atentos", ha explicado, ya que, mientras las demás variables en general están disminuyendo hay una que no y es la inflación interna, determinada en gran medida por los servicios, intensivos en mano de obra y, por lo tanto, muy sensibles a la evolución de los salarios.
"Son los dos componentes en los que nos centraremos especialmente y trataremos de concentrarnos para ver si hay confirmación o no de este comienzo de moderación que estamos viendo en el frente salarial, y confirmación de lo que se ha observado sobre las ganancias, en cuanto a si los beneficios absorben o no los aumentos salariales y actúan como amortiguador", ha añadido.
En cualquier caso, la presidenta del BCE ha dejado claro que la institución no esperará a bajar tipos hasta que la tasa caiga al 2%, mientras que ha defendido que, a pesar del enfriamiento de la previsión de la expansión del PIB para este año, "no se trata de sacrificar el crecimiento", ya que las proyecciones del BCE contemplan una recuperación en 2024 y, sobre todo, en 2025 y 2026.
Por otro lado, cuestionada sobre el ritmo de alivio de la postura restrictiva de la política monetaria del BCE una vez que la entidad decida comenzar a recortar los tipos de interés, Lagarde ha evitado comprometerse con ningún ritmo o magnitud, recordando que la institución seguirá siendo "dependiente de los datos".
"No me comprometería con ningún tipo de ritmo o magnitud porque seguiremos dependiendo de los datos", ha asegurado para explicar que el BCE seguirá observando cómo evoluciona la economía, cómo se mueve el mercado laboral, cómo se moderan los salarios, el impacto del ajuste en la financiación de la economía, y tendrá en cuenta todos esos factores se tendrán en cuenta para determinar los movimientos futuros.
Asimismo, la francesa ha reiterado que el BCE actúa de forma independiente y hará "lo que tenga que hacer cuando tenga que hacerlo", al margen de ser consciente del entorno internacional en el que opera y en el que la Reserva Federal también actúa.
"Pero si se dan las condiciones, si nuestro diagnóstico es bueno, haremos lo que tenemos que hacer", ha apostillado.